XXXII

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Existe una sensación que pocas personas experimentan, una especie de sentimiento de que el tiempo, por unos segundos, deja de funcionar. El mundo se detiene y con el, todo a su paso. Es como si se congelase todo a tu alrededor y tu te quedarás ahí, viendolo y admirandolo. Es un sentimiento que no ocurre todos los días y que no se siente real una vez que sucede.

Ese mismo sentimiento era el que Mínho estaba experimentando. Lo había sentido tiempo antes, cuando le dieron la noticia de que su madre no había ganado la batalla contra el cáncer o cuando el Olmo estaba totalmente quemado. Ver a Jisung siendo vilmente apuntado por un arma de fuego, le había sacado el alma del cuerpo y se la había vuelto a colocar.

Chris abrió sus ojos con sorpresa, no había creído nunca que su propia madre sería capaz de algo así. Podía odiar la sexualidad de su hijo pero, ¿Matarlo por ello? ¿Condenarlo a una decisión suya? No tenía ningún derecho. Es un humano y ella estaba interfiriendo en sus derechos como persona. No estaba bien y ya superaba cualquier límite.

Jisung no se podía mover, había visto escenas así en las películas e incluso en los libros, pero ahora diferente. La mayoría de las veces el que sostiene el arma tiene una razón para matar a la otra persona, deudas, celos o incluso un pasado. Pero Jisung solo tenía el corazón desviado y no le estaba causando daño a nadie, ¿Porque merecía todo ese trato?

—Porfavor, ¿Podemos hablar tranquilamente sin meter a Jisung y un arma de por medio? —Pidió educadamente el papá de Hyunjin, notando como su propio hijo comenzaba a respirar agitadamente al ver toda la escena. Nada estaba yendo de manera correcta y era obvio, esa señora había perdido todos los cables.

—Si te acercas, le disparo. —Amenazó ella, alzando el arma aún más cerca de Jisung. El menor comenzó a sentir su barbilla temblar, no quería morir, no cuando tenía al menos una razón para vivir.

—¿Que es lo que quiere? ¿Matarlo? ¿A su hijo? —Chris intervino, acercándose dos pasos a la escena, su ceño estaba fruncido y se notaba espanto y miedo en su mirada. Perder a Jisung no le vendría nada bien a una persona que ya lo consideraba su propia familia.

—Jisung dejó de ser mí hijo hace tiempo. Yo solo trató de educarlo así la gente como él se extingue de una vez. —Aclaró la mujer, tomando bruscamente del brazo al castaño y atrayendolo a su cuerpo. Mínho se tensó en su lugar mirando cada detalle que ocurría al frente suyo. —Lo llevaré a mí casa, le prepararé su valija, se irá del país con su futura esposa y vivirá lejos de todos ustedes. El primero que diga algo al respecto, lo mato a el y a Jisung. ¿Fui clara?

—Estas loca. —Soltó en un suspiro su propio abogado, sabia sobre el plan de salir ilesa del juicio, pero no tenía idea de que apuntaría al menor con un arma y le plantearía en segundos toda su vida.—Hay una ley verdadera que no te va a permitir dar ni cinco pasos acá afuera.

La señora Han se dió media vuelta y con el dedo en el gatillo, apretó fuertemente disparando justo en la pierna del abogado, quien soltó un grito desgarrador al sentir todo el dolor expandirse en su cuerpo. Jisung tapó sus oídos asustado, mientras Hyunjin soltaba un grito para nada disimulado.

—¿Alguno otro quiere aportar algo? Jisung se viene conmigo. Cambiaré su enfermedad y ustedes se olvidarán de el. —Amenazó la rubia con el arma en sus manos y volviéndola a colocar en la cabeza del menor. Luego miró directo a Mínho—. Sobre todo tu, asqueroso animal.

Jisung abrió los ojos solo para apoyarlos con miedo en los de Mínho. Sentía todo su cuerpo temblar y la poca fuerza que había ganado esa última semana, con un chasquido ser había esfumado. Volvía a esa sensación de estar entre rejas bajo su propio hogar y entre su propia familia. Estaba volviendo a sentir como sus raíces eran cortadas y su propio jardín se pudría.

GARDEN - [Minsung] [FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora