Desde cero

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"Emilio....E...mi....lio...., mi cabeza ronda por su nombre dia tras dia, noche tras noche, minuto tras minuto, mientras mas lo digo menos sentido tiene para mi, cada vez se vuelven mas lejanos los golpes, las balas y la sangre que lo eh visto derramar incluida la mia.
Eh perdido la cabeza, pero el odio sigue ahí continuo en mi sentir.
Eduardo debe de estar vuelto loco por no verme regresar los primeros días, debe haberme dado por muerto ya, y por el contrario estuve en una cama comodisima con sabanas limpias y mas blancas que mi filipina de practicas hospitalarias, solo espero que no huya de este lugar sin mi.
Puedo escuchar algunas voces en la casa pasado el medio día, no se con exactitud a que hora pero si se que es la voz de Adler, tampoco se que dice excepto en algunas ocasiones que maldice en español y Agneta no puede entenderle.

Muero de aburrimiento aun que creo que no debería de quejarme de ello pues podría estar mucho peor, pero con la prohibición se que uno de los únicos dos seres humanos  que pueden entenderme no pueda hablarme y el otro solo se dedica a verme comer y dormir es desesperante, y si tengo que volver a escuchar al general tener sexo ruidoso juro que voy q darme un tiro en la cabeza yo mismo.

Joaquin."















Emilio se miraba por milésima vez al espejo con frustración, a quien quería engañar cubriendo sus rizos con abundante gel?, era obvio que estaban ahí por mas que intentara aplacarlos, su vestimenta era demasiado formal según el, pero tampoco tenia mucho que usar

Resopló y viendo que no quedaba mas tiempo para volver a cambiarse tomo su gabardina y salió de la habitación de hotel

Mientras caminaba sus nervios lo traicionaban diciéndole que regresara al su habitación y no saliera por lo que restaba del día y antes de que terminaran por convencerlo llego a la cafetería de los padres de Joaquin

Se quedo mirando por los ventanales al chico de pelo negro y abundantes lunares mientras servía café y entregaba sándwiches de jamón

Sin duda había crecido, ya no era un niño, ya no era el niño que conoció, restos de barba recién cortada se asomaban por su barbilla, su cabello llevaba un peinado distinto e incluso estaba un poco mas alto, su cuerpo no era tan delgado y su piel ya no era pálida
Emilio se sentía abrumado por los cambios pero a la vez no podía evitar pensar que se miraba condenadamente atractivo, era su aire de madurez y la extraña confianza en si mismo volviéndolo un hombre extrovertido lo que lo descolocaba un poco pero le encantaba pues lo miraba realmente feliz, como nunca lo fue en el campó

Joaquin lo miro a travez de la ventana y sonrió

Tardo unos segundos en remover su delantal y tomar su chaqueta para salir
-pensé que ya no vendrías- dijo Joaquin sonriendo
-lo siento, aun no me acostumbro al metro-mintió Emilio
-si puede ser algo confuso...apenas me dejan tomarlo y no entiendo muy bien que sucede
-no te dejan tomarlo?-pregunto el rizado como si no lo supiera ya
-no, a mis padres les da miedo que lo use
-que edad tienes?
-22 casi 23-dijo apenado
-bueno, me alegra saber que al menos eres mayor de edad-rio Emilio, ambos comenzaron a caminar pie la cera
-tu que edad tienes?
-27, casi 28-se encogió de hombros con pena, ahora que lo escuchaba en voz alta se dio cuenta de la diferencia de edad
Casi cinco años, wow

-es bueno tener amigos mas grandes, te ayudan a ver las cosas con más madurez-dijo Joaquin
-no soy la mejor figura a seguir
-algo bueno debes de tener-palmeo su hombro

Los movimientos de Joaquin eran despreocupados, curiosos y con confianza, a Emilio le gustaba darse cuenta que aun que la mente del peli negro no lo recordara su cuerpo si lo hacía y lo miraba en el rostro del contrario

InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora