Little lessons. [Eruri]

0.

La guerra había terminado.

Ya no habían más titanes en el mundo y aquellos que lucharon por el bien de la humanidad podían descansar luego de tanto sufrimiento que vieron sus ojos. O por lo menos así fue en el caso de Levi Ackerman, un simple soldado que había dejado todo de sí, cuerpo, alma y hasta los vínculos más importantes en su vida, todo para que la humanidad saliera adelante.

Todavía faltaba mucho y él lo sabía mejor que nadie, pero ya estaba cansado y su corazón se sentía más tranquilo desde que vió los rostros de los caídos, de aquellos que quiso y de la única persona que genuinamente había amado en todos sus años de vida. Sólo quedaba dejar el mundo en las manos de ese chico que tenía la misma mirada de su amado y rogar que lo ayudara desde dónde quiera que estuviera, porque Levi ya no estaba para esas andanzas.

Por esa razón decidió residir en Mare, subirse a un barco y zarpar hasta algún lugar dónde sus propios compatriotas no lo traten como un criminal por ayudar al exterminio de Eren Jeager, el hombre que acabó con el ochenta porciento de la población mundial.

Un leve suspiro brotó de los labios del ex-capitán de la legión de reconocimiento mientras miraba el extenso océano justo delante de sus narices, ese enorme lienzo azul que se parecía tanto a los ojos de aquél hombre que había amado como nunca amó a nadie en ese mundo. En ocasiones como esa, respirando la tranquilizante brisa del mar, se preguntaba que hubiera pensado Erwin de todo lo que ocurrió, pero extrañamente la presión dolorosa ya no estaba ahí, ya no sentía culpa o dolor cuándo pensaba en todo lo que pudo hacer por él, sólo existía paz, una dulce y casi melancólica paz que inundaba su ser.

Había logrado honrar la memoria de su amado comandante y pudo cumplir esa maldita promesa que lo perseguía hasta en sus cortos sueños, ya no recordaba esa expresión triste en el rostro de su persona especial, sólo podía visualizar esa suave sonrisa que le dedicaba todos los días días y la expresión tan vulnerable que le regalaba cuándo besaba sus labios como si fuesen su única salvación en ese cruel mundo.

—¿Está bien, Levi-san?.-Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuándo esa suave e infantil voz inundó sus oídos rompiendo su contacto visual con esa enorme masa de agua que le recordaba tanto al amor de su vida.

Colocó su mirada sobre la dueña de esa vocesita y no se sorprendió al ver a esa pequeña castaña de enormes ojos cafés con destellos miel que respondía al mismo apellido que el ex-portador del titan acorazado. Esa niña parecía admirarlo y se ponía un poco nerviosa cuándo él estaba al rededor, algo que distaba totalmente de esa mocosa que había conocido por primera vez. No había pasado tanto tiempo, quizá unos cuántos meses, pero aún así todo cambió tan rápidamente que era hasta gracioso, claro, dentro de toda la tragedia que los perseguía.

—Si no quiere hablar puedo quedarme a hacerle compañía, no es lindo afrontar la tristeza estando solo, ¿no le molesta?.-Volvió a hablar esa niña que no pasaba de los doce años, en su voz había pura honestidad y algo de preocupación por el hombre en silla de ruedas, pero él no pudo evitar que sus recuerdos se dispararan con esas simples palabras.

"Si no quieres hablar puedo quedarme a tu lado, Levi, pero no me alejes"

Recordó las palabras que ese hombre le dijo hace tantos años y la sensación de dolorosa nostalgia inundó su frágil corazón mientras veía la enorme sonrisa que la pequeña niña le estaba regalando en ese momento. Un suave suspiro se escapó de sus labios y sintió como la herida de los mismos tiraba un poco, pero aún así curvó su boca en una suave sonrisa sabiendo que ese día no se libraría de esa pequeña criaturita tan extrovertida y peculiar.

—Puedes quedarte.

Y ese día fue el primero de muchos.