La luz

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Una mañana algo soleada en Pucón, se encontraba una niña sentada en una silla en el patio de su casa de veraneo. Ella estaba rodeada de un bello y tranquilizador verde. Sin embargo, había un silencio lúgubre y nostálgico que permitía el florecer de los recuerdos que ella tenía de su difunta abuela, la extrañaba mucho, demasiado como para ser sano, pensaba ella, era un dolor punzante y aunque se encontraba rodeada de un bello jardín, igualmente se sentía ahogada en la oscuridad. 

Mientras ella miraba a la nada inmersa en sus pensamientos penumbrosos, un rayo dorado la ciega, ella mueve la cara, evitando la luz, pero la encuentran nuevamente, ella vuelve a moverse con fastidio, pero el dorado la vuelve a encontrar, ella se levanta y huye, pero los rayos la persiguen de forma coqueta y tintineante. De repente, siente una brisa pasar por su oreja y se escucha una melodía, sorprendida retrocede y vuelve a escuchar otra melodía junto al vaivén de su cabello, de la nada pasa un fuerte viento que mueve las hojas de los árboles, sin esperarlo, la melodía que escuchó se hace más fuerte y se convierten en música, las hojas danzan al compás del viento mostrando sombras y luz; de un momento a otro, el patio de su casa se vuelve una fiesta más parecida a una discoteca, con buena música, baile y luces.

 Ella está pasmada ante lo que ven sus ojos, no entiende qué ocurre ni cómo es posible, pero comienza a disfrutar de la música y de apoco sigue la melodía con sus movimientos. Ahora, ella baila junto a las hojas y flores, alumbrada por las luces del sol y ensimismada en la melodía del viento, cierra los ojos. Por consiguiente, escucha "¡Ignacia!"

- Ignacia, mira las flores, ¡que hermosos sus colores! (inhala profundamente)

- y qué delicia el viento...¡Qué maravillosa es la creación de Dios!

Ignacia, ve su resplandeciente sonrisa dirigiéndose hacia ella y sus brillosos ojos, que la miraban risueños y con un amor desbordante.

 Abre abruptamente sus ojos y se encuentra con la danza de la naturaleza de su jardín, pero ella para de moverse, inmediatamente las flores y hojas también detienen su vaivén. Asimismo, la melodía desaparece con el viento y los rayos vuelven a su lugar fijo. 

Ignacia piensa "ya veo, porque ella disfrutaba tanto de la naturaleza, gracias abuela".

La Danza de la NaturalezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora