La discusión

1.2K 87 50
                                    

Templo Jedi. Algunos días después

La puerta de la sala de meditación se abrió un segundo antes de que Obi Wan llamara, dejando a la vista al maestro Yoda, sentado en uno de los cojines redondos. El hombrecillo no abrió los ojos y permaneció en silencio hasta que el más joven tomó asiento y los latidos de su corazón fueron amortiguándose.

—Mmmmm... Inundado de preocupación te encuentro por mi llamada, Obi Wan. Anticiparte a lo que crees que sucederá no deberías, pues en verdad nada grave es, según se mire.

Había muchas cosas preocupando a Obi Wan, en realidad y, aunque las mantenía a raya, no podía evitar que la llamada del maestro Yoda le pusiera nervioso. Sus palabras ayudaron a que su ansiedad se rebajara considerablemente.

—Maestro Yoda, le escucho. ¿Qué es lo que sucede?

Se había hecho una lista mental con una serie de asuntos que el maestro podría querer tratar. Todos tenían que ver con Anakin.

—Pocos años atrás, un padawan díscolo tuve, ¿sabes, ah? Todos lo son, en la adolescencia. Pero un verdadero dolor de cabeza era ese, sí...—se puso a narrar con los ojos perdidos en el pasado—. Mal se llevaban sus compañeros y él, por su carácter irritable y orgulloso. Salvo con una chica, ¿eh? Con el resto peleaba a menudo. Empeño, sudor y lágrimas costó enderezarlo. Personalmente me ocupé. Un dolor de cabeza... Un día concreto recuerdo. A un compañero arrojó al jardín desde el segundo piso. Disculparse nunca quiso... —acabó mirándole por el rabillo del ojo, con una sonrisa afable.

Obi Wan asintió y no pudo evitar esbozar una sonrisa nostálgica. Seguro que él guardaba mejores recuerdos de esa época que sus maestros. No pudo evitar pensar en Qui Gon y en todo lo que le hizo pasar en su juventud.

—Me parece que he escuchado esa historia antes... —dijo sonriendo a medias. Luego negó con la cabeza—. A Anakin no le resulta tan difícil disculparse como a mí en aquella época.

—Sí..., sí... Rápido ha sido su descargo, aunque sincero... Mmmm —Yoda negó con la cabeza, volviendo a su rictus serio—. Poco creíble, a mi juicio. ¿Qué es preferible? ¿Una obcecada negativa porque injusto consideras un castigo, o una disculpa hipócrita para que en paz te dejen tus preceptores, ah?

—La primera, maestro. La segunda no solventa el problema, solo alarga y acrecienta la frustración y desemboca en más conflictos —respondió sinceramente y por experiencia. Suspiró lentamente por la nariz, relajando los hombros—. ¿Qué ha hecho Anakin esta vez?

Obi Wan miró al pequeño maestro con el ceño fruncido de preocupación.

Yoda asintió, solemne.

—Una gran pelea ha habido en la clase hoy. Mía es la culpa por ausentarme un instante y sincero perdón te pido. A sablazos empezó y a puñetazos acabó, como si de golfillos vagabundos se tratara. Más sensatos son los younglings que ellos...

Yoda suspiró, cogió su bastón del suelo y picó a Obi Wan en el pecho.

—De comenzar dicho alboroto, tu padawan culpable es.

El joven jedi suspiró, asintiendo con la cabeza con evidente disgusto.

—Hablaré con él, maestro Yoda. Le pido disculpas por su comportamiento. Me haré cargo enseguida de la situación.

—Sí, ocuparte debes.

Yoda se levantó y caminó hacia él, palmeando su rodilla con cariño.

—Enorme fue la carga que depositó en tus hombros Qui Gon, amigo. Pero que a la altura estás, nunca dudes. Si en esa cabezota tuya meter pudimos algo de seso, hacer tú lo mismo podrás, ¿mmmm? Firmeza.

El mal menor (Obikin 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora