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—Me duele el cuello, entonces me quedare en casa de tus padres, mientras tu estas solita en aquella mansión de sus suegros —dijo la castaña.

—algo así, solo por los dos días que estarás aquí, después de eso nos iremos los tres de nuevo a la ciudad.

—bien, bien y cuando conoceré a los lobos sabrosos, crees puede existir no para mí, mirarme este cuerpecito puede ser de un lobo —dijo Francis tocándose todo el cuerpo.

— ¡Francis! Y tu honey.

—Paso a la historia cuando mencionaste a los lobos

—Francis, eso no podría decírtelo, solo mantén un perfil bajo no quiero que las demás lobas se alteren que una humana esta alborotado todo.

—Que exagerada, bien ya que te vas, me quedare en tú cuarto, es lindo.

—Sí, mis padres siempre nos han dejado arreglar todo a nuestro gusto, a mí me gustan mucho los conejitos solo no toques ese —señalo uno grande.

— ¿Te refieres a este? —dijo ella tomándolo. —No soy tan sucia, lo de aquel fue un juego.

—Un juego que ya no me quise por tocarlo, bien te dejo pórtate bien y descasa y no salgas al bosque entendido.

—sí, si tu vete y has mas conejitos. No puedo creerlo que estés embarazada lo atrapaste suertuda.

—No lo atrape, solo paso. No sé qué va a pasar, creo que Sandro necesita ir a escuela para futuros padres, me ha contado como es con sus sobrinos y realmente no quiero que sea con el mío, sé que es amoroso con sus hermanas, pero ahora soy yo la dueña de todo.

—Mírala tan seriecita y sacaste las garras —aventó un cojín sobre su cara.

—Francis cielos, solo no salgas de noche, no hay peligro pero es oscuro y puedes accidentarte te conozco eres muy curiosa.

Se despidió de ella, lo único que faltaba era cobijarla en la cama, vio a su madre cerrando un libro, su padre se había ido a dormir, le dio un poco de jaqueca la voz de Francis haciéndola dudar.

Uno: Sandro era un exagerado siempre pensado lo peor de su lobo.

Dos: su padre la hizo pensar que tal vez la voz de Francis era exagerada.

Y tres: ya estaba acostumbrada a su voz

—Es muy linda, así que le has prometido un lobo Hera, ¿Cómo está eso?

—Solo le comente la verdad de lo que somos, pero nunca le prometí nada por la diosa Amaya que no lo hice.

—Sabes que Amaya no le gusta que juren por ella, aún no está acostumbrada, pero bueno tu amiga tiene una energía muy grande.

—si algo así espero que no les moleste que se quede aquí, Sandro tiene jaqueca y no quiso que se fuera a casa de sus padres, y entiendo es mi invitada.

—No es el único mando a tu padre a la cama, con sus preguntas de lobo, es como una niña iluminada por nuestro mundo —sonrió su madre. —bueno nos vemos mañana cariño, será un día largo.

Subió al coche, la casa de los padres de Sandro están en la orilla casi antes de las montañas, donde el señor Sebastián había construido con buena vista, miro a Sandro como la noche reflejaba su rostro. Recargándose en su hombro mientras el conducía.

***

Francis jugo con su celular tomando selfies, realmente estaba algo aburrida, no podía conciliar el sueño, su mente trabajo, eran más de la una de la madrugada, miro por al ventana la luna iluminaba mucho el lugar.

«No es peligro» pensó ella ante las palabras de su amiga.

Se puso sus tenis, junto con una coleta bien ajustada en su cabello y aquella chaqueta de peluche, camino de puntillas saliendo de ahí, odiaba que el piso fuera de madera rechinaba demasiado, pero al fin pudo salir por la puerta de atrás. Solo sería dos días y eso incluía el de hoy y mañana conociendo a Hera no la dejaría explorar más allá de las tierras.

Vago por el bosque abrazándose, realmente hacia mucho frio, su chaqueta de peluche no cubría sus piernas desnudas, ante el diminuto short que llevaba puesto, escucho unas risas, poniéndola alerta. Era mejor irse por otra parte.

Miro amas partes estaba perdida, pero quien la manda solo a ella, camino a prisa y con los dientes rechinado por el frio.

-Carajo, Francis –se dijo a ella misma.

Continuo pero ahora si estaba más perdida, tenía miedo de morir aunque era algo exagerado, tenía la piel chinita, por la misma corriente. Escucho unos pasos corriendo como si su vida dependiera de ellos.

Se detuvo casi resbalarse en al orilla del rio, quedando a nada.

— ¿Quién anda ahí? Escucho decir más bien gruñir como animal.

La humana se abrazó, vio cómo se movían aquellas ramas y unos ojos brillantes la miraban, su corazón salto sin previo cayendo en el rio ante un grito fuerte.

Lucho ante el agua helada, el choque de otro cuerpo sobre el agua se escuchó, no podía ver con claridad, sintió el cuerpo de alguien sujetarla en la oscuridad, logrando respirar.

Francis trato de quitar sus cabellos de su rostro, aun siendo abrazada por el extraño. Llevándola a la orilla.

—Gra... Gracias –dijo ella chocando sus dientes.

Miro al hombre aun con la oscuridad sin ver bien su rostro.

—No agradezcas pequeña humana —escucho decir cercas de la orilla.

—E...Ere...

—Mia.

***

Despertó con un delicioso aroma a desayuno en su cama, Sandro se acomodó a su lado atendiéndola, ahora más que nunca, y aunque debía hacerse la idea le costaba mucho, no pudo dormir velando los sueños de ella.

—Que tanto piensas, —dijo ella degustando una tostada.

—Cómo será, supongo que ambos somos híbridos Hera, estoy algo no sé cómo decirlo.

—Preocupado, por cómo será, yo también pero no quiero pensar solo disfrutar a mi esposo y lo demás que vaya fluyendo no crees dijo ella con una sonrisa.

—Me gusta como tienes el cabello —dijo ahora el tocando sus rizadas hebras

—Mi cabello es un caos, soy la única mis hermanas son lacias y yo sin suerte —insinuó ella su pecho.

—No me he quedado al contrario son mías —dio un beso en sus labios.

Como no amarlo pensó Hera, Sandro realmente había cambiado mucho y eso se apreciaba en cada detalle.

—Ahora vamos que una fiesta no se hace solo sin la anfitriona.

Hera estaba contenta, estaba su familia, miro a su amiga que estaba muy seria no se había movido de su lugar, era como una pequeña niña asustada. Tomo de su refresco, Sandro estaba con su padre y con el suyo, continuo mirando. Dejo el vas en la mesa.

—Y ahora tú que tienes —dijo Hera a su amiga.

—Nada —dijo seria.

—Francis te conozco.

—Hera no es chocolate es vainilla.

La bruja parpadeo ¿Vainilla? Su amiga se tomó la bebida alcohólica de un jalón.

—Eso me pasa —señalo

Hera miro a donde señalaba su amiga, estaba Andrew mirando a Francis con los ojos dilatados.

—No debí ir al bosque.

HIBRIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora