𝔲𝔫𝔬

5.2K 309 125
                                    

Nota de autor. Me he tomado la tarea de rescribir un viejo one-shot anteriormente titulado "Dulce vino", ha salido esto. Estaré publicando la siguiente parte en unos cuantos días. 

Saludos.

ISLA KURAIGANA
Seis meses desde la separación de los piratas sombrero de paja.
— Castillo, hogar del Shichibukai Dracule Mihawk —

Mihawk no es una persona que suela cuestionar sus decisiones, debido a que confía plenamente en su razonamiento a la hora de tomar cualquier decisión; es alguien racional e inteligente, por lo que nunca se cuestionó respecto a algo. Así qué, ¿por qué comenzar ahora? Él no creyó que acoger como discípulo a Roronoa Zoro se volvería un problema. Roronoa es alguien digno de su admiración, lo supo cuando cruzaron espadas por primera vez y lo afirmó hace seis meses, cuando el muchacho se inclinó ante él, en busca de ayuda para volverse más fuerte.

Sus ojos dorados fueron nublados por todas esas buenas cualidades que vio en el ex cazador de piratas, porque la admiración que Mihawk siente por el joven pirata fue suficiente para que no analizara el simple hecho que, por más digno de admirar que fuera, no conoce profundamente al chico. Porque detrás de esa admiración, se escondía un sentimiento de deseo que, para su desgracia, no fue capaz de notar antes.

Y vamos, no es culpa de Mihawk, en su defensa, solo cruzó espadas con Roronoa una vez, tiempo insuficiente para darse cuenta de que existía ese sentimiento. Pero claro, el tiempo de encuentro fue tan insuficiente que en realidad no habría que existir sentimiento alguno. Definitivamente se contradice un poco, pero no es el tema.

Con el paso de los meses, Dracule ha clasificado a su joven discípulo como "un descuidado, testarudo e irritante joven, encaprichado con la búsqueda de derrotarlo", de esto, solo tolera lo testarudo, adjetivo que, por más malo que parezca, es de donde nace la perseverancia del joven pirata. ¿Es algo sorprendente? No. Ojos de halcón atribuye la conexión de estás dos cosas a la corta edad que tiene Roronoa.

Aunque su tolerancia ha comenzado a desgastarse esta última semana, debido a la nueva meta de entrenamiento que el propio Roronoa se ha impuesto: sorprenderlo.

Suena absurdo, al menos ante los oídos de Mihawk. A raíz de todos sus entrenamientos, Roronoa se dio cuenta de que, en realidad, jamás ha sorprendido a su maestro en el campo de entrenamiento y, como era de esperarse, Zoro se lo ha tomado como un reto. ¿El resultado de esto? En el transcurso de esa última semana ha tenido al pirata prácticamente encima suyo, haciendo que ambos quedaran en un par de situaciones un tanto comprometedoras.

Al inicio fue cómico. Tener a Zoro acechando entre las sombras, siguiéndolo en silencio y lanzándose sobre él en busca de la mínima reacción de Mihawk, es hilarante. El problema es el despertar de ese sentimiento de deseo hacia el joven espadachín, esto hace que Mihawk realmente disfrute la atención de Zoro, lo está disfrutando más de lo que debería en realidad.

Hace no más de dos días hubo una situación que le eriza los vellos del cuerpo a Mihawk cada vez que la recuerda; el chico intentó arremeter como él con un bokken de madera, la única arma que tiene permitido utilizar dentro del castillo, por cuestiones de mantener el poco orden en el sitio. Se encontraba caminando con el periódico en una mano, buscando en cuál de sus sillones sentarse a leer un rato; fue cuando pasaba junto al sofá más grande el momento del ataque. Lo escuchó venir, por lo que su reacción fue rápida y precisa, dando como resultado que Roronoa terminará inmovilizado contra el sofá rojo, a merced de Mihawk, que con un brazo mantenía al chico con el mueble, mientras que con su mano libre atrapaba el bokken, que segundos atrás había volado por los aires.

Tan dulce como el vino | One PieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora