Había llegado el atardecer de aquel sábado. Tras su breve charla con Nagisa, Chikaru se dirigió a su habitación y se tendió en la cama. No podía negarlo: se había enamorado de Tamao y esperaba tener una oportunidad con ella. El problema era que, en ese momento, la peliazul se encontraba en la ciudad con Chiyo en una cita. No quería sentir malestar, pero le era inevitable; deseaba por lo menos una chance y ver qué tal.
Hasta la persona más calmada y centrada podía percibir cómo ebullían sus sentimientos cuando se enamoraba.
—Tamao-chan...
Aquel nombre salió de sus labios casi como si la estuviera invocando. Después de Makoto, no pensó que se podría volver a enamorar; pero la personalidad de la chica de Miator la había cautivado. En el fondo, quería ser un poco egoísta aunque fuera por una ocasión y adelantarse a Chiyo, pero pensaba que eso solo causaría más dolor a todas, y eso era lo último que deseaba.
Aguardaría un tiempo más, como un brote en tierra congelada. Si las cosas se daban para ella, iba a florecer, sin ninguna excusa que la atara.
(...)
—Te agradezco mucho por aceptar salir conmigo, Chiyo-chan.
—No hay de qué, Tamao-sama. Me divertí mucho.
Las chicas ya habían regresado a la colina y se dirigían al Dormitorio Fresa. Tenían que apurar un poco el paso si querían llegar antes del toque de queda, pero todavía disponían de algunos minutos.
—Tal vez podríamos hacerlo en otra ocasión. Claro, si te parece bien.
—Sí... No tendría problema —respondió con algo de duda en la voz.
Alcanzaron a cruzar el umbral de la reja justo antes de que esta se cerrara. El ruido metálico a sus espaldas hizo que se rieran un poco; tanto habían disfrutado que el tiempo se les pasó volando y estuvieron a segundos de que esa alegría se trastocara por la tristeza del castigo.
—Bueno, Chiyo-chan, iré a mi habitación. Te veré después.
—Nos vemos después, Tamao-sama.
La mayor caminó por los pasillos del dormitorio y se encontró con una persona conocida.
—¡Vaya! Pero si es la presidenta de Miator. Me contó un pajarito que andabas en una cita.
—¡Yaya-san!
La de cabello oscuro lucía radiante. Tras empezar su relación con Tsubomi, podía notársela más alegre, vivaz y un poco más fastidiosa.
—Entonces, ¿es verdad?
—... Algo así.
—¡Lo sabía! Parece que hay una personita que está entrando en ese corazón tuyo —dijo Yaya mientras picaba juguetonamente el pecho de Tamao—. ¿Se puede saber quién es?
—En verdad..., no es que me guste. Es una chica que me agrada, pero todavía es muy pronto para decir si puedo tener algo más con ella.
—Buu, qué aburrida eres —se quejó la de Spica—. Al menos dime si es menor, mayor o del mismo grado.
—Menor. Es de las chicas de segundo.
El rostro de Yaya adquirió un semblante indescifrable.
—¿Ocurre algo, Yaya-san?
—No realmente. Es solo que... no te veo haciendo pareja con alguien de segundo. Siempre me diste la impresión de buscar chicas más... ¿Cómo decirlo sin que se oiga feo?... Más llamativas. Hasta Nagisa-san entra en esa categoría.
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Una novia para Tamao
FanfictionHistoria que transcurre tiempo después del final de la serie. Tamao aún no logra superar su amor no correspondido por Nagisa, pero cuando esta finalmente se entera, decide poner manos a la obra para que su mejor amiga viva su propia historia románti...