Capítulo 8.

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Erin Loughty.

—Solo dime en dónde estás. —Nick, con quién estoy hablando por celular vuelve a pedir lo mismo— ¿Por qué no te quedaste anoche en casa?

—Me quedé con Silvana para adelantar dos sesiones.

—¿Por qué no regresaste como las otras noches?

—Era muy tarde, Nick. Ella me pidió que me quedara, además, como su esposo trabajó hasta tarde le pude hacer compañía a Silvana.

—¿Hoy vendrás a dormir? Ya son más de las diez de la noche.

Me siento en la banca de la calle estrecha— Sí, ya estoy cerca.

—No me iré a dormir hasta que llegues, ¿entendido?

—Entendido. ¿Pudiste cubrirme?

—Sí, anoche ni se dieron cuenta y esta mañana cuando mamá preguntó por ti le dije que habías salido muy temprano. Fue tu primera escapada, hermanita y fue todo un éxito, pero ya no más, te quiero aquí antes de la media noche, ¿bueno, jovencita?

—Sí, sí, ahí estaré en un rato.

Cuelgo la llamada y me llevo las manos a los bolsillos. Suspiro y me cruzo de piernas sobre la banca. Buscarle males al cuerpo y quedarme sola en una oscura calle. Qué más da, lo material no me resulta muy importante.

Ayer después de haber salido de casa de los Hosk, me dirigí a casa de Silvana, por suerte ella estaba ahí. No fui capaz de contarle lo que había sucedido en la mañana y solo le pedí que me dejara quedarme con ella porque no quería regresar al Royal por ese día, ella creyó que era porque había discutido con mamá o algo parecido.

Adaya me llamó en la noche pues Nick le hizo saber que no me encontraba en casa. Ella me preguntó si me encontraba bien o quería hablarle de algo, le dije que no, que todo se encontraba en orden. No sé por qué tengo esa costumbre de hacer menos cualquier dolor que tengo y no expresárselo a otros, a veces creo que los más grandes tienen más problemas de los cuales ocuparse, no me gustaría volverme uno más para ellos. Después me pasó a Dafne a quien si quise preguntarle algo pues, aunque Alexander ha estado algo raro, sigo sintiendo que lo de él son secretos que se ha estado guardando desde hace mucho. Aún siento que él vive con una tristeza enorme desde la muerte de su padre, aún siento que él no ha podido sanar esa perdida, pero extrañamente también siento que hay nuevas cosas que le han estado doliendo.

—Hay un chico. —empecé— No salgo con él. —me adelanté a decir antes de que me saliera con alguno de los discursos que Adaya me estará guardando— Pero es alguien en quien me he interesado desde hace ya varios años. Siempre he tenido en mente que quiero verlo sonreír, pero él parece llevar una carga.

—¿Una carga?

—Sí, creo que hay algo en él que le impide mostrarse abiertamente ante los demás.

—¿Y por qué no le preguntas?

—Es algo difícil. Él ni siquiera da una respuesta ante un "buenos días"

—Entiendo. Escucha, Erin. Posees esa clase de curiosidad que es muy noble, no quieres saber de él por tener el chisme del momento si no porque quieres ayudarlo, pero él va a tener que ceder a eso. Sí él ahora mismo es una persona fría, cerrada y que se distancia es probable que se vuelva violeto si alguien trata de derretir su hielo. Dale tiempo, nena, no fuerces las cosas porque él podrá lastimarse y de paso, podría lastimarte a ti.

Aún no sé qué le sucede a Alexander, pero Dafne tiene razón, si trato de hacerlo hablar a la fuerza los dos podríamos salir muy mal.

Ah. Este malhumorado que no me puedo sacar de la cabeza.

Mi vecino del RoyalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora