▪ □ ▪

175 27 2
                                    


  Cuando acepté el trabajo en la otra punta de New York pensé que sería cómodo ir con la moto. No estaba en mis planes que se me estropease en la primera semana y tuviera que tomar el trasporte público.

  Esta mañana, he esperado en la parada junto a otros tantos pobres que tenemos que madrugar mientras los demás duermen.

  Tengo un odio a las esperas y congestión de gente que supone el autobús.

  El bus llega con retraso, otro punto negativo más a la lista de cosas molestas que añadir al día, y apenas había empezado. Está tan lleno que apenas cabemos de pie. Pronto me veo pegado a una de las ventanas, intentando mantener el equilibrio, agarrado a la barra que casi se me clava en el pecho.

  Afuera, en la calle, hacía frío. En cambio en el bus, el abrigo empezaba a sobrarme.

-Disculpa - dice el chico que se pegó a mi espalda cuando el autobús trastabilla, al pasar por un bache en la carretera.

-No te preocupes -le respondo, mirándolo por encima del hombro.

Lleva la gabardina abierta y trató en vano de abrirse un poco la bufanda para poder respirar, aunque el calor ya había coloreado sus mejillas. Le sonreí y él me devuelvió la sonrisa, achinando sus bonitos ojos cafés.  Después, volví a dirigir mi mirada a la calle.

  El autobús vuelve a temblar y el desconocido se pega un poco más a mí. Puedo sentir su cuerpo en mi espalda y cómo su abdomen se hincha levemente con cada respiración. Sus manos se mueven detrás, mientras intenta hacer un hueco en su gabardina. Supongo que para alcanzar el móvil, pero en lugar de ello, noto que la deja a la altura de mi cadera, rozando levemente mi culo cuando mi cuerpo se mueve con el vaivén del bus.

  De repende, la temperatura dentro parece haber subido un par de grados.

  Miro por encima del hombro y nuestras miradas vuelven a cruzarse en silencio. Con disimulo, cojo la cartera del bolsillo delantero y la guardo en el trasero, rozando mi mano con la suya, con su cuerpo. Y después, la dejo ahí colgada del bolsillo posterior, agarrada solo por el pulgar.

  Él pega su cuerpo al mío y siento cómo se recoloca levemente hasta que su entrepierna coincide con la oquedad de mi mano. Con la vista puesta en la carretera, la muevo y palpo su cremallera, el calor que emana su piel bajo la ropa. Su gabardina nos cubre cuando aprieto su paquete con suavidad, sintiendo el perfil de una incipiente erección y la suavidad de sus testículos.

  Su mano izquierda, que tiene pegada a la pared y que nadie puede ver en el atestado autobús, ahora se desliza por mi culo y mi cintura hasta llegar al borde de mis caderas. Con un leve movimiento, me atrae ligeramente hacia él y yo obedezco. Retiro mi mano y dejo que pegue mi culo a su cuerpo. Su erección palpita contra mi, pero él no se detiene y aventura su mano entre mis piernas y acaricia por encima del pantalón.

  Alguien tose en la distancia, totalmente ajeno a nuestro juego, a nuestros roces furtivos. Me muero de ganas de girarme, de atraerlo hacia mí y tenerlo entre mis piernas, con sus labios entre los míos. Aquí mismo, delante de todos, sin que nadie se dé cuenta.

  Intentando que no se me note en absoluto las ganas de sexo, muevo mi culo pegado a su cuerpo y casi puedo escucharle contener un gemido.

  El autobús se detiene en la siguiente parada y el contacto con su cuerpo desaparece.

  Me giro con disimulo y nuestras miradas se cruzan una vez más; él me dedica una sonrisa y sus ojos cafés me lanzan un guiño.

ㅡ ¿Bajamos?

ㅡ Claro. ㅡ  acepté con una sonrisa lasciva que fue correspondida. Una vez que estabamos en la vereda, nos dirigimos a un motel cercano a la parada.

ㅡ Lim Jaebeom. ㅡ me ofreció su mano para estrecharla, la cual tomé sin dudar.

ㅡ Park Jinyoung.

  Ya iba tarde, podría faltar tranquilamente y decir que había agarrado un resfriado.

El transporte público no está tan mal, después de todo.

Bus [jjp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora