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En mis quince años de vida nunca me había tocado algo más difícil que ver a Maya a los ojos, aunque claro, después de la serie de eventos que sucedieron entre los dos se me era imposible.

¿Lo peor?

De los dos, solo yo sabía que ambos estábamos siendo cómplices de crímenes atroces...

Algunos de nuestros compañeros comenzaron a teorizar que me gustaba y por eso no le sostenía la mirada, pero ella era una niña muy hermosa, le gustaba a casi toda la escuela, así que no me molestaron mucho tiempo con eso ya que pasaron a otro niño que sí tartamudeaba y no la podía ver a los ojos porque le gustaba.

Yo no la podía ver a los ojos porque en los pocos segundos que cruzabamos miradas no encontraba en ellos las respuestas a las preguntas que le hacía en silencio.

Ella siempre sonreía, siempre estaba rodeada de sus amigas, quiénes incluso le regalaban suéteres y medias ya que siempre andaba frío, le daban de su comida ya que ella nunca llevaba, aunque ella comía poco alegando que su madre la tenía a dieta para no subir de peso y las demás la deseaban imitar, le hacían peinados hermosos y hasta la maquillaban a escondidas de los profesores.

¡Era cómo la chica popular que salen en las series que me gustan!

Entonces... ¿Por qué?

No la entendía.

Usualmente visito el aula de computación, la profesora de computación piensa que veo videos sobre medicina y esas cosas ya que quiero seguir los pasos de mis padres y mi hermana, pero en realidad solo dejo esos vídeos en segundo plano y veo en la pestaña de incógnito porno.

No me juzgues.

Algunos de mis amigos lo hacen, pero lo hacen en su habitación, en su cama, en su teléfono.

Yo no puedo ver eso en la habitación dónde mi madre me dió un beso de buenas noches por última vez, en la cama dónde tantas noches me abrazó y me dijo que era su hijo amado, en el teléfono que me regaló. No puedo ver eso en mi casa.

Simplemente no puedo.

Pero tampoco puedo dejar de verlo, así que empecé a venir aquí.

Siempre está vacío ya que la maestra no deja a nadie estar aquí en el receso, excepto a mí.

Así que ese día me sorprendió ver a Maya, en el último computador del salón, en mí computadora.

—Ya sabes —dijo la profesora que sostenía la puerta dejándome entrar—, dejas todo tal y cómo lo encontraste.

La voz de la profesora alertó a Maya, quién al verme regreso su vista a la pantalla cómo si no le importara, parecía muy concentrada, pero pude notar cómo se tensaba mientras me acercaba a ella, y cuándo llegué a su lado ya había cerrado todas las pestañas.

—¿Qué quieres? —su tono era nervioso, cómo cuándo llegó al colegio el primer día.

—La computadora.

—Hay muchas más, busca otra.

—Esta es mía, tengo una carpeta con archivos que necesito ahí.

—Ah, lo siento, ya acabé.

Se levantó muy rápido, hasta casi tira la silla, tomó su cuaderno, su cartuchera y se marchó rápido.

Me pareció extraño que actuara así, generalmente era tímida y tierna, pero se había comportado muy nerviosa.

Traté de no pensar en ello.

Puse un vídeo sobre información de qué temas estudiar para un exámen de admisión a la universidad de medicina y abrí la pestaña de incógnito.

No pude concentrarme en lo absoluto, Maya era una niña rara y parecía que solo yo lo sabía, y saber qué había robado me tenía muy mal, y ya tenía planeado pedir perdón por eso también el domingo que fuera a la iglesia.

Cerré la pestaña de incógnito.

Esa vez pasaría el receso con Andrés.

Estaba por cerrar la pestaña del vídeo sobre un chico dando tips para cómo prepararse cuándo me entró curiosidad.

¿Qué estaba buscando Maya en la computadora?

Sí era algo malo obviamente usó el modo incógnito, ¿Verdad?

Aún así entré al historial y entendí a lo que se refiere mi papá cuándo dice que se le baja la presión.

¿Porqué una chica que tiene una vida perfecta y muchos amigos busca cómo acabar con su vida sin mucho dolor?

¿Porqué?

Sentí pena por su ignorancia, ¿Porqué hizo tantas búsquedas sin borrar la evidencia? ¿No lo hizo porque llegué yo?

Por segunda vez me volví su cómplice por ver lo que no debía.

Borré las búsquedas que hizo y apagué la computadora.

No podía ver a la chica nueva porque sentía que era una mentirosa, una ladrona y una egoísta.

¿Cómo pensaba en morir tendiendo a su madre viva?

¿No veía que yo la pasaba peor que ella y aún así no me suicidaba?

Se me era imposible verla a los ojos, pero, una parte de mí, se quería acercar y quería ofrecerle ayuda...

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⏰ Última actualización: Feb 25, 2022 ⏰

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