Confianza (HodginsXCattleya)

Buenas noches, presidente

Las Auto Memory Dolls suelen trabajar en compañías postales principalmente escribiendo cartas para las personas analfabetas. Sin embargo, no es un trabajo que cualquiera pueda ejercer debido a sus altos estándares, razón por la cual existen varias Escuelas de Entrenamiento.

Una Doll admirable debe ser capaz de mecanografíar al mismo ritmo de una conversación y encontrar los verdaderos sentimientos que las personas quieren comunicar a través de las palabras.

En la compañía postal CH ubicada en la ciudad de Leiden trabaja Violet Evergarden una joven con un pasado difícil, ha aprendido a ser una de las mejores Dolls de la compañía tanto que ha sido contratada por un par de días.

—Violet, te llevaré a la estación de tren —dijo Hodgins.

Claudia Hodgins es el fundador de la compañía postal, solía ser comandante del ejército, ahora se encarga de proteger a Violet debido a una promesa que le hizo a su buen amigo el mayor Gilbert Bougainvillea caído en batalla.

— No es necesario que se tome esa molestia, presidente— respondió Violet.
— De ninguna manera será una molestia — añadió Hodgins sonriendo.

Mientras tanto en CH.

—Espero que Violet vaya y regrese con bien —dijo Erica.

Erica Brown es una doll cuya personalidad es un tanto callada y tímida no confía mucho en su desempeño como doll, ella sueña con ser una gran novelista.

—No te preocupes, Violet es una chica que sabe defenderse sola —respondió Iris —, estoy segura que hará un gran trabajo.

Iris Cannary, tiene una actitud contraria a la de Erica haciendo que su amistad se complemente muy bien. Nació y creció en la aldea Kazaly, se mudó a Leiden para trabajar como doll esperando algún día escribir cartas importantes y convertirse en la doll más popular.

—Por cierto Erica, ¿Sabes cuándo regresa Cattleya?

—Me parece que esta noche, si todo sale bien mañana la veremos por aquí —contestó Erica.

Caída la noche Hodgins regresa a CH encontrandose con Benedict el cartero.

—Hola, jefe —saludó Benedict
—¿Tomaste turno nocturno? —preguntó Hodgins.
—Ha sido un día largo, tenemos muchas cartas que entregar y apenas terminé a esta hora, me aumentarás el sueldo ¿cierto? —respondió Benedict.
—Ya hablaremos de eso luego, iré a descansar —añadió Hodgins con una sonrisa burlesca.
—Vale, pero a la próxima no te escaparas, jefe —le advirtió.

Benedict Blue es un joven conocido de Hodgins y es uno de los carteros de la compañía. Es un chico relajado y muy entregado a su trabajo, sueña con ser el subjefe de CH y tal vez llegar a tomar el puesto de Hodgins.

Hodgins en su habitación, tiene tantas cosas en la mente, siempre trata de ocultar sus aflicciones con su actitud relajada y su distracción con el trabajo. A menudo tiene recuerdos de la guerra, se agobia al recordar a su amigo Gilbert. Hodgins se dirige a tomar un baño, ya metido en la bañera trata de relajarse pero le resulta algo difícil. Se queda mirando fijo hacia la luz de una vela para después cerrar los ojos.

Un ruido se hace presente, es la perilla de la puerta.

—Buenas noches, presidente — le saludó una voz de mujer.

Hodgins abrió los ojos y respondió exaltado.

—CAT..Cattleya ! Me has asustado ¿qué haces aquí?
—Acabo de llegar , solo vine a reportarme —respondió Cattleya—, te extrañé, Claudia.
—Eres tan graciosa llamándome así —dijo Hodgins con tono sarcástico.
—Tranquilo, ¿acaso tu no me extrañaste? —preguntó Cattleya mientras se acercaba a él.

No es la primera vez que se dan estos encuentros entre ellos. Hodgins se sonrojó pero con ese encanto que lo caracteriza y el deseo que le provoca Cattleya, tomó la iniciativa.

—Y ¿quieres hacerme compañía? Hay espacio para dos —le propuso mirandola a los ojos.
—Encantada, jefe —contestó Cattleya con una sonrisa cautivadora.

Cattleya se inclinó para depositar un suave beso en la frente de Hodgins, siguiendo con la punta de su naríz y finalmente un beso corto en sus labios para después incorporarse, desvestirse y entrar en la bañera. Ella se colocó detrás de él y comenzó a acariciar su espalda.

—Te siento tenso, ¿pasa algo? —preguntó preocupada
—Lo mismo de siempre, el trabajo y esas cosas. —respondió Hodgins.
—Sabes que no te creo —replicó Cattleya.

Cattleya Baudelaire, además de ser una de las primeras empleadas de la compañía es amiga cercana de Hodgins y podría decirse que hasta algo más. Cattleya es una doll bastante solicitada para escribir mensajes amorosos, es buena interpretando sentimientos y Hodgins no la convencería con una excusa tan sencilla.

—Bueno...es acerca de Violet, no puedo evitar preocuparme por ella —comenzó a explicar Hodgins
—¿Violet? ¿Le ha pasado algo?
—No, es solo que fue contratada por un par de días y yo solo espero que esté bien— respondió Hodgins—, sé que no es la primera vez que se marcha pero hoy yo mismo la lleve a la estación y verla partir—suspiró.
—Tranquilo, ella estará bien además tu lo haz dicho, no es la primera vez que viaja. Violet es una chica muy fuerte y ha aprendido mucho.
—Simplemente no puedo dejar de sentirme sobreprotector con ella, la promesa que le hice a Gilbert ...Ahg Gilbert— exhaló agobiado—, no pude salvarlo nisiquiera encontramos sus restos yo...
—¿Tienes la esperanza de encontrarlo con vida? —preguntó Cattleya.
—Sí, y eso me agobia aún más, no quiero darle falsas esperanzas a Violet, ese dilema de darle la libertad de ir a buscarlo y por otra parte dejarla aventurarse a lugares peligrosos.

Cattleya lo ha escuchado, siempre ha sido así, han aprendido a ser grandes confidentes y consejeros uno del otro. Ella lo abraza tan calidamente hasta que siente como la respiración del contrario se calma.

—Sé lo difícil que es perder a las personas que aprecias, pero nada de lo que pasó fue culpa tuya, sobre lo de Gilbert —se queda pensativa —, no han tenido información de él en cuatro años.
—Tienes razón, nuestras investigaciones no han dado respuestas —añadió Hodgins.
—Lo siento mucho, aunque puedes seguir intentando.

Hodgins no dijo nada, solo se recostó hacia atrás sobre el pecho de ella, mirandola a la cara desde abajo, ella se inclinó un poco, besó su mejilla y con sus manos humedeció el cabello de él.

—Olvidé que tan largo es tu cabello cuando no lo tienes atado —dijo Cattleya sonriendo.
—Quiero cortarlo ¿me ayudas?
—¿Estás seguro? —preguntó un tanto sorprendida.
—¡Claro!—Hodgins estira su brazo para alcanzar un pequeño cajón donde se encontraba una navaja.

Cattleya comenzó a cortar, él miraba como los mechones color carmesí caían al suelo esperando que sus preocupaciones se fueran igual de fácil.