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El chico sentado, tomando las clases de arte, su cara de concentración era inigualable, aunque era cierto que por dentro estaba mucho más distraído. Es más, era mucho más acertado decir que su cara de concentración se debía a que estaba, sí, concentrado, pero no en la clase, sino en enfocarse e intentar prestar atención únicamente a ello. Aunque a veces lograba comprender y enfocarse en las clases, muchas veces su mente daba vueltas, iba y volvía al mismo tiempo que el pincel de su profesor lo hacía.

Boquiabierto, con ojos de niño.

Era un inmigrante en Rumanía, había venido por una oportunidad de trabajo de su familia hace unos años, por suerte, no era el único inglés que había llegado por razones económicas, él mismo tenía la oportunidad de compartir con ellos y ser amigo de algunos, incluso un par siendo sus amigos más cercanos, aunque también tenía amigos rumanos. Llevaba un buen rato ahí y aunque algunos notaban que no había nacido allí, la mayoría no lo notaba, debido a su buen acento y costumbres, después de todo, al llegar por primera vez, años atrás, no era la primera vez que había estado ahí, anteriormente sólo había sido de visita, claramente.

Graham se levantó de su asiento, rápidamente, al notar que debía ir al instituto. Él tomaba las clases de arte muy temprano por la mañana, lo suficientemente temprano para poder llegar a tiempo al instituto a las ocho y bueno, perder relevantes horas de sueño.

-Señor, debo irme, ya es hora del instituto. -Habló Graham.

Algo nervioso, aún estaba a tiempo, pero no quería perderlo si podía usarlo para irse más tranquilo en el camino, y no apresurado.

-Bien, Graham, pero no te olvides de traerme lo que te pedí.

Suspiró el más adulto. Coxon no siempre se olvidaba de entregar lo que debía para las clases de arte, pero sí lo había hecho la última vez. El profesor no estaba molesto, pero se veía algo perturbado por la interrupción inesperada y de golpe.

-Lo sé, lo sé, pintura con árboles en colores fríos con la técnica que me enseñó y árboles en colores cálidos con la otra técnica.

Dijo Graham, quien mientras decía aquello, continuaba sentado en su pupitre y se giraba hacia atrás, para tomar el bolso de cuero colgado en el respaldo de la silla. Quedando así frente a su compañero, dirigiéndole una mirada.

-Adiós, Graham. -Susurró Alex para no interrumpir la conversación de Coxon con el profesor.

Alex James se encontraba sentado a pocos pasos detrás de Graham, también prestando atención al profesor, aunque él contaba más a menudo lo que se pasaba por su cabeza, o reía debido a cosas que pensaba.

-Exacto, mantenlo en la mente. -Dijo el profesor, ignorando lo que había dicho Alex.- Alex, ¿No debes irte tú también? ¿No vas al mismo instituto que Graham?

Él seguramente deseaba que Alex se fuera, era un poco molesto bromeando de igual a igual y eso al profesor no le agradaba al 100%, aunque más de una vez le había causado mucha gracia.

-De hecho, sí, pe~eero no.

Graham, que ya estaba de pie, y con el bolso colgando desde uno de sus hombros, mientras sonreía disimuladamente, negó con la cabeza al tiempo que arrugaba las cejas, como extrañado de lo que decía Alex, pero divertido. No dijo una palabra más, pues ya se había despedido y salió del lugar. Caminando tranquilo, había desayunado muy temprano y tenía hambre nuevamente, así que compró un sándwich a una señora que lo reconocía desde pequeño, ahí se encontró con la figura cercana de otro chico, Damon, se saludaron ambos con una sonrisa. No se preguntaron cómo estaban, porque simplemente sabían que estaban bien, no hacía falta tanta formalidad entre ellos y cuando le sucedía algo al otro, lo notaban sin preguntar, pero claro, preguntaban de todas formas por cortesía.

Dear Damon - GramonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora