🥀CAPÍTULO UNO🥀

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Candela odiaba las despedidas con toda su alma.

A pesar de tener ya sus buenos veintisiete no le avergonzaba admitir que era una sentimental sin remedio.

Y nunca había salido de su país. Al menos no tan lejos, ni durante tanto tiempo.

Pero la oferta de trabajo que acababa de presentársele era demasiado buena como para rechazarla (ni loca lo haría, era un sueño).

Es más, ni siquiera era capaz de terminar de asimilarlo todavía. Y eso que ya habían pasado meses desde que recibiera aquel email que cambiaría radicalmente su vida. Esperaba que para bien. 

Lo más duro fue darles a sus padres la noticia. Al fin y al cabo, Alemania estaba lejos de su país y sabía que los iba a extrañar terriblemente. Tanto como ellos lo harían.

A pesar de eso la apoyaron en todo momento, mostrándoles cuan orgullosos estaban de que su pequeña pudiera realizarse y conocer mundo.

Ellos se lo habían dado todo. Gracias a su sacrificio había podido estudiar en la universidad y nunca le faltó de nada.

Eran su pilar. Y pensaba demostrarles que había merecido la pena todo su esfuerzo.

Así que tomó sus maletas, escribió una nota – para que la vieran cuando llegaran del trabajo - que pegó en el frigorífico diciéndoles que los quería y los llamaría cuando estuviera en suelo alemán.

Otra de las muchas ventajas de aquel magnífico trabajo era que le pagaban el alojamiento en un apartamento bastante lujoso de Múnich, a tan solo quince minutos de la empresa.

Estaba cumpliendo el sueño de su vida y no veía la hora de empezar a trabajar.

Lo cierto era que estaba un poco nerviosa. Otro país, compañeros nuevos, estar lejos de su familia, su timidez...sentía un cúmulo de emociones a flor de piel que no podía gestionar.

Sin embargo, no dejó que eso le estropeara el momento. Había tomado una decisión y, aunque iba a ser duro al principio, estaba resuelta a salir adelante y cumplir sus metas.

Por teléfono su jefe, el señor Von Ziegler, había sido muy amable. Así que esperaba causarle una buena primera impresión.

Llevaba una media hora de viaje en  autobús cuando recibió una llamada de su madre. Así que su familia ya habría visto la nota.

— Hola mamá, sí voy de camino — dijo, cuando le preguntó que si había salido con tiempo, si estaba yendo bien el viaje y un sinfín de cosas más —. No te preocupes, llegaré con tiempo de sobra a Málaga para coger el avión. Sí, todo muy bien. A las once en punto.

Tenía un margen de cuarenta minutos para embarcar.

— Muy bien cariño, cuídate mucho y abrígate, que en Alemania hace frío — la reconvino. Oh no, empezaba a ponerse sentimental y eso era algo que Candela quería evitar a toda costa. O acabarían las dos llorando a moco tendido.

— Claro, no os preocupéis. Dale otro de mi parte — añadió, cuando le dio un abrazo de parte de su hermano.

— Se lo daré, te paso con papá.

Y se despidió, entre lágrimas, más recomendaciones y besos.

Su padre se hizo eco de las palabras de su madre, añadiendo que tuviera cuidado con los hombres, no saliera sola y todas esas advertencias paternas que tanta ternura le causaban.

— Descuida papá, voy a trabajar no a echarme novio — le dijo, algo avergonzada al estar convirtiéndose en el centro de atención de los pasajeros que viajaban cerca.

SUYA POR CONTRATO ✔ COMPLETA ©️ {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora