|Capítulo 19: "Desconfianza"|

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Stella Rose.


Sonreí viendo que caminábamos por un muelle cerca de los mejores bares de Naxos tomada de la mano de este guapo y caliente hombre serio y mirando con desagrado a las personas que se encontraban observándonos de reojo. Un grupo de chicas lo miraban entre sus risitas de mujeres hormonales. No era una mujer celosa al contrario, les sonreí con orgullo mientras veía sus rostros colocar una expresión seria e incómoda.

— ¿Estás seguro de que esto está bien? — inquirí nerviosa viendo que nos deteníamos en una moto de agua aparcada al final del muelle —Mierda Dimitrio, no pienso subir a eso — afirme soltándome de su agarre para verlo acercar la moto hacia la orilla del muelle.

— Muy seguro muñeca — trague saliva ante su tono de voz atractivamente seductor — No te arrepentirás de nada — suspire nerviosa llevando uno de mis dedos hacia mis dientes mientras miraba con desagrado esa monstruosidad llamada moto.

— ¿Debería estar tranquila? — una mirada maliciosa seguido de una sonrisa cargada d autentica picardía logro que mi piel se erizara. Mordió suave y muy lento su labio mientras su cabello revoloteaba con la brisa calurosa del muelle, sus pantalones cortos de color negro y aquella típica camiseta blanca que deja mucho que desear cuando se pega su torso.

— No deberías muñeca — ladeo su cabeza despacio en un seña mientras subía a la moto acuática. Mis manos se volvieron puños y una expresión de temor se posaba en mi rostro, aunque sus palabras me calentaban cada extremidad de mi piel sentía miedo de esa moto.

— Si me llego ahogar dile a mi madre que puede coger todo el dinero de mi cuenta — sonrió divertido mientras cruzaba mis piernas hasta sentarme a detrás de el y pegarme a su espalda.

— Tranquila Stella — murmuro empuñando su mano en el acelerador y la segunda en el freno. Pase mis manos por si cintura sintiendo sus abdominales formados rozar con mis dedos, Al menos si iba muy mal como pensaba.

Suspire cuando el motor rugió y con una fuerte rapidez la moto comenzó a deslizarse por el agua. Mis manos estaban entrelazadas alrededor de su cintura, apoye mi mentón sobre su espalda viendo que  saltábamos varias olas por la rapidez del mar. Cada segundo nos alejábamos más del muelle y aunque me encontraba nerviosa, me sentía bien sentir la brisa alzar mi cabello, y chocar con mi rostro. Sonreí notando la ancha espalda del hombre frente a mi, y la fresca brisa que me proporcionaba lograr escapar de aquellos pensamientos ajenos.  El agua salpicaba mis piernas y levantaba la tela de mi corto y transparente vestido blanco.

Dimitrio giro a la izquierda y comenzó a bajar la velocidad en el momento que una hermosa playa cubierta de altas rocas en un color cobrizo, me separe un poco de el girando mi rostro viendo que se trataba de una playa recóndita en la que unas impresionantes vistas de la naturaleza eran reflejadas en ella. Mordí mi labio viendo una pequeña lona en la desolada playa, una pequeña mesa con una botella y copas de vidrio resaltaban el pequeño lugar, a lo lejos una tumbona de dos plazas con cojines blancos logro que mi mente se ensimismara en ella y varias ideas perversas que cruzaban por mi mente. Sin duda que no me iría de ese lugar si haber follado ahí.

Dimitrio se acercó despacio a la orilla y una vez la moto sintió la arena baje de aquella maquina mortal. El viaje fue increíble, y mi cabello se encontraba brillante y con unas ondas preciosas, mi vestido se encontraba húmedo al igual que mis pies sobre el agua salada, Dimitrio retiro las llaves y bajo de la moto humedeciendo sus zapatillas. Paso sus dedos por las hebras de su cabello con tanta sensualidad que sentí como me quedaba sin aire ante la vista erótica y provocativa, meneo su cabello haciendo un mohín mientras la brisa solo lo alborotaba más, su camiseta blanca se pegaba a su pecho haciendo que se notaran los músculos anchos. Relamí mis labios sintiéndolos extremadamente secos y ensimismada en él, sentí su mirada llena de tanta severidad recorrerme.

Sonrió al cabo de unos segundos en los que noto como me lo estaba devorando con la mirada y no me excuse porque, ¡Dios, cualquiera haría lo mismo! Se acercó a mí pasando su brazo por mis hombros para comenzar a caminar por la orilla de la playa.

— ¿Te gusta? — pregunto sonriente observando las aguas cristalinas sobre nuestros pies.

— Me encanta — exclame sonriente alzando mi mirada para verlo como una niña pequeña con su primer juguete.

— Sabía que te encantaría — afirmo tranquilo mientras nos dirigíamos hacia la lona. Coloco sus lentes oscuros en sus ojos con una sonrisa que poco se le era vista. Pensé que tal vez solo porque estábamos solos en uno de los mejores lugares de Naxos se comportaba de esta manera tan sexy y relajada, porque muy poco era así conmigo.

— ¿Tu preparaste todo esto para mí? — sonrió de lado separándose de mi para retirar su camisa seguido de sus zapatillas y luego echarse en la tumbona con comodidad. Paso sus brazos por detrás de su cabeza.

— ¿Por qué no lo haría Stella? — me encogí de hombros retirando el vestido por encima de mi cabeza para quedar solo en un bañador muy corto en color vino.

—Tal vez por eres muy un hombre inexpresivo y misterioso – murmure sentándome para servir las copas de una deliciosa botella de champan, destape la botella sirviendo el líquido espumoso en las copas para luego dejarla en su lugar y solo extenderle al guapo hombre la suya, iba a emborracharme sí o sí.

— ¿Crees que soy misterioso? — bebió de la copa y yo me cruce de piernas enfrente de el.

— Sí, siempre que andas en cualquier lado portar una personalidad confusa y llena de tanto misterio que parece mentira que te agradara mi compañía… ¿Por qué eres así? — tenia curiosidad de saber porque siempre se comportaba de esa forma incluso conmigo y cuatro paredes a nuestro alrededor.

—Nunca se le debe demostrar a las personas debilidad, pueden usarlo en tu contra muñeca — afirmo y bebí en silencio de la copa mirándolo inquisitiva. ¿Debilidad? — me gusta dejarle claro a las personas cual es su lugar, no confío en nadie — mordí mi labio incomoda notando que retiraba sus lentes para observarme en silencio — Incluso desconfío de ti Stella — trague saliva incomoda bajando la mirada hacia la copa con el ceño totalmente fruncido.

—Supongo que ambos concordamos en eso — enuncie volviendo a dar un sorbo del liquido espumoso.

Si alguna vez dije que confiaba en él, simplemente olvídenlo porque comienzo a desconfiar en este momento. Un silencio abordo el ambiente y nuestras miradas no paraban de jugar, incluso llegue a considerar que tal vez era un concurso ridículo de miradas cargadas de una peculiaridad sorpresiva.

— Claro que eso no me impide hacer este tipo de cosas por ti, siempre que puedo lo hare — fruncí el ceño sintiendo la elocuencias de sus palabras hacer que mi respiración se agitara.

¿Acaso estaba diciendo que sin importar quien sea hará cosas por mí? Se me era difícil asimilar ese acto tan dulce y en el fondo romántico, pero me agradaba que lo hiciera. El ambiente cambio de forma radical y entre nosotros hubo una sensación de comodidad que era bastante increíble. Di otro gran sorbo de champan notando que un calor sofocante subía por mi cuerpo, Dimitrio no me quitaba los ojos de encima y de un momento a otro uno de sus dedos rozaba la piel de mi rodilla.

— ¿O lo haces para que no me aleje de ti? — me arrodillé sobre la tumbona notando como la tela que cubría mis senos se subía despacio dejando un poco de la piel blanca de mis senos. Soltó una leve carcajada mirando la parte de arriba del bañador.

— Eres impresionante — murmuro sonriendo.

— Y tú eres bastante predecible Dimitrio. No puedo creer que me manipules con eso — negué despacio llevando su mirada hacía su izquierda.

— No te manipulo — llevo su dedo indicé hacia sus labios — me aseguro de que esto sea mío — señaló la parte baja de mi bañador mordiendo su labio en silencio.

En silencio y con una sonrisa disimulada lleve la copa a mis labios haciendo que el liquido espumo escurriera de las comisuras de mis labios y descendiera por mi cuello. Su mirada había cambiado de forma radical, sus músculos se tensaban mientras sus cejas pobladas se fruncían despacio, deslizo su lengua por su delgado labio superior. Respire agitada haciendo que mi pecho subiera y bajara mientras los labios de este Griego relucian por la humedad que hace segundos les habia brindado, deje la copa en la mesita y incline mis manos sobre la tumbona.

— ¿Algun día mantendremos una conversación sin este tipo de distracciones? — susurre mirando fijmente sus labios. Tenerlo cerca me producía tantas ganas de tomar su cabello con fuerza y obligarlo a que mi bese.

Sus labios rozaron los míos mientras que sus grandes manos tomaban mi cintura y me atraían hacia él. Su mirada desarmaba cada parte de mi cuerpo, su lengua se deslizaba suave por mis labios, la humedad de su lengua hacia que sintiera cosquillas en mi vientre. Jadee separándome de él abruptamente con una sonrisa maliciosa y me erguí pasando mis manos por los broches de la parte de arriba de mi bañador. No se encontraba nadie dentro de esta playa por lo que retiré la tela que cubre mis firmes senos y la deje sobre su regazo viéndolo inclinarse para tomar mis senos con sus grandes manos.

— ¿Qué haces muñeca? — gruño cuando deje caer mi cuerpo boca abajo en la tumbona.

— Estamos en un lugar público — sonrió llevando sus dedos a mi espalda acariciando la curva que esta formaba. Podía ver como se sentaba haciendo que perdiera de vista sus ojos en el momento en que inclinaba su rostro a la piel de mi cuello.

— Yo no veo a personas aquí — susurro acariciando su mano por mi trasero. Cerré mis ojos imaginando lo que iba a ser en este preciso momento, es tan fácil de leer.

— Sigue siendo un lugar público — enuncie divertida sintiendo su boca dejar en beso sobre la curva de mi espalda.

Apretó con fuerza mi culo haciendo que ahogara en fuerte jadeo mientras su respiración agitada se volvía un mezcla de deliciosos sonidos para mis oídos. Tenerlo de esta forma me estaba descontrolando, con su tacto caliente sobre mi piel sensible, sentía esa sensación exquisita que me relajaba cuando el estaba cerca. No conocía con exactitud porque mi cuerpo reaccionaba con tanta destreza ante él, le dejaba muy claro que si rozaba su dedo con mi rodilla iba a gustarme, pero sobre todo a excitarme porque así es él. Demostraba que sin importar lo que se interpusiera entre él, su camino iba a estar despejado. Gire mi cuerpo quedando boca arriba y mirando la expresión severa de Dimitrio, tomó mis piernas flexionándolas con rapidez, se inclino sobre mí pasando mis manos por encima de mi cabeza suspirando sobre la piel de mi cuello. Solté una carcajada divertida y excitante cuando su aliento chocaba con mi oreja y su perfume impregnaba mi nariz.

— ¿Me vas a decir que no te prende que te folle duro en un lugar público muñeca?

***

Ni crean que me olvidado de ustedeeees.

Cap no tan explícito, pero agárrense que viene el siguiente y sudeceran cosas extrañas.

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