Mi yo pasado

9 1 0
                                    

Cualquier persona coherente escribiría una historia utilizando la mente en cada detalle, buscando encantar a la audiencia, pero ese no es mi caso. Estoy sentada tomándome una batida asquerosa de cena, solo escribiendo lo que me sale de la mente porque sí. Se preguntarán o no, si la batida es asquerosa, entonces, ¿por qué la tomas? Simple, quiero bajar de peso. Muchos después de lo que acabo de decir esperarán una explicación, pero es muy extensa y los aburrirá, así que dejémoslo ahí, y mejor les cuento por qué escribo esto.

Me he cuestionado mi vida tantas veces que me costaría poder contarlas, pero nunca me había atrevido a cuestionarle mi vida a mi yo del pasado y a mi yo del futuro. He dado todo el peso a mi yo del presente, el cual ya está agotado y las respuestas que me da nunca son las que busco. Es que mi yo del presente da cualquier respuesta que le sirve para callar mi lamento, pero hoy fue distinto. He cuestionado mi vida a mi yo del pasado y del futuro.

Le pregunté a mi yo del pasado, ¿qué deseas ser cuando crezcas?

- Me dijo: no lo sé, me gustan muchas cosas. Le volví a preguntar, sinceramente, ¿qué deseas ser cuando crezcas?

- Se detuvo un momento a pensarlo, me miró nerviosa y con voz baja me dijo: ¿puedo decírtelo al oído?, me da vergüenza que los demás escuchen.Me bajé a su altura y entendió que podía decirlo. Me lo dijo, eso que tanto deseaba, me lo dijo como si fuera el secreto más valioso que pudiera atesorar; a través de su voz pude sentir la emoción y el deseo de convertirse en aquello que tanto anhelaba.

Le pregunté: ¿por qué no fuiste capaz de decirlo en voz alta?, ¿por qué no lo intentaste, aunque sea una vez? Al ver su mirada me quedé callada, a pesar de que había más "porqués" por los cuales preguntar. Al verla me di cuenta de que en ese entonces solo era una niña, una niña viviendo el día a día como si fuera el último, una niña que disfrutaba de las más mínimas cosas, una niña indiferente del futuro, igual que cualquier otro niño. Pensé que de su boca no saldrían más palabras, pero me sorprendí al ver su boca abrirse nuevamente.

- Tenía miedo de que los demás se burlaran de mí, o que no fuera lo suficientemente buena para hacer lo que quería, me inventé excusas tontas durante mucho tiempo, pero lo intenté. Si miras en lo profundo de ti, verás que lo intenté, pero no hubo progreso, nadie creyó en mí. Lo intenté, intenté lo más duro posible; el deseo de cumplir lo que quería me empujó en ese entonces, pero se fue desvaneciendo hasta el punto de convertirme en lo que eres hoy, alguien que lentamente ha dejado de creer.

Mi yo del pasado tenía razón, lo había intentado, lo hizo con miedo, con ilusión y esperanza, pero mi vida no es como un cuento de hadas, en el cual ocurre un milagro y todo lo deseado se hace realidad. Ya no tenía más preguntas para mi yo del pasado. La vi desvanecerse sin más, no hubo despedida, ni unas últimas palabras, simplemente se fue, así es como es. Así es como se va tu yo del pasado, ese que se fue desarrollando sin darte cuenta, sin aviso, convertirse en lo que eres hoy.

VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora