Llegué al instituto más temprano de lo habitual. Casi que salgo corriendo de casa cuando vi a mi padre, no quería mirarlo y mentirle al ocultarle que sabía quién era Zoé que ya estaba en nuestro tiempo. Una parte de mí me decía que era lo correcto y la otra me gritaba que no lo era. No sé que me estaba pasando con esta chica, pero necesitaba verla.
—¿Hoy te tocó abrir la institución a ti? —dijo Alejandra y yo me sobresalte.
—¿Qué haces aquí tan temprano? —pregunto ignorando la de ella.
—Tenemos práctica hoy y me tocó a mí arreglar todo antes que lleguen los demás. Espero vengas al juego de mañana —dijo al tiempo que se sonreía—. ¿Y tú? Qué haces aquí tan temprano —preguntó.
La miro y sé que ella espera una respuesta. Una que nunca llegara, le sonrió y por su gesto creo que sabe bien que no responderé lo que ella quiere saber. No quería hablar de lo que pasaba por mi mente, ella solo se despide y sigue su camino sin hacer mayor alboroto por cómo la dejé. Ya todos empiezan a llegar y yo agarro mi aeromoto y me voy a dar una vuelta por la ciudad no quería estar cerca de nadie. Manejo sin un rumbo, solo manejo dejando que la brisa se cuele en mis pensamientos y me ayude a tomar una decisión correcta. Hasta que la veo o creo verla. Me dirijo a la orilla de la playa, estaciono lejos y caminó hacia ella.
—¿Zoé? —pregunto con cuidado. Y ella se voltea
—Hola —responde tranquila.
Estaba sentada en una roca muy cerca de la playa y tenía los pies sumergidos en ella. El sol de la mañana daba con su rostro y sus ojos lograban verse tan verdes con el mar, incluso más oscuros de lo habitual.
—¿Puedo acompañarte? —pregunto aún a distancia de ella.
—¿Qué quieres de mí, Chloé? —preguntó de pronto. Me acerco a ella lo suficiente y me siento con cuidado.
—A ti —le respondo y ella me mira con desconcierto—. Es decir quiero conocerte Zoé, eres una heroína aquí y yo solo quiero saber de ti.
—¿Soy tu heroína? —preguntó y ya era la segunda vez que hacía una pregunta sobre lo que yo esperaba de ella.
—No —respondí sin dudar—, pero si la de muchos ¿Por qué te fuiste? —pregunté.
—Entiendo. —Sonríe—. Eres muy joven para entenderlo. —Su respuesta me hizo sonreír, estaba contestando solo por educación y eso era más que notorio.
—¿Quién eres, Zoé Montana? —pregunté con suma curiosidad.
Ella sonrió y se quedó perdida observando el mar, escuchando las olas. Tomó aire y me miró con sus ojos a punto de llorar.
—Soy la persona que huyó de su destino, porque sencillamente no estaba preparada para mandar a nadie. —Toma aire y continua—; No soy lo que tú dices que todos esperan, quizá sea la culpable de todo lo que pasa aquí, pero sí estoy segura de que soy todo menos una heroína, si tú no tienes fe en mí, ¿por qué los demás la tienen? —preguntó fijando su mirada al frente de nuevo.
—Que no seas la mía no quiere decir que muchas otras personas si crean en ti de corazón, y quizá, si, muchos piensen como yo, pero todos te esperan eres la única capaz de arreglar todo este desastre y restaurar el orden de mando —le respondí—, y aun cuando creas que no estás preparada Zoé, nunca lo sabrás hasta que lo intentes.
Veo como una lágrima correr por su mejilla, de ella seguida por muchas más. Zoé no estaba bien y en cierto modo yo tenía esta sensación de ayudarla. Al fin y al cabo este siempre fue mi papel de vida, ayudar y ¿por qué no? Ayudar a la salvadora. Me acerqué más de lo normal y a pesar que lo que estaba a punto de hacer lo odiaba, no podía verla así y la abracé. Ella me rodeo con sus brazos escondiendo su cara en mi cuello y llorando mucho más.
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Tú y Yo a través del tiempo.
FantasíaZoé es la portadora de un símbolo que ha pasado por generación en su familia, ella debe asumir el mando para el que nació destinada, pero toda su vida declinó de esa responsabilidad, no se interesó en aprender a usar sus poderes por acontecimientos...