𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄

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Mientras la gente gritaba y se dedicaba a desordenar por completo mi hogar yo me encargaba de recogerlo.
Era imposible, cuando terminaba de limpiar una zona a los cinco minutos ya estaba echa un caos, otra vez.
Carla no me paraba de regañar, pues su cumpleaños era el mejor de su vida y yo no lo estaba disfrutando con ella, pero en mi mente solo estaba la cara de mi madre recordándome todo el rato lo decepcionada que estaba conmigo.
Cansada ya de esta gente decidí irme de mi propia casa, pero alguien me interceptó en la puerta.

— ¿A donde se supone que vas? - Dijo Kool con una botella en la mano.

— A tu casa. - Intenté salir por debajo de su brazo, ya que interrumpía mi paso.

— Mi hermana no está, a pesar de tener ocho años tiene más vida social que tu. - Río mientras bebía directamente de la botella.

— No sabes la gran vida social que tengo. - Mentí.

– En realidad si que lo sé, tu instagram deja mucho que ver tus amistades. ¿Quién era tu mejor amiga? ¿La que te encerraba en el baño o la que te escupia en los pasillos? - Río al pronunciar esas palabras tan hirientes.

Ni siquiera le respondí, el mismo apartó su brazo dejándome salir y así hice.

Caminé hasta salir del vecindario. Después de más de media hora llegué a una pequeña playa.

Me tumbé allí, pensando en que hago mal para que vaya a donde vaya siempre esté alguien intentando lastimarme.
La noche ya había caído hace rato, no tenía ni idea de la hora que era, antes solo cogí las llaves de casa y me fui, mi móvil quedó en la fiesta.
Pero no me importaba, ahora mismo estaba sola disfrutando únicamente de mi compañía.
A pesar de la noche hacía bastante calor. Luché internamente contra mis pensamientos, ¿no ser yo misma por lo que puedan decir, o ser yo misma y actuar por mis impulsos? y así fue como me metí al mar con ropa al elegir la segunda opción. Salí cuando mis manos y pies ya estaban arrugados por el contacto con el agua y decidí irme a casa temblando de frío.
La gente me miraba de forma extraña pero no me importó, cuando me encontré a una chica de más o menos mi misma edad le pregunté que hora era.

— Las tres de la mañana. - Dijo la chica tímidamente.

Reí y seguí mi camino, espero que ya no estén en mi casa.

Al llegar al vecindario todo estaba muy tranquilo, y cuando vi mi casa confirmé mis sospechas, ya nadie estaba ahí. No se escuchaban los gritos y todas las luces estaban apagadas.

Al entrar encendí la luz del salón encontrándome con la casa recogida. Fui a mirar mi móvil, que lo había dejado en el sofá antes de que todo el mundo llegara, pero cuando lo fui a coger me di cuenta de que alguien estaba ahí, y no era ni más ni menos que Kool dormido en mi sofá. Cogí mi móvil y lo encendí, notificaciones de llamadas comenzaron a sonar como locos, causando que Kool se despertará.

— ¿Que haces mojada? - Me miró cogiendo su móvil pero no respondí, por lo que volvió a hablar.

— No, ¿Que haces aquí a las tres de la mañana? - Dijo ya enfadado.

Rodé los ojos, estaba muy enfadada con el, asi que me fui a mi habitación con el teléfono en mi mano.
Traté de cerrar la puerta lo antes posible ya que escuchaba los pasos de Kool cada vez más cerca de mi.
Intenté de cerrar la puerta pero no me dejó, ya que colocó su pie en el medio de ella impidiendome cerrarla.

— Se que te hable mal y me metí donde no debía, solo trataba de que no te fueras. - Se rascó su nuca.

— ¿De qué no me fuera? - Reí ante tal idiotez. — De verdad que me cansas. Puedo irme cuando quiera que para eso es mi casa. - Dejé de hacer fuerza y me senté agotada en la cama.

El imitó mi gesto, se dejó caer apollando sus brazos detrás de su cabeza mientras se tumbaba en mi cama.

— Solo trato de que te lo pases bien, por dios Liliam, en tu casa había una fiesta y tu querías irte a mi casa, con mi hermana, que tiene ocho años. - Sonrió un poco al pronunciar las últimas palabras.

Ahora fui yo quien copié su gesto y me tumbe exactamente igual que el.

— No me gustan las fiestas, más bien no me gusta tanta gente y mucho menos en mi casa. - Lo miré de reojo mientras el analizaba detalladamente mis palabras mirando a un punto fijo del techo.

— Solo quería pedirte perdón. - Ahora el me miró a mi. – Pensé que sería una buena oportunidad de que hicieras amigas. - Me colocó un mechón de pelo detrás de mi oreja.

Nos quedamos en silencio mirándonos, pero no un silencio incomodo, todo lo contrario.
Cada vez notaba como se iba acernacando más a mi, y no se en que momento sus labios rozaron con los míos. El profundizó el beso y yo le correspondí al momento. Su mano estaba apoyada en mi mandíbula pero cada vez iba bajando más hasta que llegó al final de mi camiseta y volvió a subir la mano, solo que esta vez por dentro de la prenda.
No me importaba que mi asqueroso vecino me follara ahora mismo, sinceramente me apetecía bastante ya que para que negarlo, esta realmente bueno.
Su mano acarició uno de mis pechos y a mi solo se me escapaban algunos gemidos que se ahogaban en sus labios.
Me subí encima de el, y comencé a subirle la camiseta y dejar besos húmedos por todo su cuello y pecho. El retiró la mano se su pecho y comenzó a rozar mi pantalón aún mojado por el agua del mar. Me lo quité con su ayuda y ahora solo quedaban mis bragas.

— ¿Porque estas mojada? - Preguntó mientras yo rozaba todo mi cuerpo contra el.

— Me metí al mar. - Respondí con rapidez para seguir besando su cuello.

— ¿Con quien? - Me alejó para mirarme directamente a los ojos.

— Sola. - Y cuando le respondí ahora fue el quien estaba encima de mí.

Me desistió entera. Me miraba con lujuria, lo podía ver en sus ojos.
Yo tenía las piernas colgando en la cama, por lo que el salió de ella y se colocó entre ambas. Se agachó a la altura de mi entrepierna y colocó mis piernas encima de sus hombros.

Me excitaba saber que me miraba por lo que solo podía retorcerme de las ganas que tenía.

El por mis movimientos supo las ganas que tenía, así que me penetró con un dedo y comenzó a moverlo reiteradas veces y cada vez más rápido.

— Estas muy mojada. - Jadee ante sus comentarios mientras movía las caderas al ritmo que el movía sus dedos.

— Estas tan mojada, que puedo hacer que te folles tres dedos sin ningún problema Liliam. - Me retorcía de placer.

Kool sacó algo de su cartera, lo que me imagine que sería un condon.

Se lo puso y comenzó a penetrarme sin piedad ninguna. Yo no podía parar de gemir.

Estuvimos un rato. El se dedicaba a decir comentarios que sabían que me encendían y a dedicarse a mirarme cosa que también sabía que me provocaban.

Al terminar se quito el condon y lo tiró a una papelera que yo le señalé donde estaba.
Mientras lo tiraba yo me tumbé en mi cama y me tape con las sábanas, estaba demasiado contenta, pero como siempre el tenía que joderlo.

— No pienses que dormire contigo, no soy esa clase de chicos. - Rio. —Tampoco te pienses que somos nada, solo fue una noche. - Me dijo mientras se vestía.

— No quería que te quedarás. Me tumbé aquí porque estoy cansada del polvazo que echamos, pero no vales para nada más y tampoco te quiero para nada más. - Dije con veneno. Sus palabras me habían herido, pero ahora no voy a dejar que nadie me pise.

El se quedó analizando mis palabras y sonrió satisfecho, luego abandonó la habitación y escuché la puerta de mi casa cerrarse.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2021 ⏰

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