Capítulo IX- La cita segunda parte

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Taichi y Meiko se pusieron a salvo, pero les costó mucho llegar a la entrada. A lo lejos, pudieron ver como Airdramon cruzaba la puerta hacia el digimundo. Taichi se preguntó si Daisuke y Ken estarían bien y la imagen de sus digivice con la barra de tiempo volvió a su mente. No había nada que hacer, era el destino, el destino de todo niño elegido. Era tiempo de dejar actuar a las siguientes generaciones.

Pensaba todo esto mientras sujetaba del brazo a Mei.

―Yagami-san, me lastimas.

Dijo esta y al darse cuenta la soltó y se disculpó. Por un instante se quedó viéndola sin decir nada. Meiko había vuelto a usar sus anteojos y uno de sus aretes se había perdido en la batalla.

―Lo siento―le dijo, pero no pudo decir nada más.

Meiko negó con la cabeza, pero tampoco se atrevió a responder. Cuando se le ocurrió algo que decir, el estómago de Taichi habló primero, así que decidieron ir a comer.

―Bueno, ya que no probamos los churros, ¿hay algo en especial que quieras comer?

Pero Meiko se había quedado clavada al escaparate de una tienda de tempura.

―¿Quieres entrar?―le sonrió Taichi.

―Me gustaría―respondió ella algo apenada.

―¿Sabes?, si quieres algo solo debes decirlo.

Le dijo una vez adentro.

―No sabía que te gustaba la tempura―y adquiriendo un tono más serio, dijo―. Lamento mucho lo que ocurrido... en ese momento te grité... no debí...

―Aquí tienen su pedido―les dijo el mesero, colocando una porción de verduras encurtidas y otra porción de mariscos.

―¡Wooo se ve delicioso!

―¡Itadakimasu!

La tempura de calamar era lo mejor, aunque las verduras no se quedaban atrás. Taichi se concentró en comer y por un momento se olvidó de lo ocurrido hasta que Meiko lo interrumpió.

―Esto...―comenzó a decir con vacilación―¿Esa marca qué se veía en sus digivice?

Taichi cambió su semblante, soltó la porción de encurtidos y dejó los palillos aun lado.

―Es la marca del tiempo que le quedan a Daisuke y a Ken con sus compañeros digimon.

―¿Eso significa qué ..?

―El vinculo con sus digimon se romperá.

―¡Eso es terrible!

Dijo ella levantando la voz y muchos comensales voltearon a verla.

Lo cierto es que Mei no podía dejar de preguntarse qué habría pasado si Meicoomon estuviese viva, ¿ellas también habrían tenido que pasar por ese proceso?

―Lo sé―agregó Tai con desconsuelo―, pero es el destino que le espera a cada niño elegido, es inevitable, es lo que sucede cuando crecemos y nos volvemos adultos.

―Entonces, ¿Agumon y tú ..?

Al escuchar el nombre de su compañero, Taichi no pudo evitar alterarse. Desde el incidente  no había hablado del tema con nadie. Simplemente había supuesto que todo estaría bien y que con el tiempo lo superaría. Todos sus amigos de alguna forma lo habían hecho; él no podría ser la excepción.

Se puso a pensar en sus ellos. Mimi y Sora se tenían la una a la otra, pero también tenía a Yamato y a Izzi. De hecho, si lo pensaba bien, todos tenían a alguien, incluso Joe, pero él, era el único que estaba solo...

Taichi y Meiko, El recuentro. Una ero-historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora