Posdata; Te amo | Jaura

01 | Los zafiros más brillantes

Albert Einstein solía decir que para que cualquier cosa sucediera, primero había que hacer algo. Pero, ¿Qué se supone que debo hacer si ni siquiera sé qué es lo que quiero que pase?

Algunas veces siento que soy un alma vieja en un cuerpo jóven, alguien que creció muy rápido. ¿De qué otra forma se explicaría mi nulo interés en los eventos sociales?. ¿Soy aburrida? Claro que lo soy, ¿Anticuada? Es muy posible. ¿Asocial? Sin dudarlo. Me gustaría cambiar la manera en la que me comporto con otras personas a mi al rededor, pero no es tan sencillo como parece. Muchas veces puedes caer en imitar a otra persona, ser alguien que no eres, cambiar demasiado tu personalidad para que al final termines siendo alguien más del montón, alguien sin escencia propia. A veces, tratar de ser tú mismo no es tan sencillo, y aunque queramos cambiar solamente algunos aspectos de nuestra vida, podemos terminar perdiendonos a nosotros mismos en un intento por encajar junto al rebaño.

A veces solamente tienes que aceptar que eres el cachorro del rebaño, y si eres más arriesgado, posiblemente el lobo. No naciste para encajar con las ovejas, naciste para sobresalir y guiarlas, o aterrarlas con tus cualidades.

Me gustaría olvidarme de todas mis preocupaciones por un momento y solo disfrutar el rato, pero me es imposible, sé que las consecuencias y mis auto reproches me aplastarían al día siguiente. Soy incapaz incluso de divertirme un rato, por que a cada segundo estoy pensando en todas los posibles escenarios en los que la situación podría terminar horriblemente mal.

A veces pienso que es por que necesito de alguien que me empuje a hacer las cosas que amo, que haga que me olvide de mi ansiedad social por un rato y logre que pueda dejarme llevar por el momento, pero cómo podría amar a alguien si ni siquiera puedo amarme a mí misma como quisiera.

Tengo dieciocho y no he pasado por ese romance adolescente del que todo el mundo habla, nunca he amado a alguien con intensidad, no he conocido a mi primer amor, a esa persona por la que lo daría todo sin pensarlo, y envidio a todos aquellos que sí los han tenido. Algo de romance con pasión le daría algo de color a mi monótona y grisácea vida, pero supongo que eso solo sucede en los libros y las películas cursis.

No me malentiendan, he salido con chicos antes pero nunca estuve enamorada de ellos, sí, les tuve afecto y un poco más de cariño que a los demás, pero nunca tuve ese sentimiento de terror al imaginar que perdería a esa persona. Jamás imaginé una vida con algunos e ellos o me deprimí al pensar que tal vez no estaba siendo suficiente.

Soy una cursi, aunque no lo parezca. Sigo esperando a que llegue el Noah que haga que me recueste en medio de la calle a mirar las estrellas, aunque en esta época seguramente nos arrollarian sin pensarlo dos veces.

-Rory, ¿Estás lista? -escuche al otro lado de mi puerta, esa es Tooth, mi prima.

-Voy en dos minutos. -respondi. Toothie suele ser alguien bastante puntual, llegar tarde a clases no es algo que le guste, por eso me apresuro a tomar mis cosas para alcanzarla y no hacerla esperar.

-¿Olvidas algo? -negue -. Sabes que no volveré -me dice, yo asentí nuevamente para decirle: <<Estoy segura de que no olvido nada>>. Ella cerró la puerta del departamento después de mi respuesta.

Aunque la primera clase de Tooth no era hasta dentro de una hora, ella me acompañaba, siempre ha hecho lo mismo, se ha vuelto una costumbre desde que éramos niñas y es triste cuando no vamos juntas hacia la escuela. Ella me dijo que se sentía sola durante los primeros semestres de la carrera, a demás de que vivía sola en aquél departamento. Me mudé con ella hace poco más de cinco meses, estoy en el primer año de universidad en una escuela que queda a más de dos horas de casa de mi madre, no era lo que planeaba cuando era pequeña, de hecho, solía decir que nunca me separaría de mi madre. Aunque también prometí a Toothie que mientras yo pudiera hacer algo, nunca la dejaría sola... Entonces heme aquí.