Capítulo 2

110 31 79
                                    

Wisconsin, Estados Unidos 🇺🇲

Dos semanas después

—¿Hijo de verdad estás seguro de casarte? —me pregunto mi madre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Hijo de verdad estás seguro de casarte? —me pregunto mi madre.

Yo asentí.

—Tía él está más que decidido de hacer está locura —añadió David.

—Creo que es lo que debo hacer —dije.

—Pues sí acepto que quizás esto sea lo correcto —dijo mi mamá.

—No tía lo correcto es que Edward salga a buscar a Amelia.

Mi madre abrió los ojos sorprendida.

—¿Quién es Amelia?, tengo entendido que tu prometida se llama Susan.

—Amelia no es nadie mamá —dije eso porque no quiero hablar de ella y menos en este día.

—Pero si David la menciona tan seguro es porque ella es alguien.

—Ella no es nadie mamá.

David rodó los ojos.

—Tía, Amelia es la mujer que Edward ama, en cambio Susan es una loca obsesionada que desgraciadamente quedó embarazada, pero aquí el verdadero amor de Edward es Amelia, este idiota se va a casar amando a otra.

—Sigo sin entender, Edward ¿lo qué dice David es cierto?, ¿tú te vas a casar amando a otra?

—No mamá, no es cierto —dije.

—Si es cierto —añadió David, yo lo mire mal

—Mamá me das un minuto con mi primo.

—Está bien, me iré a terminar de organizar mi peinado, pero espero luego tener una conversación contigo —me dijo para luego irse, yo cerré la puerta.

—¡Cuál es tu maldito problema!—le dije a David.

—Edward no quiero que cometas está locura, pensé que al hablarle a mi tía de Amelia ibas a cambiar de opinión.

—No, yo me voy a casar con Susan.

—Pero no la amas.

—Eso no es asunto tuyo.

—Este despecho por Amelia te tiene mal.

—No estoy despechado.

—A no, que va, ¿quién dijo?, deja de negarlo, tu si estás despechado porque de no ser así no te irías a casar con Susan, admite que también estás siendo un cobarde porque en vez de tomar el primer vuelo para Francia estás haciendo está farsa de matrimonio, de verdad te desconozco.

—Entiende que también lo hago por el bebé.

—¡Pero es que el bebé no tiene nada que ver!

—Si tiene mucho que ver, yo crecí en una familia lo mismo quiero para mi hijo.

Amelia, quédate conmigo [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora