Aladdín ୭̥ Taekook.

፧ Capítulo 41.

En terrenos áridos y temperaturas extremas se encuentra el desierto de Libia, ubicado al noreste del desierto del Sahara y se encuentra cerca del río Nilo. Grandes extensiones de dunas rodean una gran y creciente ciudad.

El sultán y dueño de esos terrenos es un hombre de muy mal genio, humor sarcástico y demuestra un aura de superioridad. La economía no es la mejor, como todos los reinados tiene algunos problemas con la pobreza pero cada mes logra salir adelante gracias a la constante oportunidad de trabajo y buena paga. Las siembras le dan al país una mayor riqueza y algunos lugares preciosos son lugares turísticos para ganar mayor popularidad entre terrenos.

La gente no se queja de su mandato, es más le agradecen reiteradas veces al sultán por ser tan caritativo al pasar dos veces al mes repartiendo alimento por las calles. No hay signos de violencia ni tampoco abuso de poder entre los guardias y funcionarios de mayor importancia. Se puede decir que es un buen terreno, con buen mandato y buena disposición a su gente.

Pero claro, no se ve el otro lado de la moneda. Oculto en el palacio de mármol naranja al centro de la ciudad, en el sótano y prisión, hay tanta violencia por parte de los guardias y el mismo sultán hacia los presos. Las leyes son duras, crueles, alguien hace algo incriminatorio y se le castiga de la peor manera, dejando marcas en sus cuerpos y una clara amenaza. Esto la mayoría de la población no lo sabe, viven en un sueño donde su sultán es una persona amable y considerada. Las víctimas de las torturas no se atreven a hablar, no cuando ya tienen deformidades y daños físicos como advertencia.

Ahora mismo el sultán está en su espaciosa oficina, su codicioso ser obligó a sus sirvientes a decorar su oficina tal y como si fuese un lugar hecho de oro. Suelo brillante, paredes con diseños y muebles blancos con detalles dorados decoran el lugar de la mejor manera.

— Kim Namjoon, desgraciado. —Susurraba maldiciones en contra del hombre, leyendo algunos papeles sobre su escritorio. No está enojado, pero sí se siente ofendido y rechazado. El desierto de Libia y Ágrabah nunca han sido una alianza como tal, quizás tengan una relación fuerte en cuanto a fines económicos, pero no hay más. Hubo un momento en el que Kim Namjoon se interesó más por la comercialización entre Egipto y Roma. Además no aceptó el intercambio de esclavos, algo totalmente normal en sus terrenos.

Esa es una de las pocas cosas que la ciudad cataloga como "malo"; la venta de esclavos. El mercado es bueno, las ventas son grandes y beneficiosas ya que los productos son fuertes y saludables. La gente no debe contratar trabajadores si ya han comprado un esclavo. Sus derechos se ven vulnerados al estar en ese tipo de situaciones; no son respetados pero sí los dueños deben velar por su comida, salud y vestimenta. Cada quien decide cómo cuidar a su esclavo, la mayoría son buenos cuidadores, pero eso no quita el hecho de ser un acto tan repulsivo y discriminatorio.

Las puertas de su oficina se abrieron abruptamente, un hombre de estatura media entró a su lugar de trabajo.

— ¿Qué tiene, sultán? ¿Por qué tan amargado? —Preguntó un hombre con sonrisa burlona.

Kim Mingyu.

— Kim Namjoon ha removido la fecha de la coronación otra vez, el aviso se dio al pueblo. Él será gobernando y su hijo todavía no tomará el mando de la situación, de seguro es porque saben que tú irás por ellos. —El sultán de Libia removió algunos papeles y se levantó, sus manos entrelazadas tras su espalda mientras que camina hacia el hombre frente a él.— Creo que no pondrán una nueva fecha hasta encontrarte. ¿Qué es lo que harás? Sabes que tienes mi apoyo en esto, pero mantenerte está siendo un dolor de cabeza. —Murmuró con el ceño fruncido y una mirada indescriptible, sus brazos firmes tras su espalda.

— No lo sé todavía. No estoy muy seguro de cómo hacer que esto funcione.

— No puedo ocultarte por más tiempo, hay un montón de guardias de Ágrabah infiltrados en mi ciudad y hace unos días vinieron con el exacto propósito de atraparte. Debes actuar pronto.