More Than A Travel (Nash Grier)

Cuarenta y cuatro.

El beso seguía y nuestros cuerpos juntos cada vez iban adquiriendo más temperatura. En un movimiento rápido, Nash consigue que yo quede debajo de él mientras apoya su peso en sus brazos a ambos lados de mis hombros en la cama. Mientras nos besábamos sentí sus cálidas y grandes manos asomar por la camiseta que me había dejado para dormir. Poco a poco iba arrastrándola hacia arriba hasta que yo terminé con el proceso sin pensármelo un segundo. Nash sonríe tan amplio que me hace olvidarme de que, prácticamente, estoy en bragas.

Jamás separamos nuestras bocas hasta que siento su mano atacar mi pecho izquierdo masajeándolo lentamente pero tambien intensamente. Entonces arqueo todo mi cuerpo y mi boca busca oxígeno en las cuatro paredes que nos rodean. Aprovechando la desconexión de nuestros labios, Nash baja su cabeza dejando un rastro por todo mi cuerpo de besos cálidos y húmedos hasta llegar a mi parte baja. Buscó mi mirada sonriendo y cuando yo se la devolví, él empezó a bajar la última prenda que tenía.

Al librarse de mis bragas, volvió a mis labios. Menos mal, lo necesitaba. Mientras su lengua vagaba por mi boca y mis manos por su cabello noté algo tocando mi parte más femenina. Me había tomado totalmente desprevenida pero su dedo se movía tranquilamente dando círculos dentro de mi. Me faltaba el aire. Ahora Nash jugaba con el lóbulo de mi oreja mientras el segundo dedo se colaba dentro de mi. Parecía que se pusieran de acuerdo sus dos dedos en moverse al compás consiguiendo que, si acaso eso era posible, mojase un poco más. Se sentía como el paraiso. Jamás había pensado que esto diese tanto placer como el que estoy sintiendo ahora mismo. Después de un buen rato sintiendo el placer que me brindaba, sacó sus dedos de mi haciendo que sintiese un gran vacío. Al ver mi cara de "ya se ha terminado" él vuelve a sonreir y me susurra un "te amo" totalmente sincero que hace que yo tambien intervenga después de un buen rato sin decir nada.

—Yo también.

Sin más demora bajó una vez más hasta mi parte ya tocada y abrió mis piernas que, descontroladas, se habían cerrado. Apretó firmemente mis muslos para que no se cerraran otra vez y depositó un beso en mi parte más íntima. Eso me hizo ver las estrellas. Su lengua jugueteaba con mi clítoris mientras yo daba tirones con mi fuerza floja a su pelo. Después de unos minutos, su boca volvió a la mía dejándome saborearme a mí misma. Hace unos meses pensaría que esto suena asqueroso, pero la verdad esque es demasiado placentero.

Se deshizo de sus bóxers en menos de dos segundos y se acercó a mi nuca para susurrarme.

—¿Estás segura?

Mi cabeza se movió de arriba a abajo. Fuese lo que fuese que pasaría ahora mismo, quiero que pase con él.

Mirándonos, con el brillo de sus claros ojos que podía ver a la luz de los reflejos de la luna que se colaban por la enorme ventana, pegó una fuerte embestida para colarse dentro de mí. Eso hizo que un gemido de placer se escapara de sus labios y una cara de dolor me invadiese. Él me sonreía, y eso y todo lo que me había hecho sentir durante esta noche había valido la pena. Me besó pero esta vez era distinto. No sé porqué todos los besos que me da son diferentes cada vez. Es como si cada uno fuese especial.

Porque son de él. 

Es por eso.

Poco a poco sus embestidas me dolían menos, y estaba empezando a disfrutar yo también. Levanté un poco mis piernas y rodeé con ellas su cintura mientras él seguía con lo suyo. Nuestras respiraciones agitadas se juntaban y la mía era la más ruidosa. Tenía miedo de que Samantha y Cameron se diesen cuenta de lo que está pasando. Al imaginar la situación me reí descontrolada fastidiando el momento. Nash volvió su mirada a mi y se rió también colocándose a mi lado dando por terminada la acción. Ahora si que me sentía como fría, y vacía. Me incorporé sentándome en la cama para recoger la manta, que estaba a los pies y me tapé hasta la cintura, aunque en verdad tenía calor. Aunque no me extraña. Puse medio cuerpo encima de Nash y él me abrazó besándome el pelo.