Sentía todo el cuerpo pesado, la cabeza me daba vueltas y sentía el estómago revuelto, hubiera vomitado de no ser por qué no había comido nada en todo el día.
Abrí los ojos lentamente, y volví a este conciente ya que la voz de una mujer me llamaba.
Samantha: cariño,despierta, por favor despierta, tienes que volver a tu casa.
Ian: dónde estoy
Samantha: en El Internado, llevas 45 minutos inconsciente, estás con mucha fiebre, te di algo para que te bajara la temperatura, pero no puedes quedarte, debes irte a tu casa.
Ian: está bien, iré a a cambiarme de ropa y llamaré un taxi.
Samantha: ¿un taxi?
Ian: si, vine en taxi, no me sentía bien para manejar hoy.
Samantha: no te irás en un taxi, puedes llamar a alguien que te venga a buscar. Es peligroso que vayas en taxi en ese estado.
Ian: era más peligros manejar.
Samantha: debiste haber cancelado la cita.
Ian: para la próxima mamá
Samantha: mamá, tienes razón soy tú mamá y debo cuidarte. Ve a cambiarte de ropa, yo te llevaré a tu casa y te cuidare.
Ian: debes trabajar.
Samantha: eres mi único cliente, ve a cambiarte, te espero afuera.
Ian: está bien.
Ian fue a cambiar su ropa y al salir de Él Internado, vio a Samantha, parada al lado de un auto.
Samantha: vamos cariño, indícame cómo llegar a tu casa.
20 minutos más tarde, Samantha llegó a un barrio donde jamás había estado, un barrio donde el alquiler de una casa costaría su salario de seis meses. Detuvo el auto en el jardín de una casa de tres pisos, bajo a su acompañante que estaba más inconsciente de lo que estaba al salir de El Internado.
Samantha: cariño, ¿estás seguro que está es tu casa? ¿no estarás delirando por la fiebre?.
Ian: las llaves, están en mi bolsillo.
Samantha: ok
Metió sus manos en los bolsillos y encontró las llaves, las metió en la cerradura de la puerta y está se abrió, efectivamente esa enorme casa, es la casa del joven.
Entraron y subieron al segundo piso hasta la habitación de Ian.
Samantha lo acostó y fue por algo para bajarle la fiebre.
Samantha: cariño debo tomar tu temperatura para saber cuánto tienes y poder ayudarte.
Ian: no
Samantha: por favor coopera si no tendré que tomarte la temperatura como a las bebes.
Ian: no
Samantha: ok, no estas cooperando.
Rápidamente le bajó los pantalones y los boxer al "niño" e introdujo el termómetro en su ano.
Ian: no, ¿que haces?
Samantha: te tomo la temperatura
Al cabo de unos instante el termómetro sonó, Samantha lo vio y no podía creer que tuviera casi 40 grados de fiebre.
Samantha no sabía que hacer, ya le había dado un paracetamol y no sabía que más darle para bajar la fiebre, empezó a sacarle la ropa, solo lo dejo con sus boxer puestos y puso un paño húmedo en la frente y otro en el abdomen. Sabía que tenía algo más en su cartera, lo usaba con los clientes que le gustaban los castigos más severos, pero no sabía si sería bueno usar un supositorio de metamizol en el, había averiguado que era efectivo para la fiebre, y al ver el estado del "niño"supo que era la mejor opción, así quedo tomo un supositorio de su bolso y sin dudarlo lo introdujo en el "niño".
Samantha: tranquilo bebé, esto es incómodo pero es lo más efectivo, no te preocupes, yo me quedaré contigo.
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niño bueno, se merece un castigo
General FictionIan toda la vida fue un ejemplo a seguir, el mejor alumno de su clase, el chico que nunca le dió un dolor de cabeza a su padre, estudio idiomas, piano y era bueno en deportes. Pero a pesar de eso nunca logro que su padre le dijera que estaba orgullo...