Mi padre él Dios Sol existió desde el principio del universo al igual que la Diosa Luna y otros dioses, se dice que se crearon de la nada ya que fueron los primeros seres sobrenaturales en existir.
Los Dioses como los nombraron por su magnificencia y su poder que va más allá de lo entendible fueron los protectores de los diferentes mundos y los encargados del balance.
Por siglos los Dioses se encargaron de vigilar atentos cualquier anomalía y desorden en los diferentes mundos ya sea de humanos o de criaturas mágicas.
Los más problemáticos siempre fueron Arquin ( Reino de los lobos o licántropos), y Tesea ( Reino de los Demonios) estos últimos siempre buscaban la supremacía y la destrucción.
Por miles de años la paz reino debido a los Dioses y sus normas inquebrantables, los únicos que no necesitaban control eran los humanos, y eso era debido a que cuando habían signos de algún problema los Dioses mandaban desastres naturales y es ahí donde entendían su insignificante existencia..
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Después de muchos años de paz los problemas entre especies otra vez empezaron a molestar a los Dioses, nuevamente guerras entre criaturas se estaban haciendo muy molestas para ellos así que decidieron investigar.
La reina de Balach (Reino de los hechiceros), Nanara, conocida por su linaje ancestral y por su carácter temperamental era el problema ya que encendía la llama de la pasión de muchas especies y eso traía problemas, y es que según se decia Narara poseía una hermosura digna de una Diosa y por eso era deseada por muchos, su mirada sombría pero al mismo tiempo penetrante y capas de sepultar tu alma si así lo quería robaba la calma de muchos, además de que poseía poderes extraordinarios y que no tenían comparación, se decía que quien logrará tenerla podría tener todo el poder y la supremacía de todas las especies.
Ciertamente muchas batallas fueron a causa de Nanara y su poder de hechizar con su belleza, muchas criaturas perecieron gracias a las guerras; los Dioses viendo tanta destrucción decidieron interferir, ellos no podían permitir el caos.
Una noche, el Dios Sol personalmente bajo de los cielos sin que nadie lo supiera para conocer a la joven hechicera, tenía curiosidad de saber si una hechicera tenía el poder de desencadenar guerras tal y como se lo habían comentado, al llegar a Balach no tardó mucho en ver el castillo dónde vivía la reina, el castillo brillaba como las estrellas del cielo un aura mágica se ceñía en el y te dejaba sin aliento, sin duda el mundo más hermoso siempre fue Balach, su hermosura era tanta que el Dios Sol disfruto un poco de la vista y se sentó en una roca, la calma reinaba en el mundo de los hechiceros, solo los colores del cielo eran capaces de relajar tu alma y hacerte perderte en el.
No pasó demasiado tiempo cuando el Dios pudo divisar una figura paseando por el lago, sin duda era una mujer su curvilínea forma la delataba, sus cabellos negros largos y brillantes reflejaban la luna, la miro por largo rato mientras la joven paseaba, de pronto la joven se acercó a una flores que parecían aún seguir en capullo las observo por unos segundos y luego se puso a danzar.
El Dios Sol se pregunto por qué la joven bailaba, pero su danza era muy armoniosa y traía paz a su alma así que no pudo más que observar atento mientras esa joven se movía de un lado al otro con suma delicadeza y como si hubiera algún tipo de música.
De pronto las flores que antes estaban en capullo se abrieron y se transformaron en hermosas rosas rojas, los colores eran tan intensos que hasta de noche podías ver el color rojo como la sangre misma, azules como el cielo de los humanos, la joven se arrodilló y las flores empezaron a moverse, era una hermosa escena, las flores bailaban una danza que traía paz y esperanza.
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Killa, hija del Sol.
Fantasy- ¿Una boda?. A quien podría importarle algo tan insignificante teniendo tanto poder y siendo una Diosa. Miro a mi abuela y a sus damas del reino y sonrió, los ojos de mi abuela están llenos de enojo y siente vergüenza de mi, pero me da igual. - Deb...