Ni contigo, Ni sin ti.

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-He vuelto después de algunos días de estar muriendo por la universidad. 

-En esta historia agregue un personaje que no existe pero es crucial para el desarrollo de este OS

-También aclarar que en este ocasión Geto y Shoko no son amigos de Gojo, solo conocidos, pero son mejores amigos de Utahime. 

-Fin del comunicado y espero disfruten de la lectura. 

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El hermoso ramo de flores voló de un extremo al otro de aquel elegante salón cubierto de hermosos arreglos flores cayendo directo en sus manos lo observo por unos segundos y luego solo lo dejo caer a sus pies mientras podía sentir un enorme y retumbante griterío de fondo, termino de beber de un sorbo el vino blanco en su copa y pateo el ramo lejos, hacia el sector en donde todas las solteras esperaban que aquellas flores de color rosa las ayudara a que sus novios captaran el llamado desesperado de comprometerse. Y ella sí que sabía muy bien de llamados desesperados por atención llevaba años intentándolo.

Vio como las invitadas de la boda casi se caían de bruces por obtener el dichoso ramo mientras se dirigía a la salida, no sin antes volver a felicitar a la nueva feliz esposa, Yuki era la prima de su mejor amigo y acaba de contraer nupcias, pero el hecho que todo este evento fuera organizado por una familia de la cual era conocida hace años, no la hacía menos aburrida.

-Espero que de ahora en adelante todo sea miel sobre hojuelas, Yuki San – le dio un abrazo apretado mientras apreciaba lo linda que se veía aquella rubia, en verdad deseaba que Yuki fuera muy feliz en esta nueva etapa de su vida – Pero debo irme, lamentablemente la universidad no discrimina si tenemos un evento social y debo ir a estudiar- se excusó mientras recibía la mirada de comprensión de la recién casada.

-Me alegra que hayas estado en la ceremonia y en parte de la fiesta, es bueno ver tu sonrisa por allí, Utahime - le apretó los mofletes -Pero entiendo que el deber es primero y si quieres ser una buena maestra, debo dejarte ir por esta noche ¿Satoru irá a dejarte?- pregunto mientras levantaba su cabeza para localizar al peliblanco.

-Bueno...- busco ella también a su mejor amigo con la mirada y lo vio muy cómodo y coquetamente hablando con una chica que había visto ya varias veces en la universidad -Creo que está un poco ocupado- volvió a sonreírle a la mayor - Pero tomare un taxi, no hay problema.

-Avísame cuando llegues a casa ¿Si? – pidió preocupada mientras la azabache asintió con la cabeza y paseo su mirada posándola sobre el chico antes mencionado, lucia radiante, feliz, un coqueto innato.

Para su fortuna cuando salió del lugar de la celebración paso un taxi que hizo parar y le dio su dirección rápidamente, llego a su departamento en menos de media hora y el cansancio se notaba en su cuerpo que solo gritaba por una cama y poder sacarse esos terribles tacones, había ayudado con todo lo de la boda desde que Yuki había anunciado que iba a casarse, fue entonces que Gojo le pidió ayuda.

¿Y cómo no acceder si era el peliblanco quien se lo pedía? Se habían conocido en el jardín de niños aun siendo Utahime un años mayor que él, sus madres se habían hecho amigas de tanto verse cuando iban por ellos al jardín y naturalmente ellos dos congeniaron desde los tiernos cinco y seis años, ahora Utahime tenía veintiséis y Gojo Veinticinco.

Era verdad que desde hace algunos años, lo que se traducía que más o menos desde los dieciocho años que a la azabache le gustaba su amigo, un gusto que poco a poco fue transformándose en amor, mismo amor del cual el peliblanco jamás se enteraría, mismo amor que guardaría bajo siete llaves porque sabía que en el momento que el más alto se enterara solo iba agradecérselo y a la semana estaría pidiéndole consejos amorosos como si aquello no le doliera a la mayor.

Entre Vendas y Listones. (Serie de One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora