-y bien, ¿disfrutaron el paseo? - pregunto mi madre después de pasarnos agua.
Dudaba mucho que ella se hubiera mantenido quieta en todo este tiempo, pero como fuese, aquí estaba recibiendonos.
-si a disfrutar le llamas ser superado por tu propio hijo, supongo que si - comentó Levi desequipando los tanques de gas de su equipo.
-¿superado? - pregunto Ami sorprendida.
Habíamos llegado al mismo tiempo, nuestros pies tocaron la misma rama en el mismo segundo, aunque en todo el trayecto Levi y yo habíamos estado adelantandonos al otro, con giros, atajos, distracciones y muchas otras cosas.
-le demostré a papá que también estoy a su altura - respondí desbordando felicidad.
Levi tenía una sonrisa en el rostro, la misma aura orgullosa de la mañana se hacía presente.
-ah ya lo creo - comentó Ami pensativa - ese metro con sesenta centímetros son fáciles de alcanzar.
Ese fue un golpe duro, del cual no pude evitar soltar una carcajada. Mi padre tenía cierto complejo con su estatura, no era nada extremoso o que lo mencionara todo el tiempo, pero ya lo había cachado un par de veces quejándose de lo altos que son Eren y Armin, hasta Jean o Connie; ciertamente, hasta mi madre era un poco más alta que él, aunque con la edad se veían del mismo tamaño. No debía reírme, ya que yo seguramente tendría esa misma estatura, sin embargo todo lo sucedido en el día no encajaba del todo con aquella broma.
-graciosa - comentó sarcástico mi padre.
-lo siento, cariño, tenía que aprovechar que nuestro hijo te dio una lección - se disculpo Ami, también estaba orgullosa de mi.
Se acercó el y lo abrazo por detrás, deje de reír ante las escena. Todo el día, mis ojos y ellos mismos, me habían dado unas buenas bofetadas temporales; verlos de aquel modo, era como tenerlos a ellos mismos pero más jóvenes, era un flashazo de su pasado. Me gustaba. Me gustaba esa felicidad.
El espíritu alegre se mantuvo el resto del día, comimos un poco más, recorrimos el bosque entre giros y saltos, reímos y disfrutamos el tiempo de calidad en familia. De no ser por la puesta de sol, habríamos seguido haciendo lo mismo hasta que no aguantaramos más.
Para cuando comenzó a oscurecer, ya habíamos recogido todo lo que llevábamos y hasta ya hibamos de regreso a casa. El camino fue corto y refrescante, la brisa de verano nos golpeaba la cara mientras hablábamos divertidos de cómo yo los había sorprendido todo el día.
Una vez en casa, los ayude a acomodar todo lo que habíamos llevado al bosque, dejamos todo en su lugar y limpio, luego nos dimos un baño secuencialmente. Finalmente, limpios y listos para descansar, mis padres me fueron a acostar para dormir: Ami me arropo en la cama y me dio un beso en la frente antes de salir; por su parte, Levi me sacudió el cabello, sonrió e igual se marchó.
Pesé a que el día había sido largo, cansado y cargado de emociones, no pude dejar de esperar a que no se oyera ningún ruido para comenzar a leer el diario de mi padre. Busque la página en la que me había quedado y comencé a leer...
«... era abrumador pasar de no tener a nadie, a tener 5 personas preocupadas y atentas a mi.
Durante varios meses, después de que me dejaran ir a casa, se volvió rutina que saliera diario de la casa de Kenny (ahora mía) y fuera a casa de Ami, allí me ofrecían el desayuno; y luego, Farlan y yo acompañabamos a la madre de Ami hasta la pequeña tienda donde repartía las raciones, pasábamos horas sin hacer nada algunos días y otros más, nos dejaba hacer pequeñas entregas. El señor Arai, se ausentaba al menos 3 días cada 2 semanas y en ese tiempo era cuando la cosa se ponía mal, pues todos los parásitos salían para intentar robarle algo a la familia Arai, por lo menos hasta que llegue yo. Muchos sabían que era el “discípulo” de Kenny y por lo mismo no se metían conmigo; mientras que otros, en algún momento habían intentado matarme en los últimos años sin éxito.
Así pues, medio año más tarde yo prácticamente vivía con los Arai, aún cuando me había dicho a mi mismo que no debía ser así. Y regrese a esa idea, cuando casi a finales del año la muerte volvió a llamar a la puerta, de nuevo sin que pudiera hacer algo para evitarlo. Ciertamente, nadie está seguro de lo que pasó y lo que sabemos se limita a que aquella mañana, cuando el señor Arai volvía de su viaje y se encontraba con su esposa en su local para abrirlo como cada mañana, algún idiota los atacó. Pero la duda con la que Ami y yo hemos vivido todo este tiempo es ¿por qué? Los ladrones no se llevaron la mercancía, los padres de Ami no habían sido torturados ni robados, simplemente alguien había llegado y les había arrebatado la vida sin más. Y por un tiempo considere que había sido mi culpa, si mi madre había muerto y Kenny me había abandonado, debía ser por que yo estaba maldito o algo parecido.
La abuela Arai se las arreglo para mantener el trabajo de comerciante de su hijo, de algún modo había sacado esa juventud y fuerza que había perdido con los años; mientras tanto Ami se desmoronó de golpe, apenas si comía, no hablaba y solo se encerraba en la habitación de sus padres, la entendía, pero, a la vez, era frustrante verla en aquel estado, sobre todo porque no podía hacer nada...»
Me obligue a detenerme, no podía seguí leyendo con las lágrimas en los ojos. Esta vez, no lloraba por el dolor de las palabras de mi padre, sino por el dolor que debió sentir mi madre; ni una sola vez había visto a mi madre como la describía mi padre en el diario, atormentada por un trágico momento o algo por el estilo, lo cual hacía que sintiera peor la narración. Mis padres, ambos habían perdido a sus familias desde jóvenes y yo que los tenía conmigo, a veces los hacía preocuparse; ahora tenía sentido lo que decía Ami, a mi padre realmente le causaba conflicto la idea de perder a alguien más y no ser capaz de evitarlo.
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Levi's diary
FanfictionMiembro de la Legión de Reconocimiento, proveniente de la Ciudad Subterránea, hijo de una Ackerman, soldado, compañero, líder, amigo... ¿Qué más podría decir para describirlo? Levi Ackerman, uno de los grandes héroes. Pero... Aún hay más que contar...