Be Mine ll Tony López y tú

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Después de haber comido algo subí a bañarme y luego a bañar a Elizabeth. Yo cepillada su cabello rizado.

—Mami ¿Dónde está Sebastian?— preguntó

—Emm... El está ocupado— mentí — lo veremos luego. ¿No te gusta estar aquí?

—Si, me gusta. Tony me cae muy bien— ríe

—A mi también — beso su mejilla.

—¿De qué hablan? — entra

—Hola— le sonrío.

—Oye Elizabeth ¿te gustaría jugar en el jardín? — preguntó

—Siii ¿Puedo ir mami? — me mira y yo asiento

Ella corre hacia el jardín emocionada.

—Me llegó un mensaje de Sebastian— me muestra su teléfono — no ha parado desde que desperté.

—Será mejor que vuelva a México con él — trago saliva

—¿Qué? No — toma mi mano

—Solo causará más molestias. — suspiro — Gracias por tenernos aquí anoche.

—No quiero que te vayas— me toma de las mejillas

—Yo tampoco quiero irme— acaricio su mano.

—Entonces no lo hagas _____— junta su frente con la mía. Mi corazón se acelera.

—Tengo que irme, allá está mi empresa y la escuela de Elizabeth, además de que no puedo vivir aquí toda la vida. —sonrío

—Te amo— me toma de la cintura y me besa — Por favor quédate — vuelve a besarme. No hago nada más que seguirlo.

Me duele aceptar que realmente lo necesito en mi vida, si tan solo las cosas hubieran sido un poco diferentes en un principio, nada de esto hubiera pasado.

—Yo también te amo— me pego mas a él. Baja un poco su mano hacia mí espalda baja. Me gusta

—Tienes que aceptar que sólo me necesitas a mi — muerde mi labio.

—Yo no necesito de nadie cariño, pero admito que no está mal la idea de quedarme a tu lado— él se ríe

—Piensa lo bien que viviríamos los tres— me separo— la casa es grande

—De eso no me queda duda, aun siento que me pierdo— tomo las cosas que traje y las meto en las valijas

—¿Qué harás? — me mira

—Pues regresaré a México, solo para dejar en orden la empresa. Me iré de la casa de Sebastian y vendré a Los Ángeles nuevamente. — amarro mi cabello en una coleta

—¿Vivirás conmigo? — sus ojos se iluminan

—Compraré un departamento cercano. —Suspiro

—No lo entiendo, me tienes a mi— me toma de los hombros

—Estuve sin ti cinco años ¿qué te hace creer que yo no puedo estar sola?

—Bien, pero si me necesitas... -

—Sé donde queda tu propiedad, no tienes porqué preocuparte. — planto un beso en su mejilla.

—Al menos quédate más tiempo.

—Me iré esta noche — le sonrío y lo abrazo — gracias por todo.

(...)

—Que tengas buen viaje ___— se despide