Oscuro Secreto

Capítulo IV

Capítulo IV

—Maldición, ¿dónde estás Agathe? —susurré para mi misma.

Ya eran más de las 12:00 AM.

Desde que, Agathe, se quedo en la pelea de esta tarde, no he vuelto a saber de ella, no es que me importe mucho lo que le pase, pero tampoco lo tomo a la ligera, la sociedad de este mundo esta cada vez más jodida, hoy en día cualquier persona a esta hora esta en peligro, sobre todo las mujeres, los feminicidios aumentan, a este paso hasta yo podría ser una de las tantas victimas, el hecho de que Agathe me mienta me molesta, mucho más que finja que le importo, eso provoca que la mayor parte del tiempo no tolere su presencia, aunque me cae mal, no es suficiente para desearle la muerte, sobre todo las que vienen acompañadas de violaciones y miles de golpes, ninguna mujer se merece eso. 

Cuando llegué, Ophélie no estaba, Jessica, la ama de llaves, era la única persona a la que podía pedirle ayuda en este momento. Cuando pensé que no se podría poner peor, alguien llegó a casa.

—¡Cariño! Agathe, Eline, ya estoy en casa, bajen a saludar a su padre —gritó el rubio.

Mierda, mierda, mierda, ahora si estoy jodida ¿Qué le diré a ese hombre sobre dónde esta Agathe? Se supone que soy la hermana mayor, tuve que haber cuidado de "Mi hermanita".

Bien Eline, hora de poner en practica esas clases de actuación...

 ¡Pero si nunca las tuve! 

¡Pero viste películas! 

¡Y no las recuerdo! 

Maldición ¡Solo ve y ya!

—¡Padre! —dije bajando las escaleras.

—Eline, hija ¿cómo estás? —me abrazó.

—Bien, ¿y tú padre? ¿Qué tal el trabajo?

—Algo pesado, pero no tanto para no pasar tiempo con los amores de mi vida —tocó la punta de mi nariz— ¿Dónde esta tu hermana?

—Oh, arriba.

—Entonces iré a saluda...

—No creo que sea buena idea —interrumpí.

—¿Por qué?, ¿sucede algo?

—Ella está algo enferma —mentí.

—¿Qué tiene? ¿Se encuentra bien? ¿Qué le paso? —preguntó preocupado.

—Menstruación —me limité a decir.

—¿Ya la ha ayudado tu madre?

—No, cuando llegamos no estaba.

—¿Cómo que no estaba?

—Así como lo escuchas.

—A ver Eline, ¿en dónde están?

—Mamá no sé.

El hombre pasó su mano sobre su cabello. Se encontraba frustrado.

—¿Salieron?

—Si, Agathe y yo estábamos aburridas.

—Pero, ¿ella esta bien?

—Está de muy mal humor, el problema sucedió en la calle, muchas personas notaron la mancha.

—Comprendo, ¿necesita algo?, ya sabes... toallas, pastillas, ¿helado?

—No, ya tiene lo necesario.