PRINCIPE ARROGANTE

¿ME ODIAS?

Disclaimer: Los personajes de Shingeki no Kyojin no me pertenecen, son propiedad de Hajime Isayama.

Advertencia: Relación Chico x Chico (Yaoi), Lenguaje Vulgar, Universo Alterno (AU), M-preg y Lemmon.

!Gracias por seguir leyéndo!
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Las risas hacían eco en el lugar, la luna de la noche se mostraba a lo alto del cielo siendo rodeada por estrellas que solo resaltaban su intensidad. 

Las únicas cosas que iluminaban eran un par de velas situadas a lo largo del lugar, mostrando la silueta de dos personas lo suficientemente cerca la una a la otra como para que su sombras se volvieran una.

– Ya es tarde, vamos a tu habitación – susurro la chica de manera pícara, dejando en claro las segundas intenciones – Seguro estaremos más cómodos ahí.

– Recuerdo que eso no te importa la otra noche y dejaste que te lo hiciera aquí, sobre el escritorio – Erwin bajo su mano traviesa hasta los glúteos de la joven.

– Pero quiero más privacidad. Es morboso pensar que alguno de tus sirvientes puede escuchar mis gemidos – dijo acercándose peligrosamente hasta la oreja del rubio para morder el lóbulo de manera provocativa –Solo quiero que tus los escuches – susurró.

Justo cuando Erwin iba a besar aquellos labios carnosos un par de nudillos tocaron la puerta de madera fina que identificaba su oficina. El rubio rio por debajo al ver la expresión fastidiada de Nanaba al verse interrumpida de esa manera.

– Pase – ordeno, viendo como de inmediato la puerta se abría y uno de sus múltiples sirvientes entraba con un sobre entre manos – ¿Qué pasa? – pregunto sin cambiar de posición, ni siquiera cuando la joven se encontraba sentada sobre sus piernas mientras sus brazos rodeaban su cuello. Los sirvientes ya estaban acostumbrados a su falta de ética y a las visitas de sus amantes.

– Perdone molestarlo en estos momentos príncipe, pero ha llegado una invitación por parte del reino de Trost – informo el hombre, acercándose cautelosamente hasta el escritorio para dejarlo sobre él.

– ¿Trost? – Erwin alzo la ceja al escucharlo.

Empujando a Nanaba con el brazo para que se quitara de encima, se estiro para poder alcanzar el pedazo de papel que tenía escrito su nombre con caligrafía elegante. 

Sin perder tiempo rompió el sobre y se dispuso a leer el contenido, formando una pequeña mueca hasta que se convierto en una sonrisa conforme su lectura avanzaba.

– Vaya que sorpresa – expreso al terminar, recargándose sobre el respaldo de su silla.

– ¿Qué es? ¿Algo importante? – pregunto Nanaba con brusquedad, a fin de cuentas su plan de llevarse a Erwin a la cama estaba siendo pospuesto.

– Ni te lo imaginas – contesto, sabiendo que él sería el único que entendería – Oye preciosa, ¿Tienes un bonito vestido para asistir a un banquete?

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Aun a pesar de ser consiente de los sonidos que se escuchaba a su alrededor, mantenía los ojos cerrados negándose a abrirlos para comenzar un nuevo día. 

Estaba lo suficiente cansado como para dormir durante una semana entera, el hecho de haber preparado todo para que el banquete saliera perfecto lo había dejado agotado a más no poder.

 Sumergiéndose más entre las sabanas, comenzó a hacer un recordatorio de los detalles que faltaban, sin embargo su cerebro reacciono y de inmediato se reincorporo de la cama.

 Todo estaba completo ya que ese día era el banquete.

– ¡Levi! El día de hoy es...el... – se quedó en silencio al darse cuenta que se encontraba solo en la habitación.