Capítulo 20

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Zayn Malik.  

- ¡Zayn! ¡Espera! ¡Espera! ¡Por favor! ¡Zayn! - no des la vuelta Zayn. Por más que ruegue y diga tu nombre, no voltees. Es justo lo que ella quiere. ¿Cómo demonios tiene el descaro de perseguirte después de lo que viste? No entiendo. ¿Por qué me molesta tanto? << No, no te molesta... Te duele, y lo sabes. >> dijo una voz en lo profundo de mi cabeza. - ¡Zayn! Créeme, no es lo que parece... - esas últimas palabras detuvieron mis pasos.

- Debes estar bromeando... - dije con un bufido. - ¡Esa es una frase contradictoria Mónica! - alcé los brazos al aire. - ¡Dicen que no es lo que parece cuando realmente es lo que parece! Por favor, Mónica... Ahórrate las mentiras. - con eso resumí mi caminata hasta el auto.

- ¡Zayn! - y vuelve a gritar mi nombre. Escucho sus pasos detrás de mí pero eso no impide que siga caminando. - Por favor... - parecía una súplica… ¡Joder! Era una súplica; la manera en que lo dijo, el tono que utilizó al decirlo, lo que sentí al ella decir esas palabras lo confirmó, el nudo en su garganta era demasiado evidente como para no notarlo. Volví a parar mis pasos.

Justo hoy cuando me sentía más seguro que nunca por lo que sentía por Mónica. Justo hoy cuando planeaba ir a verla y decirle que siento algo más que atracción y que de verdad quería hacerla mi novia, formal. Que no me importaba que se fuera en 2 semanas para Los Ángeles, que si era necesario me iba a vivir por un tiempo a Los Ángeles solo para tenerla cerca de mí... Como siempre he querido; tenerla cerca.

Era una mañana normal, donde a mí me tocaba recoger el desayuno para los chicos y para mí en el Café de Roy. Las ansias por verla hoy más tarde me ponían más nervioso de lo normal. Es que solo tenía 2 días sin verla y me estaba volviendo loco. Los mensajes de textos y las largas llamadas telefónicas a la casa y a su celular. Escuchar su risa y no estar con ella para callarla con un beso de esos que te quitaban cada onza de aire del cuerpo me mataba.

Recuerdo como Niall llegó a la casa ayer tarde en la noche, casi saltando de un pie, con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Qué digo de oreja a oreja? Del cielo a la tierra. Nos comenzó a contar como le fue desde el momento que pisó la casa hasta el momento de su declaración de amor, y como pasaron la noche bajo las estrellas. ¿Quién lo diría? Niall Horan, todo un experto en el romanticismo. Verlo feliz de estar al lado de la chica sus sueños me causó celos... Si, celos. Celos porque yo también quería estar así. Y en ese momento la imagen de la bella y encantadora sonrisa de Mónica apareció en mi memoria. Flashbacks de todos los momentos que he pasado con ella pasaron ante mis ojos como si de una película se tratase y ¿saben qué? Todo celo desapareció. ¿Por qué? Porque la tenía a ella. A Mónica. No podía pedir por más, pero sentía que algo faltaba, y eso era que quizás ante los ojos de nuestros amigos y otras personas había claramente algo más que atracción física, pero que pasaría si alguien, algún desconocido, nos preguntara ¿que éramos los dos exactamente? No era mi amiga. No quería que fuera solo mi amiga. ¿Decir que era mi novia? ¿Y si me pasaba de los límites? No sé si le molestaría y no quería correr el riesgo de pasar otro mal rato con ella. Así que saldría de toda duda hoy.

Ese era mi plan hasta que entré al café de Roy y solo di dos pasos, me detuve a ver al desconocido de aquella vez cuando caminábamos por la ciudad << ¿Y éste que hace aquí? >> pensé.

Cuando vi a su acompañante sentí como se paraba el tiempo y… << No puede ser ella… >> fue lo único que pudo procesar mi mente.

Los Ángeles en LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora