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ANTONELLA JOHNSON.
Los siguientes tres días que Christopher no se encuentra aquí logro terminar por lo menos la mitad del trabajo acumulado que Alessandra y la antigua chica han dejado.
Ya que el señor Zabdiel me ha ordenado dejar que ella haga su trabajo y honestamente agradezco por hacerlo.
Toda empresa tiene algunas fallas y supongo que en esta, la falla es la ineficiencia e incompetencia de los empleados que no toman enserio el hecho de trabajar y aprovechar para aumentar el conocimiento intelectual de la experiencia de trabajar en esta empresa.
En fin, cosa de ellas
También he aprovechado para adelantar algún pendiente que ha dejado Él señor Vélez mientras termina sus negocios.
En la tarde aprovecho para planificar la base de datos conforme al crecimiento de la empresa y después de que mi hora de trabajo culmina me marcho a casa con la sensación de paz sabiendo que he terminado todo el trabajo que me han impuesto.
La mañana siguiente llega y con ello desaparece la tranquilidad de trabajar sola por que hoy llega el señor Vélez.
—Antonella verte hace que mis mañanas mejoren— dice el portero del edificio haciendo que una sonrisa se me dibuje en los labios.
— Comenzamos galán, Freddy.— sonrió para darle un abrazo y este besa mi frente con delicadeza.
Freddy tiene 45 años y en vez de verse mal con sus pocas canas hace que a muchas mujeres les de ganas de tenerlo de Suggar Daddy.
La relación de ambos es como una de padre e hija, siempre ha estado para mí y muchas veces me ha defendido cuando hombres intentan sobrepasarse conmigo.
Quizás es el padre que siempre quise tener.
— Ve rápido al trabajo cariño, recuerda que tienes que hacerme sentir un viejo orgulloso— y con sus palabras de aliento hace que me sienta más capaz por todo lo que me falta por lograr y conseguir.
— Te quiero.
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Dejo mi cartera encima de mi escritorio para prender el iPad que el día de ayer me han asignado para revisar el correo de la empresa.
Clasificado los correos por si el señor Vélez le interesa en tres nombres: Invitaciones, Donaciónes, Negocios.
Prendo la pc para darle un sorbo a mi café sin dejar de leer el informe que acaba de llegar sobre el área administrativa de la empresa.
El ascensor se abre y por ella entra Él señor Erick con una carpeta en su brazo mirando su teléfono atentamente.
— Buenos días señor Colón.— me levanto para extenderle mi mano y este apartando la vista de su teléfono me sonríe y agarra mi mano dándome un beso en los nudillos de mis dedos.
— Buenos días, Antonella.
El acento español cubano hace que me sienta un poco conmocionada por el deletreo que arrastra sus cuerdas vocales al saludarme.
— ¿Que tal el trabajo?— pregunta sin quitar su mirada verdosa de mi y sonrió agradecida por su intervención aquel día.
— Muchos archivos por corregir pero feliz por estar aquí.— este suelta una risa ante mis palabras para sacar la carpeta de su brazo y extendermela.
— Cuando llegue Christopher podrías hacer que firme estos papeles— asiento tomándola para dejarla en el lado izquierdo de el escritorio— Llega en cinco minutos
—¿Le voy a dejar la carpeta a su oficina, señor?— le pregunto y este niega sin dejar de sonreirme.
— Enviaré a mi secretaria a verlos.— avisa volviendo su atención al teléfono— Hasta luego Antonella.
— Hasta luego señor.— respondo y este me da una última sonrisa para entrar a la caja metálica y desaparecer.
Me terminó mi café corregiendo el informe y tal como dijo Erick, el señor Vélez sale seguido de Alessandra del ascensor leyendo una revista.
Me atragantó con mi saliva al ver las ojeras que tiene Alessandra y debo apretar mis labios para no reírme por la expresión de su cara cansada.
— Buenos días...— saludo a ambos levantandome.
Christopher centra su atención en mi y le permito a mi mente decirme lo que piensa.
Lo he extrañado.
— Buenos días Antonella...— sonrió por lo gruesa y ronca voz que suena al saludarme.
Alessandra por el contrario ni me nota y con los ojos casi cerrados corre hacia su escritorio asustandose al ver muchas carpetas en su escritorio para fulminarme con la mirada.
— Antonella, acompáñame por favor— me pide Christopher y apartando mi mirada de Alessandra asiento para seguirlo.
Deja que pase primero que él al abrir la puerta como todo un caballero para cerrarla detrás de él cuando entrá.
— Zabdiel habló conmigo esta mañana sobre lo que hace Alessandra...— comenta quitándose el chaleco colgandolo detrás de la silla.— No he hablado con ella pero es justo que este mes se quede sin su salario por el error que ha estado cometiendo.
— No tiene que rendirme cuentas de lo que piensa hacer con ella señor...— murmuró manteniendo una buena distancia sobre nosotros, y no por que me incomode, sino por que me prendo mucho.
— Pero quiero hacerlo, mi empresa me representa, mis empleados me representan y que actúen de esta manera me hace quedar mal a mí.
— Señor, yo no lo conozco lo suficiente para criticarlo, además el error fue de ellas, más no de usted...— siseo soltando mi pensamiento y él sonríe como si mi opinión sobre él le importará demasiado.
— No quiero que tengas una mala imagen de mi, Antonella...— me explica acercándose a mí, acunando mi rostros entre sus manos haciendo que contenga un suspiro ante su gesto.
— No la tengo, señor...— le explicó en un susurro— Además la opinión que tenga sobre usted no le debe de importar
Este niega para acercarse cada vez más y rosar su nariz con la mia de una manera insitadora.
— Le dije una vez y lo diré las veces que sean necesarias, todo lo que tenga que ver conmigo, Antonella, me importa.
¿Por que me dice todo esto?
¿Acaso no ve que todo esto me hace ilusionar?
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Enseñame Daddy|| Christopher Velez
FanfictionIntroducción. -Eres mi deseo más ardiente princesa- susurro en mi oído y yo juguetee con su corbata sentada sobre su escritorio.- quiero follarte tan duro que haré que nunca me olvides. - Debemos ir suave guapo-susurre sobre su oreja mordiendo su l...