Aquella semana cambió mi modo de ver Madrid. Ir a clase el miércoles y tener a Sofía conmigo me ayudó mucho. Cada mañana me levantaba, iba al colegio y me encontraba a Sofía esperándome. Lo malo de aquellos reencuentros es que los chicos del instituto público de al lado seguían molestando a aquellas chicas, aunque entre ellos ya no se encontraba Marcos...
Esas chicas se llamaban Marta, Carla y Alba, Sofía me las había presentado. No conecté con ellas como con Sofía, pero eran majas. Lo único que no entendía era por que permitían que los chicos las tocaran y sin decir nada.
Además Sofia me presentó a algunos amigos suyos más. Todos eran adolescentes en su estado puro, pero era bueno saber que no estaba sola y poder adentrarme en mi nueva clase sin problemas. Una de las cosas que más miedo me daba de cambiar de curso no era el no hacer amigos, sino el ser vícitima de bullying.
Me reunía en los recreos con un grupo de amigos de clase y aunque entonces no hablaba mucho, luego podía pasar horas compartiendo con Sofía. En algunos momentos me parecía que nada había cambiado. Una panda de amigos normales y una gran amiga: Sofia. Antes aquella gran amiga era Ana, y la echaba muchísimo de menos, pero tras aquella conversación cortada, nuestros mensajes por WhatsApp no decían nada. Unas cuantas tonterías y un te echo de menos de vez en cuando.
Estaba pasando, me estaba alejando de Ana. A veces sentía que no pasaba nada, que ya estaba Sofía. Luego me daba cuenta de que Ana llevaba conmigo desde los 3 años y no tenía derecho a desterrarla de mi vida.
En eso pasó mi primera semana de clase antes de que llegara el viernes. Aquel día me levanté a primera hora como siempre y me acerqué en metro hacia "Los abedules".
Me reencontré con Sofía como era habitual durante esa semana y volví a encontrarme con aquella panda de chicos que jodían a mis nuevas "amigas", mejor dicho conocidas. Estaba harta de ver la misma escena todos los días, así que le comenté a Sofía lo que pensaba y ella me apoyaba.
Decidimos que esta mañana ayudaríamos a Marta, Carla y Alba a decir YA BASTA. Había que dejar a aquellos chicos en su lugar. Nos acercamos a ella y les dijimos.
-—Chicas, hola... Nos hemos dado cuenta de lo que los subnormales del colegio de al lado, hacen a diario. Sabeís que no tienen derecho a tocaros el culo ni a molestaros.—Dijo Sofía.
—Tenéis que decir "Ya basta" o nada cambiará.—La apoyé yo. Las chicas se pusieron coloradas y dijeron.
—¿Y que le vamos a hacer? Siempre se las apañan para sorprendernos.
—Cuando lo hagan, decidles que paren, si no os hacen caso, peor para ellos. Los denunciáis—Dijo Sofía muy segura de aquello. Se levantó y dijo—Ni una más.
Nos quedamos acompañando a las chicas ya que ellas tenían miedo de tener que plantarle cara a los chicos solas.
Cinco minutos antes de entrar a clase los chicos aparecieron, y nos levantaron las faldas a todas, a mí incluida. Yo no me esperaba eso, y nunca me había ocurrido. Fue entonces cuando Sofía y yo explotamos y como estábamos muy cabreadas les gritamos.— ¿Te crees que es gracioso?
Los chicos se rieron y yo me sentí indefensa. Todas estábamos calladas y humilladas, iban a volver a ganar. Se empezaron a alejar de nosotras pero de pronto noté como la mano de Alba cogía la mía. Su otra mano cogía a Marta, que a su vez cogía a Sofía que estaba de la mano con Carla. Entonces,reforzadas por el apoyo mutuo gritamos.
—¿A donde creéis que vais?—los chicos se dieron la vuelta y volvimos a gritar —Ni una más.
Para entonces todo el mundo había figado los ojos en nosotras. Y no íbamos a permitir salir humilladas de allí.
—Nos da igual que os rías, que os burléis. Esto es una advertencia. Juro que si volvéis a tocarnos os denunciaré a los tres y haber si os sigue haciendo tanta gracia después—anunció Sofía.
Los chicos se fueron, bajo las miradas de enfado de todos los presentes, que se habían puesto de nuestro lado. Y creí que aquellos chicos no volverían a ser bien recibidos en mi instituto.
Aquella experiencia reforzó mucho mi amistad con aquellas chicas. La empecé a conocer mejor y poco a poco logré ahondar en aquella capa de superficialidad que las cubría. Eran chicas como yo, aunque sin mi mala suerte.
Marta, era la más alegre, y la mas sociable. Tenía un novio muy guapo llamado Lucas, que iba a otro instituto, y le encantaba la música. También tenía problemas, escondía bajo una capa de maquillaje todas sus inseguridades.
Carla, era la más pija... le gustaba la ropa cara, el maquillaje. Sus padres tenían bastante dinero, pero aún así no es que su familia fuera perfecta.
Por último, Alba era la más guapa, tenía muchos admiradores. Pero confesó que nunca se había besado con nadie, aunque había estado a punto de ser violada. Lo que me hizo por un momento pensar en la sociedad en la que vivíamos.
Pronto aprendí a comprenderlas, y a entender por que tenían ese aire de superioridad, era lo único a lo que estaban acostumbradas, no era su culpa.
La tarde de aquel viernes quedé por primera vez en Madrid. Mi madre se puso muy feliz al descubrir que había echo nuevas amigas, pero también me advirtió de que tuviese cuidado.
Fuimos de compras a la Gran Vía y salí de allí con varias prendas, mucho mas elegantes de lo que estaba acostumbrada a llevar: vaqueros y sudadera. Tras las compras, Marta, Carla y Alba se fueron ya que estaban invitadas a una fiesta. Sofía también estaba invitada pero prefirió quedarse conmigo porque yo no quería ir.
Tras un tiempo debatiendo decidimos ir al cine. Entramos, y nos acercamos a comprar las entradas. Una gran sorpresa me esperaba. Marcos, aquel chico que supuestamente no era nada para mí, se encontraba trabajando allí.
—Sofía, vamos a otro cine, ¿sí?—dije intentando de evitar aquel incómodo momento.
—Por? Si encima el chico de las entradas está buenísimo.
-—Luego te lo explico vámonos.
—Pero Sofía, decía que le daba pereza irse y empezó a discutir para intentarme sacar información sobre porque me quería ir.—Porque... ¡Conozco al chico!... Bueno no...—Sofía se había quedado con una cara de asombro enorme.
—¿En serio? ¡Tienes que presentármelo! No, no de aquí no nos vamos.—Dijo Sofía riéndose.
Llegó nuestro turno y el chico se me quedó mirando unos segundos antes de preguntar que peli queríamos ver. No dimos cuenta de que tanto debatir sobre irnos, no habíamos decidido película. Esto le dio oportunidad para tontear con Marco, sin ningún triunfo a Sofía. El no quería conocer chicas, me lo había dejado claro.
Finalmente nos decidimos por una película de acción y entramos a la sala. Me di cuenta de que estaba increíblemente colorada. Gracias a Sofía pase uno de los momentos mas embarazosos de mi vida. Pero aún así me sentí bien... más bien me sentí normal. Una chica de 16 años tonteando con su amiga por un chico. Añoraba esa sensación.
La película acabó y nos dirigimos a la salida. Yo estaba cansada tras aquel viernes tan ocupado y dije a Sofía que ya me iba. Nos despedimos y me dirigí hacia la estación del metro.
Sofía ya no estaba al alcance de mi vista cuando por la puerta trasera del cine salió él...
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Todo cambió
Teen FictionNunca pensó que su vida sería suficientemente interesante para escribir un libro. Pensaba que era aburrida. Deseaba que su vida diera un giro inesperado. Pero cuando pasó, todo cambió. #99 en instituto el 14 de septiembre d 2021 TODOS LOS DERECHOS...