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❝Entonces... ¿debería llamarte Moonbin?❞

Dong Min no debió haber aceptado un viaje de quince horas a una reunión familiar con su folla-amigo

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Dong Min no debió haber aceptado un viaje de quince horas a una reunión familiar con su folla-amigo. Eso era demasiado íntimo, era muy de novios. Entonces, ¿por quédemonios había aceptado? ¿Y por qué se sentía un poco emocionado?

Agarró su bolsa, llena de ropa para una semana, y la arrojó sobre su hombro. Revisó la hora, Rebel debería estar afuera esperando, así que cerró la puerta y bajó.

Como se lo imaginaba, el azabache estaba esperando en su coche parado justo fuera de su edificio. Tiró la bolsa en el asiento trasero y se subió al auto.

Rebel le saludó inclinándose sobre la consola central. Sin pensarlo, Dong Min le dio un beso rápido en los labios, y luego se congeló, su estómago saltando.

Eso no había sido un beso de "vamos a lo que vamos", ese fue uno de "es un placer verte, novio". Y lo que le dio miedo al pelinegro fue que se había sentido tan natural. Retrocedió y dibujó una sonrisa en su rostro. El azabache parecía tan sorprendido e inseguro como él.

-Oye, escucha, sé que te dije que me llamaras Rebel, pero creo que podría ser raro frente a mi familia.

-Oh, sí, supongo que tiene sentido. Entonces... ¿debería llamarte Moonbin?

Su verdadero nombre en los labios del menor se sentía extraño, pero de alguna manera también un poco emocionante. Podía imaginarse a sí mismo diciéndolo roncamente mientras el pelinegro le embestía por detrás.

Los ojos de Moonbin se ensancharon una fracción, y el más mínimo indicio de rubor se elevó en sus mejillas.

-Sí, ¿está bien? -preguntó, su tono enérgico fuera de lugar con su tímida expresión.

-Sí, está bien.

Un silencio incómodo se instaló entre ambos por unos segundos antes de que una sonrisa genuina regresara a la cara de Rebel.

-Adivina qué pasaremos de camino por nuestro viaje.

-¿Qué?

-Las Vegas -El azabache movió las cejas y Dong Min hizo un puño de victoria.

-Vamos a parar, ¿verdad?

-Joder, sí, vamos a parar -concordó-. Son sólo cinco horas hasta Las Vegas. Así que iremos allí y pasaremos la noche, luego podemos dividir el resto del viaje de once horas desde allá.

-Funciona para mí, hagámoslo.

-Gracias de nuevo por venir -dijo Moonbin, la insinuación de vulnerabilidad se filtró de nuevo en su expresión.

-Gracias no requeridas, sólo el sexo que prometiste.

-Oh sí, definitivamente vamos a hacer eso. Y siéntete libre de entretenerte durante la primera parte de nuestro viaje dándome una mamada de carretera, si el espíritu te mueve.

-Lo tendré en cuenta.

Mientras salían del estacionamiento, Rebel eligió una lista de reproducción y el pelinegro se relajó en el asiento del pasajero.

Incluso cuando estaban fuera de la ciudad, el tráfico se detenía. Los dos se entretuvieron cantando junto con la radio, apuntando señales de tráfico al azar o cualquier cosa que les hiciera reír, hablando de nada y de todo.

-Háblame de la pérdida de tu virginidad -propuso Dong Min con una sonrisa malvada dirigida a Moonbin, que echó la cabeza hacia atrás y se rió de su pregunta.

-Oh, esta es una historia muy incómoda. Salí con un chico, Justin, en mi primer año de preparatoria. No era el amor de mi vida ni nada de eso, pero era sexy y uno de los pocos otros chicos abiertamente gay. De todos modos, habíamos estado saliendo por unos meses y habíamos hecho todo lo demás, así que pensamos que era hora de ir a donde ninguno de los dos había ido antes. Discutimos durante más de una semana sobre cuál de los dos sería el pasivo. Los dos estábamos nerviosos sobre quién lo sería. Terminamos aceptando tirar una moneda por ello, yo tiré la moneda y salió cruz...

Dong Min se rió de la forma en que el azabache contaba la historia-. Aw, pobre bebé -se burló.

-Oh, sí, sólo espera. Con los detalles importantes decididos, hicimos un plan para que él viniera a mi casa después de la escuela cuando supe que tendríamos la casa para nosotros solos. Nos desvestimos torpemente, como si no estuviéramos bien entrenados para desnudarnos. Una vez que estuvimos desnudos, las cosas se pusieron peor. Habíamos visto porno para descubrir la técnica, y como estoy seguro de que te habrás podido dar cuenta de que hay una cosa que falta en la educación pornográfica.

-Oh, por Dios, pobrecito -jadeó el pelinegro, adivinando a dónde iba esa historia, y haciendo un terrible trabajo al sofocar su risa detrás de su genuina simpatía.

-Sí, no preparación, no lubricante, sólo me doblé, y él fue directo a ello. Sentí como si me estuvieran partiendo el culo en dos. Afortunadamente, no era el chico más dotado de todos los tiempos, pero aun así no fue increíble. Después de unos treinta segundos, le dije que se detuviera y me dijo, "Dame un segundo". Cuando no se detuvo, me enojé, lo empujé y le di un puñetazo en la mandíbula.

-Oh por Dios, ¿cómo puede ser una historia real?

-Lo sé, es una locura, ¿verdad? Pero esa no es la parte vergonzosa. Aparentemente, mi mamá llegó a casa en algún momento y nos escuchó. Después de que Justin se fue, me sentó y me habló sobre el lubricante y la preparación para, citando sus palabras: el juego anal.

-Sí, eso es incómodo -concordó, tratando de recuperar el aliento por lo duro que le hizo reír esa historia.

-Ella es una gran madre. Mis padres son increíbles. No estaba seguro de cómo se lo tomarían cuando empecé a hacer porno, pero les pareció bien.

El buen humor de Dong Min se puso sobrio mientras la plática se desviaba a sus padres.

-¿Qué hay de tu familia? No los has mencionado antes.

-Crecí en un hogar adoptivo -respondió el pelinegro con un distanciamiento frío.

Comprensión se apreciaba en el rostro del azabache-. ¿Qué les pasó a tus padres?

-Quién sabe, y a quién le importa -espetó-. No estaban cerca cuando era niño. Cuando estaban en casa, dormían mucho y se peleaban todo el tiempo. En retrospectiva, probablemente eran drogadictos. Cuando tenía seis años, mi madre me dejó en una comisaría. Dijo que volvería enseguida. Esa fue la última vez que la vi. Reboté en diferentes hogares de acogida hasta que envejecí para salir del sistema.

-Lo siento.

La lástima en la expresión de Rebel era suficiente para que Dong Min quisiera golpear algo.

-No lo sientas. Estuve bien por mi cuenta. No necesito depender de nadie más que de mí mismo, y estoy bien con eso. No necesito que me mimen.

-Lo entiendo -le aseguró el azabache-. ¿Qué hay de tú primera vez?

La tensión en los hombros del pelinegro se relajó. Bendito fuera Rebel por el cambio de tema.

 Bendito fuera Rebel por el cambio de tema

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𝑺𝒕𝒂𝒚 𝒃𝒚 𝑴𝒆 ★(𝑩𝒊𝒏𝒘𝒐𝒐)★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora