Capítulo único.

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Xue Meng hundió su rostro poco a poco en el cuello de Mei HanXue. Su respiración iba aumentando el ritmo, sintiéndose como un leve cosquilleo en la piel del otro. Xue Meng dejó de llorar, ya no se podía concentrar en sus lágrimas. En cambio, su mente estaba en un caos, al igual que su respiración. De pronto, sintió como una mano se posaba sobre la suya. Aunque esto le hizo estremecerse más, y al ver que no fue rechazado el gesto, el hermano menor apretó el agarre. Xue Meng no sólo aceptó que le tomara la mano, sino que él mismo acomodó para que sus dedos se entrelazaran fuertemente, mientras su rostro seguía escondido en el cuello del hermano mayor. Quizá por la vergüenza, quizá intentado ocultar el color rojizo de su rostro, o quizá porque realmente le gustó el calor que desprendía el hombre en ese punto de su cuerpo, que lo hacía perder la conciencia y ya no pensaba en nada. Su mente divagaba sólo en concentrarse en el calor de este hombre, y en el calor en las manos enlazadas con el otro. Podría estar así todo el día. Fue Mei HanXue quien se movió en busca de sus labios. Y como un gato ronroneando, arrimándose a su dueño, así se sobó con su rostro en Xue Meng hasta que se encontró con su mirada. Los ojos de ambos contenían tantas cosas indescifrables, pero con un deseo ya difícil de esconder; reprimido durante tantos años. HanXue tomó la iniciativa y sin más, reposó sus labios en los del otro, con una dulzura impecable, como temiendo asustar a un cachorro asustadizo. Se separó de él, con miedo a continuar, y espero alguna señal de consentimiento. Y llegó. Xue Meng tardó en abrir sus ojos, como esperando que el otro continuara. Sin embargo, al ver que ya había pasado un tiempo, fue él quien con un movimiento casi imperceptible se acercó a los labios que acababa de tocar, como si lo atrajera. Mei HanXue entendió su señal. Como si hubiese esperado mucho tiempo para esto, no pensó nada más al lanzarse hacia los labios de Xue Meng. Esta vez no rozaron sus labios, sino que se aventaron a un beso que comenzó siendo un par de labios entrelazados, pero a medida que avanzada cada vez se convertía en intercambio de saliva, de forma apasionada y hambrienta. Al separarse, un hilo etéreo de saliva aun los unía. Se miraron profundamente. Por unos segundos Xue Meng no estaba dentro sí, hasta que a su mente llegó un pensamiento que lo hizo avergonzarse: acababa de dar su primer beso.


¡Tan vergonzoso! Esto era algo inaudito e impensable para el Xue Meng de ayer, de hace una hora, ¡de hace 20 minutos! Porque la pulcritud de este joven líder de secta no era sólo con sus ropas, él verdaderamente no sabía de estas cosas...sucias. lo que Xue Ziming no sabía y que acababa de descubrir, era que esas cosas sucias producían ese tipo de sensaciones. Sí, se estaba sintiendo bien. Así que, por un segundo, pensó que quizá besar no estaba tan mal. No era tan desagradable después de todo. Por supuesto, Xue Meng nunca pensó en algo más allá de los besos.


— Meng Meng — Este par de hermanos conocían lo suficientemente bien al líder de secta, por lo que sabían que en este momento se encontraba en una acalorada discusión con su "yo interior". La voz del menor interrumpió esos pensamientos.
— ¿A quién llamas así? ¿Quién te dio permi...? — Xue Meng se vio impedido de continuar hablando, ya que fue atrapado en un beso nuevamente, pero esta vez con el menor de Tanxue.
Y de este modo, sin que ninguno de los tres prestara atención, pasó un largo rato de besos apasionados e intermitentes para Xue Meng, mientras rotaba constantemente de izquierda a derecha. Los gemidos se hicieron paulatinamente más y más sonoros, pero sólo la oscuridad de la cueva fue testigo de ellos.


***


Recordando ese primer encuentro, Xue Meng pensó que se sentía realmente muy lejano, pero en realidad había pasado un poco más de medio año. Medio año en el que las visitas constantes no se hicieron esperar, ya fuese de ellos a Sisheng Peak, o de él yendo al palacio Taxue. En general, en ambos lugares se habían acostumbrado a la presencia de los tres. Aun así, nadie conocía la verdadera naturaleza de su relación, pasando ante el público como una estrecha amistad. Y era cierto. Esos dos hombres eran actualmente las personas más cercanas a Xue Meng. Eran sus confidentes, sus amigos, y más ahora, cuando recurrentemente se estresaba por el trabajo y ni siquiera tenía a su hermano ni a su shizun, los gemelos eran los que se encargaban de aconsejarlo, preocuparse por su salud e intentar relajarlo. Esto último en realidad siempre terminada dejando a Xue Meng verdaderamente exhausto. Hoy no era la excepción.

Por siempre, los tres...(Mei Hanxue x Xue Meng x Mei Hanxue) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora