ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 19

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Roger estaba llorando de nuevo, era todo lo que había hecho durante las últimas horas desde que regresamos a casa del hospital.

Lo sostuve en mis brazos, dejándolo llorar en mi pecho, sin saber qué otra manera consolarlo. Pero entonces Roger apartó la cara de mi cuerpo y me miró, las lágrimas rodaban por su rostro y llenaban sus ojos.

—Tengo que decírselo a Dominique

Sin esperar una respuesta de mi parte, se puso de pie y se acercó al teléfono, sacando el directorio telefónico del cajón de la mesa donde estaba el teléfono.

Me levanté y crucé la habitación, parándome a su lado y poniendo una mano sobre el hombro de Roger, haciéndole saber en silencio que estaría aquí para él.

—Hola, Dominique —dijo en voz baja, tratando de contener sus sollozos, sabiendo que tenía que mantenerse firme, al menos durante unos minutos. —Escucha, tengo que decirte algo.

Roger Meddows Taylor

—Hola, Dominique —dije en voz baja, tragando otro sollozo al pensar en mi hijo, que ahora ya no estaba en este mundo.

—Hola, Roger. —Dominique aún estaba molesta conmigo, al parecer. Estuvimos separados durante casi dos años, lo mínimo que podía hacer era ser un poco más amigable conmigo. Si no es por mí, entonces por los niños, por el bien de Emma.

—Escucha —suspiré— tengo que decirte algo.

—¿Los niños están bien?

No pude contener mi sollozo. Dominique se echó a llorar. Creo que, en ese momento, ella lo supo.

—Eso es lo que tengo que decirte, Dom.

—Oh dios. —Se las arregló para jadear mientras lloraba.

—E-es Theo... —me detuve, secándome algunas lágrimas de los ojos mientras seguía hablando. —S-se lastimó la cabeza y s-su sangre no coaguló...

—¡Mi bebé! —gritó Dominique, sonando como si estuviera sufriendo. Sabía cómo se sentía ella. Yo también estaba sufriendo. —Mi pobre bebé... —Respiró hondo. —¿E-estabas ahí, Roger?

Asentí, a pesar de que ella no podía verme.

—Sí. —Respondí— Lo -lo sostuve. —Ni siquiera le había dicho a Sarina sobre eso. No le había dicho que había tenido a Theo en mis brazos porque el médico me había dicho que no podían hacer nada más, aunque le habían dado algunos analgésicos.

Mi hijo no había dicho ninguna palabra antes de morir. Todo había sido pacífico.

—R-Rog, yo... —Dominique se calló, sin saber qué decir, o quizás cómo expresar sus palabras. —Tomaré el siguiente vuelo.

—Adiós, Dominique. —Suspiré y colgué, volviendo a colgar el teléfono. Sarina me estaba mirando.

Sarina Elizabeth Charleston

—Ella tomará el próximo vuelo. —dijo Roger en voz baja, mirándome como si hubiera hecho algo mal.

—Está haciendo lo correcto en venir. —Respondí.

—Creo que querrá quedarse aquí. Querrá estar con Emma.

—Bueno, ella es más que bienvenida —dije, sin saber cómo más se suponía que debía responder. —Emma necesita a su mamá ahora mismo... ¿no es así?

—Ella va a hacer tu vida miserable...

—Podré vivir con eso. —Lo prometí. Roger no necesitaba más estrés en este momento, y si eso significaba seguir adelante con Dominique, que así fuera. —Si Emma necesita a su madre, lo superaré.

Roger me sonrió un poco y me tomó en sus brazos.

—Sabes que estoy aquí para ti, ¿verdad? —Asentí, presionando un beso en su mejilla. —No importa lo que ella diga o haga, pero ten cuidado, princesa. —No había usado ese apodo desde que dejamos el hospital. —Ella es manipuladora.

Asentí. —Te amo mucho, Roger —le dije— No sabes cuánto lamento lo de Theo. Sé que no es un gran consuelo, pero si hay algo que pueda hacer por ti, Emma o incluso por Dominique, entonces dímelo.

—Mi amor —dijo— ya estás haciendo todo lo que necesito, el estar aquí, a mi lado. Yo también te amo, tanto —puso una mano en mi vientre, sobre mi inexistente panza —No puedo esperar la felicidad que traerá este pequeño rayo de sol 

Daddy┃Roger Taylor [Traducida al Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora