Llegaba veinte minutos tarde, así que al aparcar el coche en el parking del campo corrió al vestuario con su bolsa bajo el brazo. Se cambió tan rápido como pudo, poniéndose unos shorts fucsias que se le pegaban al cuerpo junto con una camiseta de tirantes a conjunto con las letras «too sexy for you» sobre su pecho.
Corrió hacia el banquillo, donde todos sus amigos la estaban esperando.
— Pensábamos que nos habías abandonado.
— Jamás —sonrió ella— ¿Cómo ganaríais sin mi?Todos soltaron una gran carcajada, incluida Anahí.
— Bueno, ¿con quién voy esta vez?
— Aún no hemos hecho equipos, íbamos a hacerlo ahora sino llegabas.
— Lo siento. El señor Silva se alargó más de la cuenta...Anahí trabajaba en una oficina de publicidad desde hacía dos años y, aunque se suponía que salía a las cuatro todos los días, su jefe siempre estaba detrás de ella para pedirla cualquier estúpido favor por ser mujer. Ella estaba harta, pero no tenía nada mejor y, aunque la menospreciaba la mayoría de veces, Anahí no se rendía y cumplía cada una de las peticiones que le hacía, aunque saliese dos horas después que los demás o tuviese el trabajo más tedioso.
Una vez hechos los equipos, Anahí fue hacia la derecha del campo donde Fran, Christian, Carlos y Diego estaban esperándola. En el otro lado estaban Christopher, Santos, Jack, Roberto y Alfonso, él cuál le guiñó un ojo mientras sonreía.
Había empezado a ir a jugar con ellos al fútbol cuando lo había dejado con su último novio, Manuel, hacía tres años, pero les conocía de toda la vida, sobre todo a Alfonso, del cual había sido amiga desde que era casi un bebé.
— ¿Preparada para perder?
— ¿De quién hablas, Poncho? —sonrió ella, empujándole levemente— Que yo sepa, siempre gano.
— Mmhm, ¿apostamos algo? —dijo con la voz ronca.La boca de Anahí se secó, mientras sus pezones se endurecían bajo el fino sujetador que los cubría. Alfonso se había dado cuenta, porque su sonrisa era de satisfacción y suficiencia mientras se acercaba un poco más a ella.
— Quien gane hoy, manda en la cama toda la semana.
Tragó saliva con dificultad mientras asentía lentamente. Alfonso rió por lo bajo y se alejó de ella trotando, llegando hasta donde estaba el balón.
El partido terminó casi una hora después, cuando la mayor parte de los jugadores sudaban e intentaban respirar con normalidad después de haber corrido campo a través suficientes veces como para reconocer una victoria. Anahí era ahora la que tenía una sonrisa de suficiencia mientras miraba a Alfonso. Había metido ella misma un último gol hacia unos cinco minutos, haciendo a su equipo el ganador, y a ella, por supuesto, ganadora de la apuesta con Alfonso.
— ¿Me llevarás a casa, Annie? —le preguntó Alfonso veinte minutos después, cuando todos ya estaban duchados y cambiados.
— Claro —sonrió—, será un auténtico placer.Se pasó la lengua por los labios, mirándolo coquetamente mientras sentía como la mirada de Alfonso se oscurecía cada vez más.
— ¿No venís a tomar nada? —preguntó Christian.
— Ella manda —dijo, encogiéndose de hombros.
— La verdad es que tengo bastantes cosas que hacer, pero el sábado nos vemos.Se montaron en el coche en silencio, mientras se despedían de sus amigos con la mano. Alfonso no habló hasta que estuvieron ya en la carretera, yendo hacia su casa.
— ¿Cómo has estado?
— Poncho, nos vimos el sábado pasado —rió ella.
— Y estamos a jueves, es bastante tiempo.
— No me puedo quejar.
— ¿Al final te fuiste a casa con el chico rubio con el que bailabas?Anahí lo miró durante unos segundos, pensaba que ya se había ido cuando comenzó a bailar con Raúl.
— Era simpático, pero sin más. Me dio su número y un beso en la mejilla, creo que tenía miedo.
— ¿De ti? —rió—, si eres una gatita dócil y tranquila.
— ¿Ah, si? Veremos qué pasa esta semana...Llegaron a su casa y no esperó a entrar. Cuando tuvo la puerta abierta se abalanzó sobre ella y la besó con lentitud mientras la envolvía en sus brazos. Cerró la puerta con una de sus piernas y la colocó sobre la pared más cercana para comenzar a acariciar su cuerpo, por encima y por debajo de la ropa. Cuando la tuyo solo con ropa interior, la impulsó para que lo abrazara y la guió hasta su habitación, al final del pasillo, entre risas y jadeos. Cuando cayeron sobre la cama, Anahí sintió la excitación de Alfonso presionando entre sus piernas y sonrió victoriosa al darse cuenta del poder que tenía por haber ganado el partido. Se separó lentamente de su cuerpo y lo hizo rodar, quedando sobre él, y comenzó a besar cada milímetro poco a poco.
— Annie —suspiró, intentando hacer que subiese de nuevo para besarla.
— Ah, ah —negó ella, agarrando su ropa interior— ¿recuerdas la apuesta? Puedo hacer lo que quiera contigo, cuando yo quiera.
— Oh, mmmhm... —gimió, al sentir su mano alrededor de su miembro— Annie... Annie...
— Shhh —lo calmó, volviendo a su lado mientras movía la mano—. Disfruta.Alfonso cerró los ojos y respiró profundo, intentando aguantar tanto como le fuese posible. Pero cuando sintió sus labios ahí, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, haciéndole temblar y comenzar a gemir hasta que no pudo más y, con un brusco movimiento, colocó a Anahí a su lado y se cernió sobre ella, haciéndola reír.
— ¿No te ha gustado? —ronroneó, con falsa modestia, mientras sonreía dulcemente.
— No iba a aguantar más.
— Ese era el plan.
— Bruja —susurró antes de besarla.Cinco minutos después, fue Anahí la que no podía más y le suplicó que entrase en ella. Había besado y lamido sus pechos, le había hecho un camino con su lengua hasta su cadera, donde había dado pequeños mordiscos mientras le quitaba la ropa interior y había besado entre sus muslos con delicadeza haciéndola perder el control. Cuando se introdujo en ella, de una sola estocada, Anahí se sintió como en casa. Abrió las piernas tanto como pudo y las entrelazó en su cintura, permitiéndole entrar por completo, y se movió hacía arriba haciéndole gemir. Alfonso comenzó a moverse segundos después, saliendo de ella casi por completo y empujando con fuerza al entrar, hasta que la hizo gritar tras el orgasmo y hasta que, dos estocadas después, la siguió.
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Pasión descontrolada
Fanfic- Deberíamos seguir su ejemplo. - ¿A qué te refieres? - A acostarnos. Esa noche habían hecho el amor por primera vez y había sido impresionante. Al principio había sido raro porque jamás se habían imaginado que acabarían así. Aunque sus madres siem...