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El olor de la pintura estaba en partículas diminutas, volando por los alrededores.
Las cerdas del pincel tocando el color índigo y después deslizarse suavemente por el lienzo. Hacía un ambiente bastante tranquilo. Una serenidad y calma que se sentía en la atmósfera.

-Un lobo negro.

-¿Qué dices?

-Encontré una pintura de un lobo negro. Espera... Creo que es un oso negro.-Aquello provocó que el pincel dejara de hacer su función y lo depositaban en un vaso con agua en su interior. Ya que el pintor se acercaba a donde estaba su compañero para ver de que le hablaba.

-Ah, es un lobo negro que encontré del otro lado de los arbustos.

-Siento que lo he visto antes.

-De seguro no es un lobo, y es de tu raza. ¡Espera! ¿Qué dijiste? ¿Oso negro? ¡¿Eso te parece un oso?! Lo hice cuando era niño.-Dicho aquello YoungJo tomó de nuevo su pincel y con la poca pintura que tenía en sus cerdas lo pasó por el rostro del contrario.

Aquel se había quejado, pero sabía que se merecía ese castigo, por criticar de mala manera su arte a una edad infantil.

Ambos habían reído por aquello, cuando el mayor volvió a su obra. HwanWoong se había quedado admirando la pintura, sin duda era alguien de su especie ¿Pero, quién?
Tenía aquel presentimiento de que lo conocía o alguna vez, no una, sino varias veces lo había en su vida pero no lograba recordar el momento exacto.

El sonido de que alguien tocaba la puerta se había hecho. Por lo que el invitado se retiró la pintura que tenía en su rostro y trató de ocultarse.

-¿Joven Kim?.-Esa voz provenía del señor Ahn. Así que sin temor el mencionado se dirigió en abrir.-Joven Kim, su futura esposa está esperándolo en el vestíbulo.

¿Futura esposa?
Se preguntó HwanWoong al oír aquello, pues si el joven príncipe iba a casarse con una mujer. No le veía el caso de que él siguiera ahí en el castillo.

-Iré en un momento.-Justo cuando iba a cerrar la puerta, el hombre se decidió en entrar analizando la habitación a detalle.

-Tiene muchas obras joven Kim ¿Qué hará con ellas, cuando se case?. Debería donarlas o venderlas. Son muy buenas, de seguro deben valer una fortuna, sobretodo proviniendo de ti.

-Vendrán conmigo, tengo algunas que quisiera recordar.-Con ellas se refería a todos aquellos cuadros que había pintado de HwanWoong, en su forma humana y en su versión lagomorfa.

-Joven ¿Ha pensado en su matrimonio? Obviamente cambiará su vida para siempre.

-Lo he pensado. Sé que hacer, ahora sí me disculpas debo volver a mis otras ropas y cambiarme. Ya sabes... No puedo permitir que mi padre descubra el taller.

Dicho aquello el señor Ahn, salió sin decir más.
Ese fue el momento en que HwanWoong salió de su escondite quedando confundido.

-¿Te casarás después de todo?

-Escucha. No es lo que tu piensas, yo y la princesa Jung tenemos un plan. Ninguno de los dos quiere casarse, yo ya te tengo a ti, ahora solo falta que ella se consiga a alguien que esté libre y tenga dinero. Con ello, no tendrá excusa, mucho mejor si es de este reino, así podrá quedarse con esto y yo estaría libre, para ti.

La idea le incomodaba un poco. No estaba seguro que se lograría cumplirlo, por lo que el menor comenzó a hacer un puchero viéndose totalmente tierno para los ojos de Kim, por lo que no dudó en apretar sus mejillas.

-No me mires así, que pareces un malvavisco y querré  comerte.-Mencionaba con una sonrisa sincera para después, acercar sus labios a la nariz de Yeo y depositar un tierno beso en la punta de esta que le ayuda a en respirar.-¿Me acompañas?.-Dicho aquello, extendió su mano, por lo que su invitado no dudó en aceptar.

A cualquiera que veía a Hwanwoong junto al príncipe, le decían que era su nuevo trabajador personal, ya que con lo de la boda el Señor Ahn es quien se está encargando de todo. Así que era una perfecta excusa y los únicos que no sabían eran los reyes y el mismísimo Ahn.

Antes de llegar al vestíbulo el chico se había cambiado de prendas y dejaron de tomarse de las manos, pues frente a ella, ni a ningún otro, no podrían manifestar ningún acto.

-Kim...-La mujer guardó de inmediato silencio. Para hacer reverencia al ver al compañante de su futuro marido. En honor de respeto.-¿podemos hablar a solas un momento?

-Hwan... ¿Por qué no revisas si mi cama está hecha?.-Esa era la señal de que los dejara solos y que el chico se fuera a la habitación a encerrarse así que aceptó cabizbajo.-Espera. Al llegar revisa en mi armario.

Aquello era nuevo, HwanWoong nunca lo había escuchado que le corriera de esa manera, así que iría a checar en aquel sitio, pues confiaba en él.
Cuando llegó fue lo primero que hizo. Verificar el contenido del armario sonriendo al ver que había una torta de chocolate junto a una flor era un clavel rojizo. Y tenía una nota.

Disfruta♡

Aquella palabra era suficiente para que sonreirá por el acto que había hecho el mayor. Sin dudarlo, comenzó a comerlo estando encerrado en aquel lugar.

Por parte de DaSol le había mandado a llamar porque quería dar un paseo con él en carruaje. Dándole un recorrido por todo el pueblo. Tener una cita, así le llamaba ella.

El chico aceptó la invitación. Por lo que ambos comenzaron con el recorrido.
Al principio ambos estaban en silencio, así que la chica quiso cortar aquella ausencia de ruido.

-YoungJo, no conseguí a nadie. Nuestro plan está fracasando.

-¿Fracasando? ¡Mira!.-Señaló un letrero en donde se buscaba una pareja para alguien del pueblo.-Podrías casarte con él, Son DongJu.-Leía el nombre que aparecía en el letrero.

-¿Bromeas? Mira su rostro, se ve que es mucho menor que nosotros.-Reía la mujer, con ello el príncipe Kim se unió a la risa. Pues al parecer tenía razón.

Gracias a que ambos se unieron a una risa limpia. Recordaron aquella vez en que se habían conocido en persona.
Teniendo en sus mentes que no era la primera vez en que reían de esa manera juntos.
En ese momento. La chica recordó su verdadero plan, y lo feliz que se habían visto en ese día en que organizaron todo.

DaSol abrió su boca para decir algo importante, el verdadero propósito por el cual estaban ahí, en un carruaje. Y era que, ella le iba a confesar que en realidad si le gustaba aquel príncipe. Y que  comenzaba a querer ayudar en los preparativos de la boda. Sin embargo, no mencionó nada, pues si YoungJo ya le dijo que había encontrado a alguien, ella supuso que no era conveniente confesarse.

-Ella... ¿Es bonita?.-Fue lo único que pregunto sin querer alzar su cabeza a dirección dle príncipe.

-¿Ella quién? ¡AH!, ¿te refieres a cuando te dije que había encontrado a alguien?.-La chica asintió girando su cabeza para ahora, ver el paisaje.-En realidad es...es un él, no un ella. Y sí, es bonito, alegre, simpático, tierno, tan adorable que querrás besarle toda su carita.-Comenzaba a elogiar y describir a HwanWoong que se había olvidado con quien estaba.

Aquel chico se sentía dentro de una burbuja rosada, con destellos haciendo de la imagen una más estética, en donde solo estaba aquel lindo conejito en su mente.
Pero la voz de la chica le había hecho volver al mundo real y reventar su burbuja en donde habitaba temporalmente.

-Realmente te gusta.

La chica no estaba muy convencida al principio, pero en cuanto escuchó a su compaña te de carruaje hablar y hablar sobre aquel chico, la mujer entendió que realmente estaba enamorado. Sabía que no tendría oportunidad ella. Por eso, su voz había cambiado a una más tenue y le apartaba la mirada, pues aunque no lo quería aceptar, se negaba a que tenía celos.

Pero por otra parte, había dejado a un pensativo príncipe. ¿Realmente le gusta aquel chico que había acogido en su hogar?.
Se preguntaba una y otra vez en su mente. Jamás había gustado de alguien. Por lo cual, aún se sentía confundido en esos temas románticos.

El Príncipe Y El Anhterio (RAVNWOONG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora