3. Dos tontos.

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Comencé el día de la mejor manera, había pasado un par de días desde que Alexis y Eri estaban conmigo. Me encontraba descansando en las afueras de la universidad, era de tarde y necesitaba inhalar aire fresco antes de llegar a casa. Entrecerré los ojos y noté la silueta de Maykol pasar junto a mí, caminé detrás de él y detuve su paso.

—Maykol —tome su mano, él me miró con tristeza, como si quisiera alejarse.

—Lía —repitió después de mí.

—Lamento lo que pasó ayer.

—Lo comprendo —masculló y sujeté su mano con mayor presión al notar que intentaba alejarse.

¿Por qué lo estaba reteniendo? ¿Por qué me importaba tanto si a penas lo conocía?

Él soltó un suspiro y me enseñó esa dulce sonrisa—, ¿quieres... conversar conmigo?

—Quiero... conversar contigo.

—Lía...

—Hola de nuevo, Rose, me alegra que estés bien —Ale nos interrumpió ignorando a Maykol y se puso a tomar el refresco que traía en manos.

—¡Rose! Es bueno verte, estos dos días fueron un martirio sin mi mejor amiga —Eri me abrazó y se giró para analizar a mi acompañante.

—Algo me dice que eres el muchacho con el que Lía armo un revuelo en clases, ¿me equivoco?

—Eri, ¿no crees que exageras? —pregunté dándole un ligero golpe con el codo.

—Claro que no, estaba muy emocionada por conocer a tu amigo —continuó mientras Maykol la miraba con incredulidad, me dio un ligero vistazo y se inclinó hacia Eri.

—Es un gusto conocer a las amigas de Lía, soy Maykol y te agradezco que hayas cuidado de mi novia durante todo este tiempo —culminó.

Maykol Jones era hombre muerto.

Asustada, miré a Eri quedar pasmada y a Alexis toser a poca distancia de nosotros. Estaba furiosa, verdaderamente furiosa, tomé a Maykol de la mano —erróneamente— y nos alejamos de mis amigos a una distancia prudente. Él me miró sonriente y esos ojos verdes se iluminaron al cruzarse con los míos.

—Tenemos que discutir esto —hablé con seriedad.

—Que miedo tengo, ¿piensas patearme de nuevo en la entrepierna y salir corriendo? —se inclinó a mi altura y acercó su boca a la mía lo suficientemente como para sentir su respiración—. ¿Eh, Lía?

Sentí mis mejillas arder y decidí volver con mis amigos antes de que pudiera notarlo.

―¿Querías que fuera un secreto? ―Eri arqueó una ceja y me miró con complicidad, ella parecía la más feliz.

―Rose, necesitamos hablar ―sugirió Alexis.

―Lo siento, pero justo ahora me pertenece ―interrumpió Maykol―. Acabas de decir que debemos discutirlo, así que hagámoslo ―me susurró en un tono que solo fuera dirigido a mí―. Hablaremos luego ―sonrió victorioso y tan solo lo seguí, quería solucionar el problema antes de que lo malinterpretaran.

―Aguarda ―me detuve cuando mis amigos ya no estaban a la vista―, quiero saber por qué mentiste.

―Solo te estoy cuidando Lía ―habló muy calmado―, puedo sentir la tensión cuando lo miras, no quiero que él te lastime ―declaró.

―¿Y tú no lo harás? ―pregunté, divertida.

―Tengo sentimientos auténticos y reales, a diferencia tuya. Además, te supero en demasiadas asignaciones, es hora de que lo aceptes ―se encogió de hombros.

El Veneno De La Cruel EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora