No me siento yo. No reconozco la imagen que me enseña el espejo. Mi reflejo contesta con una vista burlona, sabe cómo odio verme así. Bajo las escaleras del gran salón. Todos posan su atenta mirada en mí. Camino hasta el centro quedando en un escaque. Soy la reina en este enorme tablero de ajedrez, rodeada de peones curiosos y alfiles atentos a los movientos de simples espectadores, evitando cualquier intervención. Mi turno había llegado, tenía que mover. Paseé observando a todos los caballeros presentes. Algunos me coquetean con su mirada, las pupilas dilatadas dejan claras intenciones perversas. Otros, mostrando respeto, solo ojean mi vestimenta pintoresca. La gran puerta se abre. Él entra sin mayor escándalo pero fue suficiente para captar mi completa atención. Me dirijo rápidamente hasta donde se encuentra. Nuestros ojos conectan. Lo que nadie en este salón sabe es que mi interés no iba hacia su persona, sino lo que se encontraba detrás de él. Levanto los bordes de mi vestido para hacer mas facil mi huida. Ansiaba esa preciosa libertad.
✨Pingui✨