1. Sola

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12 de noviembre del 2024

Jessie

Esperé por horas. Mis manos estaban temblorosas y mis pies no dejaban de moverse de un lado a otro, se podría decir que a pesar de todo, también estaba ansiosa, ansiosa de por fin ver a mi hermana salir del hospital con una sonrisa característica de su rostro, sus ojos azules fijos a los míos y queriéndose levantar de la silla de ruedas testarudamente para poder correr hacia mí y abrazarme.

Sin embargo, el doctor Stein, un joven de alrededor de veintiún años egresado de Harvard, había llegado apresuradamente con una cara llena de angustia, me levanté de la sala de espera al ver su intranquilidad e intenté hablarle —Doctor Stein, ¿qué sucede? ¿Cómo se encuentra mi hermana? —me apresuré a preguntar.

Él no me escuchó, o si lo hizo me ignoró, pero luego entró a la habitación de mi hermana y la espera regresó.

Dos horas.

Nada.

Cinco horas.

Nada.

Ocho horas.

Nada.

Fue después de diez horas cuando el doctor Stein salió de la habitación, no había dormido, estaba alerta a lo que pasaba, esperando a que mi hermana saliera, o a que algún doctor me dijera alguna nueva noticia sobre ella, incluso ya me estaba comenzando a preguntar si en verdad seguía viva o estaba en la miseria esperando por un cuerpo que quizás ya había muerto varias horas atrás.

Me levanté de mi silla —¡Hable! —exigí con furia —¿Qué pasa con mi hermana? ¿por qué estuvo allá adentro por más de ocho horas? ¿Dónde está ella? ¡La quiero ver!

—Debes calmarte, Jessie.

—¿Calmarme? ¿Cómo puedo estar calmada cuando la única familia que me queda ha estado dentro de una maldita habitación de hospital por más de dos días?

—La situación de Camille es complicada.

Arrugué mis cejas —No me interesa si fue complicada o no, quiero que me digan qué pasa con ella, denme un estatus de su salud, ¡díganme al menos si sigue viva!

El doctor Stein tartamudeó —Ella, ella n-no...

Eso fue suficiente para hacerme estallar.

Pasé por un lado al doctor y corrí a la habitación de mi hermana con rapidez antes de que alguien me quisiera detener.

—¡Jessica! —me gritó él, esperando que me detuviera con solo llamarme.

No lo hice, llegué a la habitación y sin pensarlo dos veces, abrí la puerta bruscamente, el doctor Stein estaba por entrar, pero cerré la puerta antes de que pudiera pasar y le coloque el candado.

—¡Jessica! ¡Ábreme! —lo escuché pedirme.

No le respondí.

—¡Seguridad! —gritó el doctor con impaciencia —¡Entró a la habitación! Traigan a seguridad ¡pronto! 

Busqué algo con la mirada para que la entrada fuera más difícil de abrir, observé un sillón lo suficientemente fuerte para detenerlos un momento después de que encuentren las llaves e intenten abrir, y por consiguiente no dudé en ponerlo frente a la puerta para bloquear la entrada.

Escuchaba golpeteos en la puerta, pero sinceramente no me importaba, ignoré cualquier otro ruido a mi alrededor y cuando vi a mi hermana en la camilla todo a mi alrededor se desvaneció; solo estábamos ella y yo en mi radar.

End of world: Esto es solo el comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora