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Parecía ser un día muy ajetreado, el departamento estaba de cabeza, había más gente de la que vivía aquí, de alguna forma afuera él solo había decidido salir.

Yo estaba sentada en una silla mientras me peinaban, un peinado algo anticuado, y otros se debatían si maquillarme o no, había gran cantidad de vestidos en armarios portátiles.

—Pero, ¿Qué es eso?

—Usted lo pido

—Aparta esa monstruosidad de mi vista —Mire a Cookie

—Okay debes elegir el vestido

—Pensé que ya lo habías hecho

—No pude hacerlo, pero lo dejo en tus manos

Me puse de pie y vi el caos, camine mirando cada vestido y no me gustaban, la cara de Cookie, parecía adivinar lo que iba a decir, parecía entrar en pánico.

—Vamos a relajarnos Cookie —Le dijo Camila, quien había venido a ayudarme este día

—No le a gustado ninguno

—Apuesto que habrá uno que si le agrado, porque no vas a tomarte un té —él se volteó y se chocó con Alessio

—Cuidado niño —Lo miro —¿Yo te conozco? —Me miro, pero lo ignoré haciéndome la que miraba los vestidos —¿Dónde dejaste a la prima amargada? ¿O esa chica Baker?

—Cookie, porque no vas y me buscas un vestido, que estos no me agradan

—Lo sabía, no le gusto nada —Camila me miro, y alce los hombros

—Rouses nos vamos en dos horas y tú no estás vestida

—No hay nada que me guste —Me senté

—¿Lo que me lleva a preguntar? ¿Regina estará?

—No sé —Respondí —Como notaras no es que hablemos seguido

—Señor este vestido estaba atrás, pero tiene nombre —Cookie lo miro

—Es muy viejo —Alzo la mano para mandarlo a volar

—Quiero verlo —Él miró y asintió, el chico trajo el vestido hasta mi

—Es muy viejo, además tu madre lo uso, cuando tenia tu edad, lo arreglo, y lo dejo ahí, no sé cómo ha terminado aquí

El vestido era color marfil, con perlas en la parte superior, de hombros caídos, era muy simple.

—Me lo voy a probar

—¿Cómo?

No me demore mucho cambiándome en el vestidor improvisado, al salir, una de las chicas subió el cierre y abotono alguno de los botones.

Me miré en el espejo, no me quedaba mal, pase mis manos por la tela y me coloque la corona, otra de las chicas me puso el collar, y la otra me ayudo a ponerme los zapatos, el vestido llegaba al ras del suelo, pero no era pesado, se sentía muy liviano.

—Te ves....

—¿Me parezco a ella verdad?

—Mucho

—Te ves muy hermosa —Camila, me arreglo la corona plateada que iba con el peinado

—También puedo usarlo como vestido de novia

—Aún no me cabe en la cabeza que no vayas a dejarme hacer el vestido que confecciono tu madre —Me miro —Es inaudito

—Ese vestido era para otra era, no es para esta ocasión

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora