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— ¿quieres que ponga el cojín más abajo —se ofreció Sandro.

—Si, por favor, no puedo creer que mis pies estén hinchados —dijo la bruja moviéndose sus pies de arriba abajo.

—Solo falta poco, para terminar con todo esto —dijo el agotado.

—Créeme que apenas empezara, así que no te emociones tanto —respondió ella.

—Ni me lo digas, nunca debí marcarle Alexia me dejo mal de lo que estaba —dijo el recordando la burla de su hermana vampira.

—Alexia cambio mucho no es así —dijo ella mirando a su esposo tumbarse en el otro sofá,

—Debe ser por la maternidad, a decir verdad, ella sorprendió a todos, me mando el calendario vampírico, dice que nacen en noche roja, dudo ya que soy mitad de una combinación extraña —dijo el encogiéndose los hombros.

—Lo dices porque tus sobrinos son varios realmente los tres no tuvieron lazo lobo –comento ella pasando su mano por su cuello que dolía. —Entonces prometió que conocería a sus sobrinos, no puedo imaginar Analea y Alexia.

Sandro rasco la barbilla, debería busca la manera que vieran al bebe o los bebés separados.

—Mi madre quedo decepcionada, los niños escogieron el gen más fuerte y al parecer lo tiene Dimitri, pero eso no quita que le dé una paliza mi hermana. Y ella se está acostumbrando a su lado loba, no es fácil, pero si son una familia de vampiros.

Hera sonrió, como no amarlo cada vez que habla de hermana o de su pequeña hermanita le brillan los ojos, al igual con ella demostrando que es cariñoso solo a discreción, porque ante los demás el muy señor arrogante se portaba frio.

Hibrido mentiroso pensó ella.

— ¿Quieres dar a luz con tu madre que este cercas?, tampoco tengo problema en decirle a Emma que asita e ir por ella.

—Tiene juzgados cercas de la fecha, sería recomendable que mi madre estuviera presente, además la última vez dijo Emma que debe ser cesaría tengo las caderas muy chicas y seria peligros poder dar naturalmente.

—Siendo así, arreglare todo para ese fin y llevarte con tu madre, le diré a la mía que no se te despegue, en lo que termino en los juzgados.

—Gracias cariño —dijo ella exigiendo ser abrazada.

Sandro se fue de rodillas abrazándola, el lleno de besos y mimos, en un par de semanas conocería intruso o a los intrusos, que le robaría a su mujer, aunque aún estaba preocupado que fueran dos, no quiso arriesgarse y compro más ropa de color claro.

Jamás en su vida se le paso por su cabeza ir a una tienda de ropa de bebe, mucho menos terminar regañado por Hera, ya que ciertas mujeres no dejaban de verlo.

—Le pediré a Francis que vaya conmigo —dijo Hera aparándose.

—pero esa mujer casi se la pasa allá —contesto Sandro.

—Claro que no, tiene mucho trabajo.

—Si trabajo encerrada supongo —rechino los dientes el hibrido.

Era dio un pellizco su amiga solo estaba deslumbrada y encantada de la vida.

—Mejor vamos a la cama —insinuó la bruja.

—¿quieres ir a la cama? —preguntó esperando la confirmacion.

—si, además sé que no quieres tocarme, pero podía ser solo un poquito así por fuera —dijo ella pícaramente.

HIBRIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora