¡EN ESTA NO!

Epílogo

✷｡°•°☆°•°✷•°•☆°✷

Mirando la televisión, él chico de las noticias es bastante mono pero también bastante joven para mí. Sonrío de lado, sigo escuchando las lluvias pronósticadas y suspiro.

Ya que odio las lluvias.

No me gusta escuchar el sonido en el techo golpeando como si quisiera entrar y ahogarme porque le place, así que sin más me pongo de pie, creo que un café es necesario y con un buen pan es ideal para cenar.

Al llegar a la cocina, pongo el agua a calentar mientras que en la barra levanto la tapa donde se encuentra el último pan con cajeta. Lo coloco en un plato, espero a que el agua hierva y veo a mi alrededor.

Escucho al viento soplar, comienza la pequeña ventana a llenarse de sutiles gotas y reniego. Porque al menos antes hablaba horas con Tharn y veíamos una buena película, pero me refiero a mi Tharn, a mi chico y aun esposo. Ese idiota, el cual me dejó hace casi diez años pero no se ha dignado a volver por mi.

No entiendo que espera...

Pensé que mi muerte iba a llegar tan pronto como volví a casa, porque en si, no resistí ni dos semanas con Tharn. Me estaba volviendo loco. Ya que verlo a diario, ver el rostro de mi Tharn y sus gestos, estaban acabando con mi mete. Fue demasiado difícil.

Así que después de una gran charla con el idiota de Tharn, volví a casa con todos mis recuerdos y el Pay que había dejado echo.

Ya que solo me fui toda la noche...

Por eso, después de muchos años me encuentro solo, viviendo de una pensión miserable por mis años de trabajo, por el trabajo de Tharn y una que otra ayuda por parte del gobierno que más bien parece que la pedimos de limosna, pero algo es algo.

"Aunque ya estoy cansado..."

El sonido de la calentadera me saca de mi pena, me dirijo a la estufa con mi taza amarilla, vierto agua, el café con mucha leche no duda en esperar y me voy a la sala a seguir viendo al tipo del clima guapo.

Con mi taza de café, mi pan dulce y me siento en el gran sillón. Él chico sigue hablando, pero ya no del clima sino de deportes. Me pierdo en mi cena y en esos ojos encantadores que por un momento me siento relajado, el sonido de la lluvia amenazando con no dejar de caer en toda la noche por primera vez me relaja, dejo el plato y la taza vacía en la pequeña mesa frente a mí pero en eso la televisión se apaga.

Parpadeo un poco, me levanto renegando ya que él control remoto no funciona, conecto y desconecto la tele, pero aun así no pasa nada.

¡Maldita tele vieja!

Aviento el cable enojado y mejor me dirijo a la escalera aun renegando, subo un par de escalones, pero cuando estoy a mitad de escaleras la televisión se enciende.

Abro los ojos, trago saliva, no voy a negar que me asusté y volteé lentamente hacía atrás, bajé poco a poco sin hacer ruido, me asomé a la sala y podía ver al chico guapo en la televisión hablando aun de deportes. Tomé el control, la apagué rápidamente y después salí corriendo a las escaleras.

Ya que no es que yo sea un miedoso pero la maldita televisión no estaba conectada a la corriente como para que se encendiera. Así que corri por el pasillo, miré las escaleras pero cuando estaba por subir y rezar a quién sea que fuera para arrepentirme por mis pecados, choqué con algo, caí al suelo, la cabeza me dolía y poco a poco abrí los ojos porque en definitiva tenía miedo.

-- ¡¿Estás bien?!

La vista se me aclaró, el oído se me agudizó pero mi corazón latió.

-- ¡THARN!