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El ajetreo en los pasillos de hospital no es nada nuevo para Itadori Yuuji, está acostumbrado a entrar por la puerta de urgencias, empujando alguna camilla mientras grita por ayuda.

Justo como ahora, el uniforme fosforescente llamando la atención al instante, una enfermera de cabellos cortos se acerca a ellos en apuros y luego la misma rutina de siempre; Choso, su compañero ㅡcasi hermanoㅡ responde las preguntas y el estado del civil herido porque es quién ha dado los primeros auxilios.

Itadori siempre se permite relajarse un poco en ese punto, pero esta vez hay algo nuevo cuando su mirada recorre el pasillo blanco, chocando con una reluciente bata y errático cabello azabache.

Más allá del alboroto en los pasillos, él se pierde en aquel médico que apenas le da una ojeada antes de apartarla hasta el civil herido a su lado, se acerca, pasos cansados, pero seguros.

Su caminata es corta y, sin embargo, a Itadori le parece una eternidad mientras se pierde en la forma en que la bata danza con gracia al andar y en el atractivo seductor totalmente natural que desprende el hombre.

Es joven, se da cuenta, quizás uno o dos años mayor que él como máximo, pero no pasa de los veintisiete.

Itadori se cuelga del rostro de porcelana, y las curvilineas pestañas que realzan los orbes de neptuno, sintiéndose llamado a ver.

Se cuelga tanto que se tiene que obligar a recordar que hay alguien herido y bajo su responsabilidad a su lado.

ㅡ Tomaré esto, Kugisaki. ㅡ La voz del Adonis es tranquila, baja, recoge los datos que necesita y luego se gira hacía ellos, las turbulentas aguas se encuentran justo sobre él. Y en años, Itadori al fin se queda sin habla. ㅡ Gracias por su arduo trabajo, estará en buenas manos, ahora pueden irse.

Itadori eleva las cejas por el tono, no es frío ni descortes, solo muy directo, su lengua se traba y antes de que pueda balbucear alguna tontería, Choso lo salva, despidiendolos y tirando de él hacía la salida.

Una vez fuera, con el aire frío de la noche chocando contra su rostro, él se permite suspirar.

ㅡ Dime por favor que no fui el único afectado. ㅡ Pide, avergonzado de sí mismo mientras sigue a Choso en silencio hasta el llamativo camión de bomberos que espera a unas calles por ellos para volver a la estación. ㅡ Joder, era lindo.

El pelinegro a su lado forma una mueca en sus labios, un atisbo de sonrisa, su cabeza se balancea en una negación divertida, no contesta, solo le palmea el hombro y lo guía por el camino, sin juzgarlo, como siempre ha hecho.

Pero Itadori no puede ㅡni quiereㅡ olvidar la mirada cansada y la noche errática, él solo quiere el maldito número del médico sexy para llevar y una cena tranquila en el McDonald's.

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Dios, no saben cuanto necesitaba escribir un ItaFushi. 😭

Y llevo con la espinita de escribir este fic desde marzo, ¿Saben por qué?

Porque la idea de tener a Itadori como bombero vive en mi cabeza sin pagar renta, así que sí, necesitaba fics de Itadori como bombero y no iba a pasar hambre. 🚶‍♂️✋

Vanger.

F i r e  f o r c e  || ItaFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora