Sentía el corazón de Noah latir de forma acompasada, como si cada latido cosiese las heridas de mi interior. Estar junto a él me transmitía mucha paz y tranquilidad. Me había prometido no volver a depender de alguien nunca más, pero él podía calmar mis demonios con una simple sonrisa. Me hacía sentir única y aliviada, como si después de todo el dolor y sufrimiento una ola de felicidad llegase a mi vida. Me estaba enamorando y ya no había vuelta atrás.
¿O sí?
Me sostuvo contra su pecho durante lo que para mí fueron miles de vidas, pero en realidad solo estuvimos así poco más de cinco minutos. No dijo ni una sola palabra durante este tiempo, solo se limito a sostener las piezas de mi cuerpo para que no se desmoronasen. Me separé de él cuando ya todo volvía a estar en calma, me limpié las lágrimas con las palmas de mis manos y le dediqué una suave sonrisa. Respondió regalándome una de esas sonrisas suyas, enormes, cálidas y acompañadas de unos hermosos hoyuelos.
-¿Quieres que le diga a Nike que vamos a ir a dar una vuelta para que te sientas mejor? -preguntó retirando un mechón de pelo de mi cara.
No quería dejar a Nike ahí tirado, pero menos ganas tenía de entrar en el local y romper a llorar de nuevo, haciendo que todas las miradas se posasen sobre mí.
-Por favor, en verdad no tengo ganas de comer nada.
-No te preocupes, voy un momento dentro para decírselo. Si te lo preguntas, no le diré nada de lo que acaba de pasar-. Me dio un beso en la frente y salió del coche dejándome sin oportunidad de responderle algo.
Puse las piernas sobre el asiento haciendo la forma de una mariposa con ellas, incliné la cabeza hacia atrás y me puse a pensar en todo lo que estaba pasándome últimamente. Estaba anocheciendo y el cartel empezó a brillar con intensidad bajo la luna.
Pasó un buen rato y Noah no regresaba, me asomé a la ventanilla y miré en dirección al interior del local para ver si encontraba rastros de Nike o de él. Pero vi una cosa que hizo que mi cuerpo se estremeciese. Dentro del local estaba Noah hablando con un chico de pelo castaño, un montón de tatuajes y unos ojos verdes que me resultaron muy muy familiares. Este chico le entregó a Noah un sobre rojo que guardó en el bolsillo de su pantalón, se despidió de él y salió de allí. Venía en dirección al coche. Cuando pasó por al lado nuestras miradas coincidieron y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
¿De qué conocía yo a ese chico? Por más que pensé, no pude recordarle, estaba segura de que lo conocía, de que alguna vez en mi vida lo había visto. Pero no recordaba donde ni cuando. Estaba tan concentrada intentando recordarlo que no me percaté de que Noah había abierto la puerta del coche y me estaba hablando.
-Oye, ¿me estás escuchando? -preguntó con una ceja enarcada.
-No, perdona, ¿qué decías?
-Decía que Nike me ha dicho que no pasa nada, que el va a cenar mientras que nosotros vamos a dar la vuelta. ¿Te parece bien?
Cierto, lo del paseo, se me había olvidado completamente. Ese chico me había dejado muy desconcertada.
-Si, no tengo nada en contra.
Me sobé las sienes con los dedos y salí del coche por el lado en el que Noah me estaba esperando. Una vez fuera pude sentir el aire frío impactar contra mi cara, me encantaba el clima de otoño y más por la noche.
-¿A dónde vamos a ir? -pregunté cruzando los brazos detrás de mi espalda.
-Tengo un lugar pensado, pero es una sorpresa -me guiñó un ojo y me cogió la mano.
-Vamos, dime donde es. Odio las sorpresas.
-No insistas, ya lo sabrás cuando lleguemos, Cuppy.
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5 Años Atrás [PAUSADA]
عاطفيةTenía 12 años, era una cría. Pero una niña inocente puede cambiar de un momento a otro sin ningún motivo aparente, o tal vez con motivos algunos. Y así, como obra del destino me convertí en una roca emocional, no sentía nada, mucho menos me enamorab...