Capítulo 1

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Capítulo I

El sol asciendía poco a poco mientras yo lo observaba des de el borde de mi ventana. Mi pelo lucía aún más naranja con el reflejo que se colaba por el vidrio mojado debido al cambio de temperatura entre el interior de mi habitación y el frio exterior de invierno. Me llegó un olor a canela excesivo y decidí separarme de ese ventanal tan cómodo.
Mi habitación tan desordenada como siempre me miraba con ansias de que empezara el día abriendo puertas, ventanas o cualquier cosa que dispusiera de aire que pudiese circular e invadir la sala de O2 más fresco que el anterior.
El extenso olor apresuró mis pasos hasta el armario. Agarré una camiseta blanca básica y unos pantalones cortos. Hacía dos minutos vagaba por mi habitación en ropa interior sin siquiera preocuparme de agarrar algún constipado.

Uuughh ¡LA CANELA!

Mi habitación ya no olía a mi sudor, era todo canela. Ese olor ya me estaba poniendo nerviosa. Por eso mismo salí de mi sala y me dispuse a bajar los escalones del segundo piso.

- ¡¿Podéis porfavor dejar de hechar canela a lo que sea que estéis haciendo!? - grité aún en mi intento de llegar a la cocina.

Disipé a mi hermastro mayor haciéndose una bebida energética con tres mil kilos de esa especie marrón.

- Buenos días hermanita - Sean me saludó.

- Ya deja la mierda de canela  o te vas a atragantar con tanta - respondí

Si ahoga con ella tampoco pienso ayudarle.

No es mi culpa tener un hermanastro tan estúpido...

- Y rectifica, 'hermanastra'. Ser tu hermana debería ser delito - continué

Sean dejó ir una risilla entre dientes y me miró mientras hechaba más de esos polvos en unas tortitas que olían de muerte.

No perdí más tiempo mirando el espectaculo que Sean había montado en la cocina y corrí a agarrar mi mochila y skate para salir con Nina a patinar y despejarnos un poco.
Sean abrió la boca para decir alguna de sus tonterias pero no le di tiempo a hablar porque ya había cerrado la puerta detrás de mi.

Ah... aire fresco...

Mientras lanzaba la tabla para subir e iniciar mi camino, mi corazón empezó a acelerarse sin motivo aparente. Aún así seguí mi trayecto  patinando por el medio de la carretera de mi barrio, grande, ancha, espaciosa... Por estas horas no habían muchos coches circulando, así que no molestaba a nadie. Estaba a punto de llegar a casa de Nina cuando de pronto:

Gritos...

Eso fue un... ¿Disparo?

Más gritos...

¿Q~que fue eso?

¿A caso fui yo la unica que oyó eso?

Una mujer salió aterrorizada del portal de su morada. Paré en seco para desviar mi camino e ir a preguntar que diablos estaba ocurriendo justo cuando algo chocó fuerte conta mí.

¿Mi skate?

Disparado aterrizó 5 metros a mi derecha. Roto. Lejos de mi abasto.

Un coche negro...

Eso fue lo último que ví antes de caer al suelo adormecida y cerrar los ojos. Mi cabeza retumbaba con sonidos, voces, susurros que se oían a mi alrededor. No podía escuchar bien debido a mi estado de inconsciencia, pero aún así podía llegar entender gran cantidad de cosas. Dentro de mi cabeza todo se oía como una burbuja a punto de explotar.

Amelie ChandlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora