Nada más llegar y sentarme en mi puesto de trabajo. Me hicieron levantarme y hechar me de allá para siempre. Hacia bien mi faena solo que mi arrogancia y actitud en mi día a día en el trabajo, ehm.. digamos que no era la adecuada. No es mi culpa. No quiero que me toquen con las manos sucias y llenas de gérmenes. Aunque debo decir que la mayoría no se lavaban los dientes, sus bocas olían horribles. Me marché con orgullo y elegancia con mis tacones de aguja, desprendiendo mucha olor de perfume de rosas exóticas.
Al llegar a mí apartamento, situado en uno de los barrios más ruidosos de la ciudad, tiré mi maleta de cuero a la pared en forma de rabieta. Nadie entiende mis manías y menos mi carácter. No puedo cambiar.
-Por eso tampoco tengo amistades-dije frotándome mis ojos húmedos.
-¿Qué haré? No quiero volver y molestar a mi padre-dije preocupada.
-¿Acaso nadie puede soportarme?
En ese momento, como si fuera el destino, alguien llamó a la puerta.
Era mi tía, Julia y no venía con las mando vacías.
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Cometas
RomanceSu elegancia, exquisitez y inseguridad crearon a Hope, una mujer que al perder su trabajo no le queda nada más y nada menos que estar en cargo de un muchacho con discapacidad mental pero con una gran sonrisa en su rostro. Habrán subidas y bajadas en...