Capítulo 7: Jardín de rosas

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Después de algunas horas, Jack zarandeó levemente a Carol para que despertara.

— ¿Qué ocurre? – Se talla los ojos y mira por la ventana – ¿ya llegamos?

— Así es, llegamos a nuestra primera parada. Debemos bajar. – se levantó primero y abrió la puerta del vagón, para después bajar las escaleras del tren y posicionarse en el terreno que acababan de llegar. Carol lo siguió. Tuvo que parpadear varias veces debido a la luz del sol, que la lastimaba un poco. Al principio vio un campo teñido de rojo, pero después de que sus ojos enfocaran mejor se dio cuenta de que se hallaban frente a un campo cubierto de rosas rojas, ligeramente marchitas y descuidadas. Después del campo de rosas se levantaba una casa enorme, que lucía igual de descuidada que el jardín. Contempló el lugar un momento hasta que miró a Jack.

— ¿Qué hacemos aquí?

Jack comenzó a caminar al frente y sacó (sabe Dios de donde) algunos materiales de jardinería, como guantes, tijeras para podar, palas y un par de sombreros.

— Vinimos a trabajar – le dice al mismo tiempo de que se pone el sombrero y le entrega uno a ella.

Ella tomó el sombrero algo extrañada y comenzó a imitar las acciones de Jack. Se quitó su abrigo y su bolso y los colocó en las ramas de un árbol que estaba cerca, para después colocarse su sombrero y comenzar a trabajar. Comenzaron podando aquellas rosas que estaban marchitas, y después Jack encontró un vivero en donde había rosas frescas y comenzaron a plantarlas. Después ambos fueron a donde había un pozo y comenzaron a llevar agua en cubetas para regar las flores recién plantadas. Poco a poco, el jardín comenzaba a tomar forma, y al podar y arreglar lo que estaba desordenado comenzó a abrirse un sendero hacia la casa, ya despejado. Se sentaron a la sombra del árbol que habían encontrado primero y se disponían a observar su trabajo. Encontraron agua limpia y comenzaron a beber.

— Ahora luce genial, ¿no? – Comenta satisfecha al ver el trabajo – no sabía que limpiar un jardín podía traerme tanta alegría.

— Me alegra que pienses así – dice mientras observa el jardín también – porque este jardín representa a tu alma.

Ella lo mira un poco confundida, así que espera a que continúe hablando.

—Cuando llegamos pudiste observar como las espinas y la hierba mala bloqueaban el camino hacia la casa. Las hierbas malas y las espinas son los viejos rencores que llevas guardados dentro de ti, que impiden la entrada a tu corazón. – Luego la observa unos momentos – es tu trabajo continuar limpiando y podando el jardín para que esto no se convierta en una jungla de emociones que dentro de poco no podrás controlar más. Pero no sólo eso, sino que también debes cuidarlo de las plagas que personas maliciosas quieren sembrar en tu jardín. El jardín de tu alma.

Carol se queda pensativa mientras lo escucha y después suspira.

— La plaga no la voy a poder evitar, y el jardín no puedo cuidarlo todo el tiempo. Tengo demasiado trabajo como para detenerme a mirar qué hace falta por hacer.

— Si descuidas el jardín, después no podrás entrar a tu casa, así que, ¿de que serviría trabajar para mantener la casa si luego no podrán entrar?

Ella asiente comprensiva y después de un rato decide hacer otra pregunta.

— Desde hace rato has estado mencionando que impido el paso de alguien a mi casa, ¿a quién te refieres? ¿A mi madre?

— No sólo a ella. – Se pone de pie y bebe otro poco de agua – vamos, que debemos limpiar la casa y aún faltan muchos lugares a los que debemos ir.

Se pone de pie también y lo mira.

— ¿Para qué? ¿Va a venir alguien?

Él asiente y deja el sombrero en una rama del árbol.

— El invitado de honor, por el que venimos a este lugar. Dijiste que querías conocer al Autor del libro, ¿no es así?

Carol se queda sorprendida y un poco aturdida.

— ¿Lo vamos a conocer por fin?

Jack guarda silencio unos momentos y la mira.

— No, él ya te conoce. Digamos que tú lo vas a conocer a Él. – sonríe y se encamina hacia el frente, seguido de una emocionada y aturdida Carol.

— ¡Es fantástico! Terminemos lo antes posible.

— No vendrá ahora mismo, Carol. Además, hay más lugares que debemos visitar primero. Antes de limpiar la casa debemos dar un recorrido por tus recuerdos – dicho eso, sacó el reloj de bolsillo que llevaba y se abrió otra puerta de la nada. Como postes de madera plantados en medio del jardín. Cruzaron la puerta y el jardín de rosas desapareció de su vista.

El libro de las memoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora