Todos me miraban confundidos y preocupados. Mi cabeza estaba sobre el regazo de Dani. Ella acariciaba suavemente todo mi rostro, al momento de sentarme me ayudó.
- ¿Qué te sucedió?- preguntó Johan- te desmayaste por unos segundos.
- No....no lo sé- llevé mis manos a mi cabeza, aún me dolía un poco- la cabeza y el pecho comenzaron a dolerme, luego todo se volvió negro y desperté.
- Esto no es normal, será mejor que regresemos a casa y descanses- dijo Mia.
Asentí. Ella tenía razón, no era normal que me sucediera tantas cosas en menos de 48 horas y todas relacionadas con Ana.
Nuevamente, con ayuda de Dani, me levanté, fue de manera lenta pero eso no evitó que todo me diera vueltas y me tambaleara.- Está muy mal- dijo Dani con preocupación- no puede ni mantenerse de pie por sí sola.
- Sí puedo, solo esperen un poco- hablé.
Cerré los ojos por un momento con intención de que aquel síntoma desapareciera pero al parecer lo empeoró, ya que todo lo comencé a ver borroso y no podía distinguir nada a mí al rededor.
- Su reina ha vuelto.
Recordé esas palabras. Sabía que no era un recuerdo y sé que esa voz se me hace muy conocida pero no logro recordar a quién pertenece.
No importa quién haya vuelto, algo dentro de mí me decía que no significaba nada bueno.- D-debo ha-hablar..- tomé un respiro- con la reina..- tomé otro respiro- es im- importante- les dije.
- Lo harás, pero primero debes descansar- asentí ante lo que dijo mi hermana.
- Yo la llevaré- dijo Johan.
Sino reconociera su tono de voz no sabría quién me cargó. Lo primero que hice fue apoyar mi cabeza en su hombro, la sentía muy pesada y el dolor no ayudaba en nada.
Comencé a sentir mis párpados pesados y cada vez se volvía más difícil mantener mis ojos abiertos. Al momento de cerrarlos caí en un sueño profundo.
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Un roma a vainilla y tierra mojada llenó mis fosas nasales, sabía perfectamente a quién pertenecía ese aroma, era imposible que lo olvidara.Abrí mis ojos y la vi acostada, a mi lado, durmiendo abrazada a mí. Sonreí ante aquella imagen.
Supuse que era muy tarde por la oscuridad que había y el silencio que había en la casa.
Con delicadeza acaricié el rostro de Dani mientras lo analizaba y guardaba en mis recuerdos cada facción, quería que ella estuviera impregnada en mis pensamientos, que al momento de cerrar los ojos sea ella lo vea.
Estuve admirando la dormir un rato más y luego me levanté de la cama tratando de no despertarla, al hacerlo fue cuando me percaté que estaba en ropa interior. Tomé unos shorts deportivos y sin hacer mucho ruido salí de la habitación, bajé hacia las cocina en busca de algo que comer porque moría de hambre.
Busqué algo en el refrigerador y por suerte encontré comida que solo debía calentar. Me serví en un plato, lo coloqué sobre la palma de mi mano y dejé que las llamas fluyeran, era la única manera de no hacer ruido y no quemar algo. Cuando estuvo listo tomé una cuchara y me fui al comedor a sentarme y comer.
Daniela.
Desperté cuando sentí caricias en mi rostro, sabía que era Poché, era la única que estaba a mi lado y la única quemé miraba de esa manera intensa. Luego de un rato se levantó, hizo algo y después salió de la habitación, en ese momento fue cuando abrí mis ojos.
Estuve acostada un poco más, después me levanté y bajé en busca de Poché
- Pareces ratón comiendo a estas horas- murmuré cuando la ví.
- Tengo mucho hambre así que por eso bajé- habló en el mimo tono que yo.
Se levantó y se acercó a mí.
- ¿Cómo te sientes?- llevé mi mano a su rostro y con el pulgar acaricié su mejilla.
- Ya estoy mejor- llevó su rostro a mí cuello e inhaló profundamente- me encanta como hueles.
- ¿Ah así? ¿Y a qué huelo?- pregunté divertida.
- Al amor de mi vida- sentí como sonrió
Mordió un poco mi cuello y luego pasó su lengua para aliviar el dolor. No me molestó su acción pero si me tomó por sorpresa.
- ¿Me acompañas a comer?- me preguntó mientras regresaba a la cocina.
No respondí pero caminé atrás de ella.
- ¿Por qué me mordiste?- evadí su pregunta.
- Instinto- se encogió de hombros- ¿Te molestó?- negué- bien- sonrió- ¿Me acompañarás a comer?- asentí.
Sirvió comida en el plato, lo coló sobre la palma de su mano y las llamas fluyeron de ellas.
- ¿Por qué lo calientas así?- pregunté con curiosidad.
- Porque así no quemaré nada y no haré mucho ruido- hizo su movimiento característico de hombros- listo, ya está- me entregó mi plato.
Regresamos al comedor, esperé a que se sentara para yo hacer lo mismo pero en sus piernas. Pareció agradarle aquella acción ya que me dio un beso en la mejilla.
Comimos en silencio mientras nos dábamos sonrisas complices y miradas llenas de amor.
- Hace tiempo que no tenía una comida tan fantástica cómo esta- confesó luego de un rato en silencio- estar aquí, en una manada, a veces puede ser complicado. Así cómo ustedes tienen guerras, también nosotros las tenemos y suelen ser tan debastadoras como las suyas. Algunos días son tranquilos pero cuando menos te lo esperas estás peleando por tu vida, la de tu familia y la de tu comunidad- comenzó a jugar con mis dedos y apartó su mirada de mí- la primera vez que Ana tuvo control sobre mí muchas personas terminaron heridas, sin hogar y sin pertenencias y 5 personas perdieron la vida. Murieron quemadas- su voz comenzó a quebrarse.
Llevé una de mis manos a su nuca y comencé a darle pequeños masajes. No quería decir nada, sabía que quería desahogarse y yo estaba dispuesta a escucharla, apoyarla y consolarla.
- Cuando comprendí lo que me sucedía, cada día que pasaba temía por la vida de los demás así que me alejé de todos, no permitía que nadie estuviera a más de 10 metros de mi, hasta que mi familia y mis amigos hablaron conmigo- una lágrima resbaló por su mejilla- recuerdo que estaba en el bosque, sentada debajo de un árbol llorando porque los recuerdos de aquel día seguían torturando me. Cada que cerraba los ojos podía ver todo de nuevo, todo se repetía una y otra vez. En ese momento yo tenía tan solo 7 años- sentí una presión en el pecho y un nudo en la garganta al saber eso- estaba aterrada, no quería dañar a nadie así que había decidido escapar. Los demás al darse cuenta de ello comenzaron a buscarme por toda la manada, sus límites y más allá de ellos hasta encontrarme- volvió a mirarme- esa noche no solo dejé ayudarme sino que encontré un motivo para no dejarme vencer por Ana y creo ya haberlo mencionado antes- rió un poco para luego ponerse seria- necesito que me prometas algo- me tomó de las manos- pase lo que pase quiero que recuerdes la mejor versión de mí, que al más mínimo peligro te irás y te alejarás de mí y si es necesario tendrás que lastimarme.
Quité mis manos y me puse de pie, alejándome de ella.
- No puedes pedirme eso- me negué.
Se levantó y volvió acercarse a mí.
- Se que es mucho lo que pido y que es difícil, pero solo necesito saber que ante cualquier aparición de Ana te pondrás a salvo, que sin importar como esté tu te irás- en su mirada podía ver lo difícil que era para ella pedirme eso.
Luego de un momento, mirándola a los ojos y pensando en lo que me pidió, hablé.
- Está bien, te lo prometo.
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Mi Guardián
FanfictionUna guerra (Luz contra obscuridad) Una venganza (por muerte de un ser amado) Una salvación (Una chica) Un amor Y un solo destino (La muerte)